Una de
las situaciones más dramáticas se vive en la ribera del río Curanilahue, en la
región del Biobío, donde más de 5.000 personas se han visto obligadas a
abandonar sus casas por inundaciones, luego de que cayera en pocas horas el
total de lluvia que normalmente cae en un año. En la misma región, otras 400
familias debieron igualmente abandonar sus casas por el desborde de otro de los
ríos que existen en la región central de Chile.
Más al
norte, en el Maule, un hombre falleció durante la madrugada tras recibir el
impacto de un poste de electricidad que cayó como consecuencia del fuerte
viento que en algunos puntos ha superado los 80 kilómetros por hora.
En
Santiago, en tanto, las grandes avenidas se han transformado en torrentes al
acumularse “grandes bolsas de aguas” en parques y jardines mientras que en las
poblaciones o campamentos irregulares, los barrizales y los desprendimientos
han dejado a decenas de personas sin refugio en sus precarias viviendas.
La Dirección Meteorológica de Chile emitió una inusual
"alarma climática": el máximo nivel de advertencia a la población por
las intensas precipitaciones y vientos de las últimas 48 horas. La emergencia
abarca a 14 de los 20 millones de chilenos que viven en cinco de las 16
regiones del país: Coquimbo (norte), Valparaíso y Metropolitana, (centro) y
O'Higgins, Ñuble y Biobío (centro-sur).
"Estas lluvias van a continuar de forma muy fuerte y lamentamos un primer fallecido", dijo el presidente Gabriel Boric, en un mensaje enviado desde Suecia, donde se encuentra de visita oficial acompañado de siete ministros de su cartera.
La
ministra del Interior y vicepresidenta de Chile, Carolina Tohá, se trasladó
hasta Curanilahue para evaluar los daños. Antes de subir al avión, informó que
para agilizar el despliegue de recursos se decretó estado de
"catástrofe" en las cinco regiones del país más golpeadas por las
lluvias.
El frente
frío está acompañado "de un río atmosférico" categorizado entre 4-5
en una escala de máximo cinco, por la cantidad de vapor de agua disponible, lo
que "aumenta considerablemente la cantidad de precipitaciones esperadas”,
según la Dirección Meteorológica. El fenómeno azota a una zona de Chile que
sufría una intensa sequía desde hace quince años.
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