CAMBIO DE MODELO ENERGÉTICO: ¿OPORTUNIDAD O RIESGO?
Por Milenka Krohne
Corresponsal en Alemania
Las cifras son alentadoras. Mediante energías renovables
Alemania evitó el año pasado la emisión de unos 148 millones de toneladas de
gases de efecto invernadero. Ha reducido la importación de combustibles
fósiles, que en 2013 sumó 8.300 millones de euros. Y más de la cuarta parte de
la energía actual es de origen renovable, un sector en auge que mueve mil
millones de euros anuales.
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Hans-Werner Sinn, presidente del Instituto Ifo en Múnich,
sin embargo, se muestra cauto, pues piensa que las renovables en este país han
tocado techo. "Sinceramente, no sé qué más podríamos hacer", publicó la Deutsche Welle.
Con las renovables, el suministro es impredecible y, sobre
todo, no hay opciones viables de almacenamiento. Pero al economista le preocupa
más el coste de oportunidad: no se pueden concentrar los recursos de un país
exclusivamente en el desarrollo de energías renovables. La prosperidad de
Alemania está en juego, protesta Sinn.
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De hecho, la irrupción de las renovables ha encarecido la
electricidad, como han podido notar también los particulares. Un tercio de la
factura eléctrica va a sufragar el coste de las renovables, más que en
cualquier otro país de Europa.
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"Si se estudia el coste de la energía en relación al
valor añadido bruto, entonces Alemania está entre el tercio de países en que
aquellos son menores", responde Martin Faulstich, presidente del Consejo
Asesor de Medio Ambiente. Al contrario que, por ejemplo, China. "Así que
el cambio de modelo energético no ofrece motivos para preocuparse por una
posible deslocalización", afirma.
Ni para las industrias más intensivas en energía, como la
siderúrgica o la química, ni, sobre todo, para las ingenierías clásicas, como
la industria automovilística o de maquinaria. "Su gasto en energía supone
menos de un 1% de sus costos de producción. No he oído que BMW, Mercedes, Audi
o VW se quejen por el coste de la energía".
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Las empresas también pueden bajar su factura energética
consumiendo menos. Harald Bradke del Instituto Fraunhofer para la Investigación
en Sistemas e Innovación en Karlsruhe, se lamenta: "Entre 1990 y 2000 la
industria fue el alumno aventajado en eficiencia energética, pero parece
haberse dormido en los laureles". En general, la industria ha mejorado su
eficiencia sólo un 0,7 por ciento en doce años.
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¿Una Alemania sin industria siderúrgica y química?
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Holger Lösch, de la Asociación Alemana de Industria advierte
de que sería imposible alcanzar el actual nivel de creación de valor con una
industria cien por cien limpia. "Yo siempre parto de que en Alemania
queremos crear más riqueza y para eso tenemos que conseguir más competitividad
y más valor añadido".
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Las energías limpias también ofrecen grandes oportunidades,
pero para eso hace falta un marco político estable y adecuado, invertir más en
investigación y desarrollo… y menos en la subvención de plantas existentes.
Sólo así puede la industria alemana, que vive de la innovación, seguir siendo
competitiva.
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