Si demócratas y republicanos no llegan a un acuerdo en Estados Unidos para que el Congreso eleve el límite legal de endeudamiento del gobierno, este gigante occidental podría declararse en default, lo que significa incapacidad de pago de las deudas.
La deuda llegó a US$14 billones (US$14.000.000.000.000) el 16 de mayo, pero la administración de Barack Obama se las ha arreglado para seguir operando gracias a una alta recaudación impositiva y a que ha hecho malabarismos con sus cuentas.
Hasta ahora las agencias calificadoras de riesgo habían eludido pronunciarse sobre la abultada deuda pública de Estados Unidos, la mayor del mundo. Pero la situación parece haber cambiado en las últimas horas, y los observadores alertan que las consecuencias para la economía global podrían ser enormes.
Una de las agencias calificadoras de riesgo, Moody's, advirtió que podría bajarle la nota al país, hoy AAA, por la "creciente posibilidad" de que entre en cesación de pagos o default.
La agencia explicó que Estados Unidos podría retroceder un escalón en su rating ante la posibilidad de que demócratas y republicanos no lleguen a un acuerdo para que el Congreso eleve el límite legal de endeudamiento del gobierno.
Las calificaciones de Moody's van de la AAA a la C:
AAA: excelente, riesgo mínimo
AA: muy buena, bajo riesgo
A: buena, bajo riesgo
BAA: adecuada, riesgo moderado
BA: riesgo sustancial
B: riesgo alto
CAA: riesgo muy alto
CA: posibilidad o cercanía de un default
C: en default
Moody's es la primera de las tres mayores agencias calificadoras de riesgo estadounidenses que pone bajo revisión la nota de la mayor economía del planeta. Las otras dos son Standard & Poor's y Fitch, que en este caso podrían seguir también los pasos de Moody’s.
En caso de un entendimiento político, este debe producirse antes del 2 de agosto. Sin embargo, analistas estadounidenses aseguran que ambos sectores políticos llegarán a un acuerdo porque ninguno estaría dispuesto a permitir que la primera potencia mundial caiga tan bajo. El 2 de agosto, el gobierno debe pagar los intereses de bonos que emitió para obtener fondos. Si no se sube el tope de la deuda, la administración de Obama podría verse en dificultades para hacer frente a sus obligaciones financieras, ya que para realizar nuevos pagos debería reorganizar nuevamente sus cuentas o bien endeudarse aún más.
Un supuesto default
En caso de un default, las propias calificadoras, al igual que los analistas y los actores políticos y económicos estadounidenses, coinciden en que los efectos pueden ser devastadores. Para empezar, la deuda pública de Estados Unidos equivale a un quinto de la producción mundial. Esto por si sólo -dicen- basta para que una cesación de pagos genere una tormenta en la economía global. "Si Estados Unidos decide no pagar su deuda, habría pérdidas cuantiosas para China y para muchos otros acreedores internacionales". El propio presidente de la Reserva Federal (o Fed: Banco Central de EE UU), Ben Bernanke, reconoció que una cesación de pagos podría derivar en una "crisis de grandes proporciones. Podría provocar temblores en todo el sistema financiero", advirtió ante el Congreso.
Además, podría esperarse un fuerte debilitamiento del dólar, la moneda de referencia para muchos bancos centrales del planeta. Igualmente Estados Unidos también podría caer en recesión y arrastrar al resto del mundo, por su peso específico como actor económico y su importancia como gran comprador en el comercio global".
Los demócratas buscan el si de los republicanos para poder regularizar el plan de pago a los acreedores. Sin embargo, para los republicanos esto tiene un precio que consiste en una fuerte reducción del gasto fiscal, lo que para los demócratas sería acabar con una serie de programas sociales. Esto los perjudicaría en la campaña electoral ya en marcha con la que persiguen reelegir a Obama en las próximas presidenciales.
Otros datos de la economía estadounidense:
El gobierno de EE.UU. tiene actualmente un déficit presupuestario de US$1,5 billones. Para hacer frente a él, se ha visto obligado emitir títulos del tesoro, bonos y otros instrumentos financieros.
La deuda pública ascendió a US$14,3 billones en mayo. Cuando Barack Obama asumió la presidencia en enero de 2009, la cifra era de US$10,6 billones.
El Congreso votó por elevar el límite del endeudamiento diez veces desde 2001.
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