Comentario internacional
TRUMP INTERNACIONAL: DIFICULTADES
DESDE MÉXICO A LONDRES
Por Martín Poblete
Día de anuncios notables, en Washington
el Presidente Trump usa el escenario de la Oficina Oval para firmar su orden
ejecutiva de construir un muro a lo largo de la frontera con México; en
Ciudad de México, desde los salones de ornamentación colonial del Palacio
Presidencial, el Presidente Peña Nieto anuncia la cancelación de su visita de
trabajo a Washington, programada para el próximo martes 31 de enero.
Resulta difícil entender, aplicando
racionalidad, el anuncio de construir un muro en la frontera de Estados Unidos
con México, no solo por las dimensiones del proyecto a lo largo de miles de
kilómetros, sino por las complejidades geográficas totalmente ignoradas por
Trump.
.
Tal vez sea posible construir ese muro
en la parte de la frontera marcada por el curso del Río Grande, pero hacerlo
eficaz parece ilusorio porque en el curso del río hay cinco importantes
conurbaciones haciendo prácticamente imposible establecer estricto control
del tránsito de personas y mercancías: Brownsville (USA) - Matamoros
en la desembocadura del Río Grande en el Golfo de Méjico; McAllen (USA)
-Reynosa; Laredo(USA) -Nuevo Laredo. Estas tres conurbaciones se dan en el
Estado de Nuevo León por el lado mexicano, dónde todo el tráfico financiero y
mercantil hacia el norte parte desde la gran urbe industrial y
manufacturera de Monterrey, con sus conexiones por carretera y ferrocarril
hacia San Antonio, Austin, y el complejo portuario Houston / Galveston;
siguiendo hacia el oeste siempre por el curso del Río Grande en territorio de Texas, Eagle
Pass(USA) -Piedras Negras; Presidio(USA) - Ojinaga; para llegar a una
verdadera megalópolis, El Paso(USA) - Ciudad Juárez.
.
Hacia el oeste, dejando atrás el Río
Grande y Texas, la frontera pasa por los estados de Nuevo México, Arizona y
California, recorriendo terrenos montañosos, áridos, desérticos,
inhóspitos, en los cuales se ha concentrado el flujo de migraciones a Estados
Unidos desde México, tanto de mexicanos como de ciudadanos de países
centroamericanos cruzando territorio mexicano buscando llegar a "el
norte". Construir un muro en esos terrenos para impedir el cruce de
migrantes determinados a entrar a los Estados Unidos, parece un enorme
disparate. Alguien debió facilitar a Trump un mapa de Norteamérica,
tal vez también podría enseñársele a leerlo. La idea de exigir a México
a pagar el costo de tal proyecto es un insulto a la inteligencia, por ello
no debe sorprender la decisión del Presidente Peña Nieto de cancelar su viaje a
Washington, dejando también en suspenso la revisión del acuerdo NAFTA con
sus severas implicancias para el tercer signatario, Canada y el Primer Ministro
Justin Trudeau. Todo lo anterior no deja de causar perplejidad, México ha
sido un buen vecino y parte responsable del acuerdo tripartito NAFTA.
En otra variable, el viernes 27 de
enero, el Presidente Trump recibe la visita de la Primera Ministra Theresa May,
quien comienza su gira en Filadelfia, dónde será la oradora principal
en el retiro anual de congresistas y senadores republicanos.
La tendencia proteccionista evidente en
Trump puede generar fricciones con la definición de la Primera Ministra:
"El Reino Unido, por instinto e historia, es una gran nación global que
reconoce sus responsabilidades en el mundo". La diplomacia británica
quisiera dejar lanzados los pasos iniciales de la negociación de un acuerdo
bilateral de libre comercio con Estados Unidos, de alguna manera
contrarrestando las eventuales proyecciones negativas del BREXIT. En la
misma línea, Theresa May quisiera explorar un lenguaje diferente para
cuestiones de seguridad en Europa, particularmente la
probable revisión de las estructuras y misión de la OTAN con su
inevitable vínculo respecto a las relaciones con Rusia.
En el Medio Oriente, el equipo de
seguridad y defensa nombrado por el Presidente Trump está "on the
record" por exigir la salida del poder de Bashir el Assad, como
requisito previo a participar en cualesquier acuerdo, cese al fuego, o
negociación que termine con la guerra civil de Siria; el Reino Unido, en
cambio, ha insinuado flexibilidad para conseguir el mismo fin, un cronograma
terminando con el régimen de Bashir el Assad a fines de 2018 sería
aceptable en Londres.
Entre los temas de mayor
complejidad están los acuerdos multilaterales sobre armas y
tecnologías nucleares con Irán. Después de los acuerdos de la
Convención de Viena terminando las guerras napoleónicas, el Primer Ministro
Lord Castleragh pronunció aquella frase: "We stand by our
treaties"; desde entonces, cada cierto tiempo, un primer ministro
británico ha debido citar a Lord Castleragh, el último caso fue Lady
Thatcher en Beijing en 1992 a propósito de la transferencia a China
de Hong Kong a ejecutarse en 1997. Theresa May no quisiera llegar a
ese punto, pero, nuevamente, los ministros y altos cargos nombrados por Trump
en el área de seguridad nacional y defensa están, todos, "on the
record", no solo opuestos sino por cancelar los acuerdos
vigentes con Irán. Sin duda un asunto difícil de
tratar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario