“Noam Chomsky denuncia a su viejo amigo Hugo Chávez por ‘asalto’ contra la democracia”. El título de la nota publicada por el diario británico The Guardian el domingo pasado desató una ola de idas y vueltas entre chavistas y antichavistas. El lingüista estadounidense había escrito una carta abierta a los venezolanos para pedir por la liberación de la jueza María Lourdes Afiuni, detenida en Caracas desde 2009 y contra quien Chávez exigió 30 años de condena por haber liberado a un banquero detenido sin condena y que el régimen consideraba corrupto.
La dramática historia de esta mujer que enfermó de cáncer en la cárcel y a quien se le negó atención médica especializada, se reactualizó ayer cuando se rechazó que se le iniciara un juicio oral porque se consideró que su juez no era imparcial. Chomsky aclaró después que el diario inglés había malinterpretado su crítica al presidente venezolano, pero el lingüista no dudó en cuestionar la independencia de la justicia venezolana y aseguró que Chávez no debió ordenar esa detención.
La crítica de Chomsky no es cualquier crítica porque viene de uno de los intelectuales que más apoyó al gobierno chavista, y tampoco es cualquier caso el de la jueza Afiuni. La magistrada fue detenida el 10 diciembre de 2009 por haber liberado al banquero Eligio Cedeño. La jueza consideró –según el artículo 244 del Código Procesal Penal– que no puede mantenerse privado de libertad a nadie por más de dos años sin sentencia condenatoria. Tras su liberación, Cedeño se fue del país y Afiuni terminó en la cárcel.
La sorprendente medida se produjo después de que Chávez calificara a Afiuni de “bandida” y que debía ser castigada con “pena máxima de 30 años”. Según el régimen, había recibido dinero para ayudar al imputado pero no se informó sobre pruebas de ese delito. La ex jueza denunció haber sido golpeada y acosada en la cárcel, donde había mujeres que condenó, y que no recibió tratamiento médico para su enfermedad.
A fines del año pasado se inició un movimiento internacional en su apoyo. Y, a principios de 2011, se le dictó prisión domiciliaria y se le permitió acudir a un hospital oncológico. Chomsky envió a varios medios de comunicación una carta en apoyo a la jueza.
“La jueza Afiuni –escribió– ha sufrido demasiado. Ha sido objeto de actos de violencia y humillaciones que minan su dignidad humana. Estoy convencido de que debe ser liberada, no sólo por sus condiciones físicas y sicológicas, sino de conformidad a la defensa de la dignidad humana que la revolución bolivariana presenta como una meta”.
En la entrevista con The Guardian ( www.guardian.co.uk/world/2011/jul/04/noam-chomsky-venezuela ), Chomsky asegura que cualquier concentración de poder por parte del Ejecutivo de un país, salvo determinadas excepciones como una guerra, es un asalto a la democracia. Chomsky dice que éste es un “debate legítimo” para dar en Venezuela, pero que en su opinión “esto no sucede”. En otro párrafo critica la acción de Chávez contra la jueza.
Ante la pregunta del diario sobre la falta de independencia judicial en Venezuela, Chomsky dijo: “No lo he investigado de cerca. Mi sospecha es que el poder judicial no es tan independiente como debería ser.” Desde hace un año, Noam Chomsky trabajó con el Centre for Human Rights Policy de la Universidad de Harvard en este caso. Y explicó que había enviado varias cartas al gobierno venezolano en privado y que no fueron respondidas. Por eso hizo pública la del domingo.
Es profesor emérito en el Instituto Tecnológico de Massachusetts y una de las figuras más destacadas de la lingüística del siglo XX. A lo largo de su vida, ha ganado popularidad también por su activismo político, caracterizado por una visión crítica de las sociedades capitalistas y socialistas. Se define como anarquista o socialista libertario
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