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miércoles, 12 de septiembre de 2012

LA SECTA MOON

Por Abraham Santibañez

La muerte del reverendo coreano Sun Myung Moon, a los 92 años, ha dejado abierta la duda acerca del futuro de la Iglesia de la Unificación, universalmente calificada como una secta. La organización se hizo notoria en los años setenta y ochenta debido a la costumbre de celebrar matrimonios multitudinarios entre fieles de distintos países. Se estimaba como un intento de publicitar su carácter internacional.

Para sus seguidores, Moon era el nuevo Mesías. Joshua Cotter, director de la rama en Estados Unidos de la Iglesia, señaló que el reverendo “vivió una existencia única de devoción a Dios y a la voluntad de Dios por salvar a la humanidad”.

Estas creencias están contenidas en el libro ‘El Principio Divino’. Allí se explica que un hombre nacido en el siglo XX en Corea –Moon, obviamente- recibió el mandato de gestionar la segunda venida de Cristo a la tierra.

La misión, sin embargo, se vio empañada porque en los años de la Guerra Fría Moon alineó agresivamente a sus seguidores (los “moonies”) en las filas del anticomunismo más recalcitrante. Simultáneamente puso en marcha una gigantesca y rentable red industrial y financiera. En 1990 los moonies iniciaron la compra de tierras en Mato Grosso do Sul, Brasil, calificadas como el nuevo Jardín del Edén. Se adquirieron 200.000 hectáreas de tierras de cultivo y pusieron en marcha proyectos de construcción. En un giro político sorprendente, en 1992 la Iglesia estableció lazos comerciales con Corea del Norte y se convirtió en dueña de una fábrica de automóviles (Motores Pyeonghwa), un hotel y otras propiedades. En 2007 se fundó el “Centro Mundial de la Paz” en Pyongyang. Eso explica por qué Hyung Jin Moon, hijo menor del fallecido reverendo, viajó a Corea del Norte para recibir las condolencias de ciudadanos y autoridades del país.

El número de sus seguidores, según los cálculos del diario Le Monde, llega a tres millones de personas en 194 países. También emprendió aventuras periodísticas, como el periódico Tiempos del Mundo, en Chile.

Pero no han estado exentos de problemas.

A comienzos de la década de 1970 se instalaron en Estados Unidos. Entonces se acusó a los responsables del movimiento de lavar el cerebro de los jóvenes con engañosas estrategias de reclutamiento. Más grave fue que en 1981 el propio Moon estuvo encarcelado durante un año por evasión tributaria.

En Francia Miviludes, un organismo interministerial, sostuvo en 1990 que la Iglesia de la Unificación es “un movimiento de carácter sectario... con un mensaje apocalíptico que predica la inevitabilidad (y la necesidad) de una tercera guerra mundial”, cuyo resultado será “la destrucción final del comunismo y el advenimiento de la soberanía divina”.

No está claro si esta fue la razón por la cual, a fines de 2003, el gobierno chileno le negó la personalidad jurídica. Conforme una información de La Tercera, el representante de Moon, el abogado Juan Carlos Saavedra, dijo entonces que buscaban operar en Chile por medio de una fundación sin fines de lucro y celebrar matrimonios religiosos, tal como lo permite la actual Ley de Matrimonio Civil.

Tras ese tropiezo el proyecto no siguió adelante.

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