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lunes, 9 de julio de 2012

EL PERDONAZO A JOHNSON’S

Por Hugo Latorre Fuenzalida

“Los hombres se sirven de las palabras para ocultar sus reales pensamientos y de los pensamientos para ocultar sus injusticias”, decía Voltaire hace ya unos cuantos siglos, y eso se hermana con otros “decires”, que llevan a confirmar la vida como una mascarada de perfidia ornamentada y pretenciosa de intachabilidad moral y procedimental, que se pintarrajea en textos que postulan a la sacralidad de código y norma, y que predican estos sacerdotes del orden y del ordo, de la balanza y la “justa ceguera”.

Y esta doctrina numérica del éxito, aplastando la cabeza del mal, como Gabriel, “se ha hecho tan poderosa, que convierte el pus de sus pecados en cristalinas aguas de la montaña” (Robert Musil), capaz de lavar toda mancha, toda ofensa, con sólo esgrimir a la bestia del crecimiento como referencia del bien, aunque ese sea un crecimiento anormal por lo monstruoide y monstruoso.

Este país, que limita al centro con la injusticia, se tiene a un majadero por genio, y se pueden ver estos escándalos, de alevosa burla de toda mínima ética, como una funcionalidad anodina, de neutral formalidad reglamentaria.

En la experiencia concertacionista siempre supimos que se imponía la común cualidad del chileno medio de actuar de manera totalmente opuesta a lo que se piensa; pero, ahora, que impera una “nueva forma de gobernar” llegamos a concluir que en Chile se está actuando de manera exacta de cómo se piensa.

Y es así como hemos podido ver al Director del SII tratando de explicar y justificar lo inexplicable y lo injustificable; de pronto luce como un borracho alborotando en una ancha plaza vacía, sin nadie para contestarle, a no ser el eco de las piedras. Porque ¿quién se rebaja a oír lo que no merece audiencia?

El pueblo calla, pero toma nota en el “consciente colectivo”; ahí va quedando instalado ese repudio que espera su día para manifestarse. Mientras el Gobierno también guarda silencio, pero de impotente complicidad, pues se está cazando los dedos en sus propias leyes y en sus propios actos.

Porque no se corrompe sólo el que medra de sus actos de poder de manera inmediata, ya que hoy se corrompen con letra de cambio a fecha más lejana. Todo acto del cual se daña la fe pública y el interés de todos, ya incorpora una corrupción por acción y omisión.

Por lo demás, si queremos mirar el estricto espíritu y la rigurosa letra de la ley, los intereses de una deuda forman parte del capital adeudado, pues el interés corresponde al valor presente de la deuda contraída en tiempo pretérito, es decir es la simple actualización del valor, pues se hizo uso de un recurso que prestó servicios de utilidad al deudor por el tiempo que no canceló su compromiso.

No es una actualización del valor relativo al índice de precios actualizado, sino al valor del capital negado al acreedor y las posibilidades productivas de su uso lo que se reclama en este caso. Entonces, el SII no puede liquidar una deuda de capital tan inmensa, como si se regalara una compensación por una buena disposición del deudor. Eso es bochornoso, es una burla, es realmente una ofensa a la ciudadanía.

Pero lo más peligroso de todo esto es que se hizo ad portas de una transacción comercial, de una compraventa, donde la rebaja representa una suma casi igual a la mitad de la transacción. Esto hasta en la mente del más ingenuo huele a componenda cruzada entre SII, el comprador y el deudor.

¿Qué si no la empresa va a la quiebra?

No es función del SII salvar empresas fracasadas. De hecho, más del 70% de los emprendimientos empresariales fracasan , y el SII no se ha sabido que los salve.

¿Entonces por qué esta sustanciosa excepción?

No crean señores de SII y del Gobierno que esto se olvida con medidas distractivas de anuncios populistas, como los bonos de alimento y otras lindezas por el estilo. Lo que la gente sabe es que en cualquier país decente del mundo, el Director del SII, por una medida como esta, sería desalojado de su cargo y procesado, bajo sospecha de delito.

Claro que en Chile estos estafadores de librea lo hacen con el Código bajo el sobaco, pues quienes han hecho la ley, han hecho la trampa y, como dice un cínico filósofo y médico alemán: “El hombre en el transcurso de su vida emite igual proporción de brillantes ideas que de pútridas secreciones”. Pero este dudoso “perdonazo”, parece ser otra pútrida secreción de la mala conciencia de una “brillante” mente empresarial.

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