- Lo que piden es imposible –asegura en el céntrico café un canoso parroquiano. Afuera se escucha el bullicioso coro de un grupo de estudiantes que exigen una verdadera reforma de la educación.
- Es imposible –insiste-. ¿Cómo se les ocurre que van a estudiar gratis? ¿Acaso quieren que el Estado se haga cargo de los colegios y universidades?... ¡Están locos!
- Pero a veces, mi amigo, lo imposible sucede –le responde un contertulio-. ¿No se acuerda acaso de lo que ocurrió con el cobre? ¿Y no se ha dado cuenta de que hoy los muchachos están pidiendo la renacionalización del cobre?
El otro prefiere guardar silencio y se concentra en su taza de aromático café.
Ley de nacionalización del Cobre de Salvador Allende (Foto wikipedia) |
En medio de esas circunstancias, ¿quién se habría imaginado que la nacionalización del cobre, la medida más revolucionaria del Presidente Allende, contaría con los votos de la derecha, aliada del gran capital norteamericano y celosa defensora de la propiedad privada y la libre empresa? El Gobierno del Presidente demócrata cristiano Eduardo Frei Montalva (1964-1970) había acordado una “nacionalización pactada” con las compañías norteamericanas. De ese modo el Estado chileno se asociaba con ellas para la explotación de los yacimientos.
El proyecto de Allende, en cambio, consideraba la nacionalización “sin apellido” de las cinco grandes minas del país: Chuquicamata, La Exótica y El Salvador -en poder de la Anaconda Copper Mining-; Andina -en manos de la Cerro Corporation-, y El Teniente -explotada por la Braden Copper, filial de la Kennecott Copper Corporation-. Uno de los grandes fundamentos de la propuesta era la cifra de 3.700 millones de dólares que esas empresas obtuvieron de ganancias entre 1930 y 1969.
“Quiero destacar que 3.700 millones de dólares es el 40% de la riqueza total de Chile, del esfuerzo acumulado durante 400 años por todos los chilenos”, señaló Allende, cuando el 21 de diciembre de 1970 firmó el proyecto de reforma constitucional que posibilitaría la nacionalización.
¿Por qué una reforma constitucional? Porque era necesario establecer en la Constitución Política que sólo el Estado tendría derecho de propiedad sobre los yacimientos. Por eso, junto con firmar el proyecto, el Presidente planteó un desafío adicional:
“Yo reclamo –dijo- que estén junto a nosotros aquéllos que no tienen nuestro mismo domicilio político ni nuestras mismas ideas, pero que piensan en Chile y en su destino. El paso que vamos a dar, absolutamente dentro de los cauces legales, seguramente será distorsionado a escala internacional y también resistido por un grupo pequeño de malos chilenos”.
Es decir, el mandatario quería que la reforma fuera aprobada por la unanimidad de los 45 senadores y 147 diputados, incluso con el voto favorable de los sectores más conservadores. Y así ocurrió, cuando el Congreso Pleno aprobó su proyecto, con 188 votos a favor y ninguno en contra.
Cuarenta años después, las grandes minas nacionalizadas aquel domingo 11 de julio siguen en manos del Estado, a través de la administración de CODELCO (Corporación del Cobre). Aunque más de alguien tuvo dudas sobre la capacidad de los ingenieros, técnicos y trabajadores chilenos, CODELCO tomó en sus manos la tarea y hoy es la principal empresa productora de cobre a nivel mundial.
Cuando los militares se alzaron contra el Presidente Allende, que se suicidó en el Palacio de La Moneda, emprendieron una serie de medidas para “restablecer la institucionalidad quebrantada”: devolvieron a sus antiguos dueños las tierras expropiadas por el Estado cuando se aplicó la reforma agraria, terminaron con la intervención estatal en bancos y empresas. Pero no se atrevieron a devolver las minas de cobre a las compañías norteamericanas, pese a que el golpe que instaló en el poder al general Augusto Pinochet contó con el respaldo de Washington y la CIA (Agencia Central de Inteligencia).
Lo que Pinochet hizo en cambio fue entregar “concesiones” a otras empresas extranjeras que llegaron a Chile para explotar nuevos yacimientos como La Escondida , Los Pelambres o Mantos Blancos. Los gobiernos de la Concertación siguieron ese mismo camino y dieron la bienvenida a los 18.000 millones de dólares que las compañías trasnacionales invirtieron entre 1990 y 2002.
Pero en forma paralela, CODELCO aportó a Chile beneficios por 5.799 millones de dólares en 2010 y en abril anunció un programa de inversiones por 17.500 millones de dólares para los próximos cinco años. Por eso los trabajadores de los yacimientos nacionalizados hoy ven el peligro de que CODELCO sea entregada a manos privadas y este lunes 11 de julio decidieron paralizar sus faenas, en señal de advertencia.
“Está en riesgo la empresa más importante de este país, y nos pueden jurar que no se privatiza, pero se están preparando para privatizarla", dijo el presidente de la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC), Raimundo Espinoza.
Los estudiantes secundarios y universitarios, por su parte, siguen empeñados en recuperar la educación pública, que el régimen militar entregó a inversionistas privados a partir de los años 80. Por eso convocaron a un paro nacional para el 14 de julio, el día de la Toma de la Bastilla y la Revolución Francesa. Pero los dirigentes estudiantiles van más allá y plantean ahora la “renacionalización” del cobre, para rescatar las minas que la dictadura de Pinochet entregó en “concesión” a capitales privados y financiar con esos recursos la gran reforma educacional.
- Imposible –vuelve a reflexionar el parroquianos del céntrico café-. Lo que no consiguieron con la Concertación menos lo van a lograr ahora.
- Entones, mi amigo -responde su interlocutor-, habría que recurrir al argumento de los estudiantes franceses que se tomaron París en 1968.
- No le entiendo. ¿De qué argumento me está hablando?
- Pues… de “la imaginación al poder”.
excelente compañero, excelente mirada.
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