Los restos mortales del lugarteniente del dictador alemán Adolfo Hitler, Rudolph Hess, fueron exhumados en el cementerio local de la localidad de Wunsiedel, en el sur de Alemania, para ser incinerado y lanzar luego sus cenizas al mar.
Así lo confirmaron familiares de Hess, quien murió en 1987 como último reo de la cárcel berlinesa de Spandau, señala hoy el diario "La Vanguardia" de Barcelona. .
Un portavoz de la Parroquia de Wunsiedel dijo que de acuerdo a la información de sus familiares la medida habría sido adoptada para terminar con las peregrinaciones diarias de neonazis a la tumba del ex jerarca del nacionalsocialismo.
La exhumación se efectuó justo en la semana en que grupos nazis recuerdan el 67 aniversario del fallido atentado frustrado contra Hitler ocurrido el 20 de julio de 1944. Este hecho fue perpetrado por un grupo de oficiales encabezados por Claus Schenk von Stauffenberg con la intención de eliminar al “Führer”.
En Alemania se conmemora esta fecha como símbolo de la resistencia contra Hitler y el nacionalsocialismo. Es por eso que fue elegida para hacer desaparecer los restos del ex jerarca del nazismo.
De acuerdo con la familia, los restos de Hess serán incinerados para posteriormente esparcir las cenizas en alta mar.
La miserable vida de Hess
Hess, un hombre solitario, conoció a Hitler en una manifestación política en Munich en 1919, quedando impresionado por la figura del “Führer” a quien le juró lealtad hasta la muerte y así ocurrió. En los momentos en que Alemania preparaba el asalto a la URSS y en donde además perdería en el mes de mayo de 1941 en el Océano Atlántico uno de sus mejores acorazados, el Bismarck, Hess voló (en solitario) en un bimotor Bf 110 Messerschmitt desde Augsburgo rumbo a Escocia el 10 de mayo de 1941. Logró burlar la vigilancia británica y se lanzó en paracaídas, donde fue hecho prisionero pese a sus argumentos de que había ido allí para iniciar conversaciones de paz. Hess era un experto piloto de Bf 110 y preparó su propio aparato para dicho vuelo.
Hay muchas elucubraciones al respecto. Algunos argumentan que era un plan premeditado del propio Hitler para buscar la paz con el Reino Unido, ya que tras la Operación Barbarroja tendría que lidiar en dos frentes. Otros creen que fue una iniciativa propia, de la cual el Führer tenía algún conocimiento y, aunque se mantuvo al margen, tampoco la obstaculizó.
Hess permaneció en el Reino Unido como prisionero hasta que terminó la guerra en mayo de 1945, fecha en que fue devuelto a Alemania pero como criminal de guerra.
Fue juzgado en Nuremberg a causa de todas las decisiones que tomó y firmó en su cargo de ministro durante el régimen nazi, siendo condenado a cadena perpetua el 1 de octubre de 1946 y recluido en la prisión de Spandau, en la zona aliada de Berlín.
Tras la puesta en libertad de Albert Speer en 1966, Hess quedó como único preso de la cárcel de Spandau durante más de 20 años, hasta su muerte. En los años 80, el caso Hess dividió a la opinión pública británica acerca de la posibilidad de excarcelarlo, pero la justicia hizo oídos sordos a estas corrientes de opinión, empecinándose en mantener en prisión a Hess a pesar de los gastos que originaba a la Corona por su manutención e infraestructura carcelaria.
Hess, convertido en un anciano débil y senil, murió con 93 años de edad el 17 de agosto de 1987. La autopsia determinó que había muerto por estrangulamiento, afirmando que se trataba de un suicidio. La familia dudó de la tesis oficial y encargó una segunda autopsia, que determinó que su muerte fue por asfixia y no por suspensión. El misterio rodeó la muerte de Rudolf Hess, dudándose entre la tesis oficial (el suicidio) o el asesinato.
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