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miércoles, 29 de enero de 2014

29-1-2014-KRADIARIO-885
MUERTA LA NACIÓN, VIVA LA NUEVA AURORA
Por Giacomo Marasso
Sebastián Piñera se dio el gustito, mató el diario de gobierno La Nación. Y sin sorprender a nadie.
Hay que recordar que durante toda su campaña electoral anunció claramente sus intenciones de eliminar esta empresa periodística privada con participación del Estado, sus modernos talleres y el medio de prensa escrita que tradicionalmente reflejaba los puntos de vista del Gobierno de turno.

Por eso su accionar desde la Moneda fue siempre conducente a desarmar parte por parte este pequeño conglomerado. Piñera, a través de su “vicario”, Daniel Platowzky, ni siquiera tuvo miramientos con el patrimonio cultural histórico que representaban el edificio de la Plaza de la Constitución y el archivo histórico del diario.Los vendió y a toda velocidad. Caso cerrado.

Hoy que soplan los vientos del nuevo ciclo, comienza a tomar mucho sentido la propuesta surgida de la reflexión del Colegio de Periodistas: hacer en el ámbito de la prensa escrita – caracterizada por una perniciosa concentración que tomó la forma de duopolio informativo y publicitario – lo que la transición política hizo en la industria televisiva, convertir el antiguo canal de Gobierno, Televisión Nacional, en un medio público, autónomo y pluralista. Y nunca más un medio gobiernista.
En la misma dirección, Michelle Bachelet hace poco más de una semana expresó que aspira a que “Chile tenga bienes públicos en los medios de comunicación, totalmente públicos, tanto en los medios como en la televisión.” (domingo 20 de enero 2014).
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La creación de un diario público con estatuto especial se inscribe con absoluta naturalidad en la nueva idea que inaugura el gobierno de la Nueva Mayoría, en una transformación que signifique la construcción junto a la ciudadanía, las empresas, los sindicatos, los profesionales, los académicos y los parlamentarios, de una Nueva Ley Integradora de las Comunicaciones Sociales, que ponga fin a la dispersión de normas que sólo responden a intereses corporativos y económicos, que sitúe los derechos ciudadanos en su articulado principal, siguiendo el mandato de las Convenciones y Tratados internacionales que Chile ha suscrito.
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El caso a caso y la atomización de las normas legales sobre la Prensa, los medios y la información y la falta de empoderamiento de la ciudadanía en sus derechos informativos han pasado a ser los obstáculos antidemocráticos más importantes a superar en el actual momento que vive Chile en el ámbito de las comunicaciones.
De esta manera podremos apreciar el panorama completo de este mundo variopinto que nos muestra las radios comunitarias, la Televisión Digital, los medios tradicionales, los medios digitales, las redes sociales y el ajustado y correcto desempeño de la profesión de informar, puesta al servicio del crecimiento humano y del bien común de los chilenos.
No para controlar ni para dominar. Todo lo contrario, para inhibir cualquier intento grupal de establecer formas de dominio sobre la audiencia.

Favorezcamos responsablemente la libre circulación de la información y el empoderamiento ciudadano de esta importante dimensión de nuestra vida social, las comunicaciones.
Es del caso proponer que el medio público de prensa escrita e impresa refleje en su nombre el nuevo ciclo político, recogiendo la tradición histórica del primer periodista chileno, Fray Camilo Henríquez.

Que nazca el diario público La Nueva Aurora, fuerte señal de transformación nacional así como lo hiciera La Aurora de Chile en los albores de la Patria que nacía. Viva La Nueva Aurora.

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