Por Enrique Fernández
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“Chile es visto desde el exterior como un país confiable, seguro y atractivo para invertir. Nuestras instituciones son fuertes, las reglas se cumplen y las diferencias se resuelven con más democracia”, dijo Boric. Para afianzar esa imagen, el próximo domingo emprenderá una gira europea que lo llevará hasta Alemania, Suecia, Suiza y Francia, junto a una comitiva de ministros, parlamentarios y hombres de negocios.
Existe sin embargo una visión distinta sobre el futuro, en la perspectiva de los 20 meses que faltan para que el presidente más joven que ha tenido Chile (38 años) entregue el gobierno a un sucesor. En tan poco tiempo ¿será posible que cumpla con algunas de las metas que se propuso hace tres años, cuando era candidato? Entre ellas, la condonación de las deudas del crédito educacional con aval del Estado, CAE, entre los cuales figuran 65 autoridades y funcionarios públicos. O el pago de la deuda histórica a los profesores, o el aumento de las pensiones a los jubilado, o la reforma al sistema de salud dominado por las aseguradoras privadas (isapres).
Fue el propio mandatario quien encendió las llamas de la controversia, cuando en su cuenta pública anunció que propondrá al Congreso una “ley de aborto legal”, que la mayoría de los actores políticos interpreta como aborto libre. Aunque se desconocen los alcances del proyecto, es obvio que ampliaría el límite de las tres causales para interrumpir un embarazo, establecidas en la ley promulgada durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet, en septiembre de 2017.
No fue una sorpresa que la derecha en su totalidad rechazara esta idea, que “atenta contra la vida del que está por nacer”. Para un observador extranjero puedo resultar insólito el argumento, viniendo de quien viene. Fueron los partidos de la derecha conservadora los que promovieron el golpe de Estado de 1973 y los que apoyaron la dictadura que se instaló durante 17 años, con un trágico saldo de más de 3.000 muertos y desaparecidos, incluyendo algunos que estaban “por nacer”.“El presidente se equivoca”, advirtió el senador Iván Moreira, uno de los más fieles partidarios de esa dictadura en su condición de miembro de la UDI (Unión Demócrata Independiente).
“El mundo evangélico, el mundo cristiano, la ciudadanía, no van a apoyar este proyecto y claramente el anuncio es un golpe bajo”, agregó Moreira.
Aunque la Democracia Cristiana (DC) aparece más cerca del gobierno izquierdista, sus orígenes ideológicos provienen de las encíclicas papales, desde la “Rerum Novarum del papa León XIII en 1891. En todas ellas, la Iglesia Católica defiende el derecho a la vida y se opone a la interrupción del embarazo.
Por eso, el segundo vicepresidente de la Cámara de Diputados y miembro de la DC, Eric Aedo, afirmó que “es casi una invitación del presidente de la República a que la Democracia Cristiana sea parte de la oposición”.
Más próximo al gobierno, el Partido Socialista tampoco se muestra dispuesto a entregar sus votos en favor de una ley de aborto, que el senador Fidel Espinoza considera como “un tema que no tiene viabilidad política en el Parlamento”.
La misma advertencia formula el senador socialista y expresidente del Colegio Médico, doctor Juan Luis Castro, porque el debate parlamentario debería centrarse en asuntos más urgentes, como “los problemas de seguridad, las reformas sociales, salud, pensiones y en los problemas económicos”.
Cuando el presidente Boric vislumbra “un futuro auspicioso”, la suya parece más la expresión de un deseo que la certeza de que Chile vivirá un clima político alejado de controversias banales. Tan banales como la existencia o no del “gabrielismo” o el profundo valor del “Perro Matamacos”. Por eso, el mandatario admitió que no tiene un optimismo completo:“A veces -dijo en su discurso-, miro con frustración a quienes parecen querer agravar los problemas, no resolverlos; a quienes se niegan a encontrar soluciones para tratar de probar que tenían razón, o para ganar algunos puntos en la encuesta semanal. Creo que todo Chile se alegraría si dejáramos de lado la rabia y nos enfocáramos, colaborativamente, a resolver los temas de importancia nacional”.
Es el tipo de debates que revela la pobreza intelectual de una clase política que se formó en un sistema educacional carente de contenido cívico y humanista, sin que ningún gobierno le haya prestado atención.
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