Un sorprendente anuncio
Diario Los Tiempos de Bolivia
Al recordar la defensa de Calama, el presidente del Estado Plurinacional ha sorprendido al país al pronunciar un discurso en el que ha anunciado que a las negociaciones sobre la agenda de 13 puntos acordada con Chile sumará la estrategia de acudir a tribunales internacionales demandando que el vecino país nos devuelva una salida soberana al océano Pacífico.
Se trata de una decisión que, horas antes, descartaba ante periodistas chilenos y peruanos, pues, de acuerdo a su criterio, lo jurídico debe subordinarse a lo político. “Por encima de cualquier tema legal (declaró a El Mercurio) está lo político. Para mí, lo técnico, lo jurídico se acomoda a lo político. Hay que tomar decisiones políticas”, y más adelante reiteraba que él “priorizaría al margen de los tratados una decisión política entre los dos países”. Consultado sobre algunos trascendidos en sentido de que Bolivia acudiría a La Haya, contestó textualmente: “No creo mucho en eso. Creo en la confianza de las relaciones a partir de Lagos (refiriéndose al expresidente de Chile Ricardo Lagos)”.
¿Qué ha ocurrido para este cambio de opinión? Además, conviene precisar que rompiendo su estilo, por un lado, leyó el discurso y, por el otro, no fustigó a sus predecesores, más bien saludó “los esfuerzos que hicieron presidentes de la anteriores gestiones de Gobierno” sobre el tema.
Desde otro ángulo, parecería que el tema de las relaciones con Chile, por lo menos en lo que respecta a la nueva estrategia, saldrá del ámbito del Ministerio de Relaciones Exteriores, pues el primer mandatario ha anunciado la creación de la Dirección General de Reivindicación Marítima y que pedirá a la Asamblea Legislativa aprobar a la brevedad posible “todos los tratados y convenios internacionales que nos posibiliten esta misión que hoy empezamos los bolivianos”, a la cual nos emplazó: “Todos los bolivianos, gobernantes y gobernados, ayudaremos a que cumpla eficazmente su trabajo”.
Con esta decisión, además, el Presidente ratifica lo que el actual cónsul general en Chile declaró al periódico paceño Página 7 el pasado mes de febrero cuando anunció su renuncia a ese puesto para integrarse a un equipo técnico jurídico que se responsabilizaría de este tema, decisión totalmente desconocida por el ministro de Relaciones Exteriores. Por esta razón, se puede suponer que la nueva estrategia ha sido diseñada en otros ámbitos y que se mantendrá en la Cancillería la negociación de los 13 puntos de la agenda bilateral.
Como era fácil prever, el presidente de Chile ha señalado que esta nueva posición es “un serio obstáculo” para las relaciones entre ambos países y que “Bolivia no puede pretender un diálogo directo, franco y sincero mientras simultáneamente manifiesta su intención de acudir a tribunales u organismos internacionales”. Antes, varios de sus legisladores exigieron que La Moneda suspenda las negociaciones con Bolivia.
Más allá de la sorpresa, es de esperar que este nuevo enfoque sea el adecuado y no consecuencia de la improvisación y la impaciencia, y no afecte negativamente un proceso de negociación que parecía tener destino.
En todo caso, se debe hacer un seguimiento riguroso de lo que se haga en el próximo futuro, conscientes de que se trata de un tema trascendental que supera, de lejos, posiciones sectarias, comprensión que en las últimas décadas, con matices, ha prevalecido en el país.
Diario La Razón de La Paz
Intereses ajenos
Por Carlos Decker (*)
En los 70, me tocó hacer seguimiento periodístico de una posible venta de lanchas suecas a Libia “para usos civiles”, pero que se podían convertir en militares en un par de minutos. No recuerdo cómo terminó el negocio. Lo que quiero aquí es graficar una realidad: Europa fue un socio importante del coronel Gadafi.
Luego del atentado al vuelo 103 de Pan Am sobre el territorio escocés de Lockerbie (diciembre de 1988), las relaciones europeas con Libia se enfriaron; sin embargo, Gadafi hizo una jugada maestra en este ajedrez de intereses petroleros: reconoció la autoría del atentado sobre el cielo de Lockerbie y pagó una millonaria indemnización al Gobierno británico.
Posteriormente pudo convertirse en el gendarme europeo que controlaba la frontera marítima para evitar el avance de la inmigración de la África subsahariana, por este servicio recibía cinco mil millones de euros al año. La administración Bush-Cheney no se ocupó de Libia porque el coronel Gadafi se comprometió a ser el muro de contención del terrorismo de Al Qaeda. Sin duda, Gadafi era un aliado importante para Europa y Estados Unidos, que en este caso optaron por olvidarse de la democracia.
Hace unas semanas, la petrolera española Repsol, que desde la década de los 70 contaba con derechos sobre nueve bloques petroleros que ocupaban más de 20 mil km2 del territorio libio, huyó de Libia. No es la única, la británica BP, la italiana ENI, la francesa Total, la anglo-holandesa Royal Dutch Shell, la noruega Statoil, la rusa Grazprom, la austriaca OMV, la unidad de exploración petrolera y gasífera de BASF (estadounidense) también han dejado Libia.
Los bombardeos están liderados por Londres y París. Estados Unidos juega un papel secundario porque hay discrepancias en su interior, pues nadie sabe cómo terminará la operación militar y esa incertidumbre abre la puerta para conjeturar la presencia de Al Qaeda y de los fundamentalistas islámicos en un futuro cercano.
Rusia y China no usaron su derecho a veto, se abstuvieron. En el lenguaje de la ONU quiere decir: háganlo ustedes, nosotros nos lavamos las manos, porque de estar en desacuerdo podían ejercer su derecho a veto; privilegio que no tenían ni Brasil o Alemania, y cuya abstención, por esta razón, tiene otro valor político y es subjetivamente más sincera.
En el análisis general, no hay que menospreciar el movimiento del pueblo libio contra un gobernante que no supo distribuir la riqueza en forma equitativa, ni tampoco supo dar trabajo a una juventud sedienta por escribir su propia historia. Lo que transcurre en el mundo árabe está fuera del control de las potencias mundiales o regionales, por eso, no hay que precipitarse en sentencias ya que todas son interrogantes, incluido Egipto, país clave frente al problema palestino.
(*) Es periodista boliviano. Está radicado en Suecia.
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