Columna internacional
LA POLÍTICA DESDE WASHINGTON A PARÍS
Por Martín Poblete
La transmisión del mando haciendo de Donald Trump el 45º Presidente de
Estados Unidos estuvo rodeada del habitual ceremonial, la mayor atención
centrada en el discurso del flamante Presidente, con la retórica ya conocida
durante la campaña: "América nuevamente ganadora.
Traeremos de regreso nuestros empleos, nuestra riqueza, nuestros
sueños. Recuperaremos el control de nuestras fronteras."
En paralelo a los miles de manifestantes celebrando la inauguración
del mandato de Donald Trump. hubo otros tantos deplorando y protestando
el acontecimiento; al día siguiente, una masiva manifestación de mujeres
declaró su rechazo a Trump y su oposición al mandato presidencial
apenas iniciado. Esto no tiene ninguna importancia, salvo
para los editores de los medios liberales estadounidenses y sus fieles
seguidores en las izquierdas europeas y latinoamericanas; también para los
dirigentes del Partido Demócrata, ansiosos de traer a bordo a los protagonistas
de tan multitudinarias manifestaciones.
Entre las primeras medidas del recién iniciado gobierno, estuvo el
comienzo del desmantelamiento del sistema de previsión y salud pública dejado
por la Administración Obama, y el retiro del patrocinio de los Estados Unidos
del Acuerdo Trans Pacífico efectivamente liquidando este proyecto de libre
comercio, dejando colgados de la brocha a quienes habían comprometido su firma,
entre otros al actual gobierno de Chile; esta última decisión va ligada a
la creación de empleos en Estados Unidos, y a una percepción en vastos sectores
de opinión en diversos estratos sociales, de que tales acuerdos
terminan operando en detrimento de los intereses de los trabajadores americanos en
sus diversos niveles.
En el plano interno quedan por empezar a verse las propuestas en
materia de rebaja de impuestos, todavía Trump no ha precisado cuales, y
la revisión del gasto militar; en materias financieras y de política fiscal,
hay expectación por el desempeño de un equipo de ministros, vice-ministros y
altos funcionarios de confianza presidencial, todos ellos banqueros de capital,
hombres de fortuna personal, provenientes de las mas importantes instituciones
de la banca americana.
En la Judicatura, el Presidente Trump recibe dos premios
gordos; en inexplicable negligencia, la Administración Obama dejó mas de
cien vacantes de jueces federales sin llenar; en la Corte Suprema, la
muerte del Ministro Antonin Scalia dejó una vacante a llenarse de inmediato, y
es probable surja por lo menos otra en el futuro próximo. Para
cobrar esos premios, Trump deberá trabajar estrechamente con su Ministro
de Justicia / Attorney General, el ex-Senador Jeff Sessions, y entenderse
con los líderes del Partido Republicano, especialmente aquellos en el
Congreso.
.
En relaciones internacionales, Donald Trump ha empezado a matizar, ya no
se habla de terminar con el acuerdo NAFTA sino mas bien de revisarlo, por ello
en la próxima semana espera reunirse por separado con el Primer Ministro Justin
Trudeau, y con el Presidente Enrique Peña Nieto; en este último caso,
pueden estar pesando las vitales relaciones comerciales, financieras, de
políticas industriales, y de tránsito de personas, entre los Estados americanos
del suroeste y oeste con México. Es muy distinto ser candidato a
estar sentado en ese escritorio en la Oficina Oval de la Casa Blanca.
El próximo viernes, Trump se reunirá con la Primer Ministro británica
Theresa May, además de los asuntos propios de una fundamental relación
bilateral, se espera haya cuidadosa revisión de las implicancias del BREXIT, de
las proyecciones de un tratado de libre comercio bilateral entre Estados
Unidos y el Reino Unido, de las relaciones con Rusia y los temas claves de
seguridad europea, incluyendo el futuro de la OTAN precisamente
cuando estaría evaluándose el nombramiento del ex-Primer Ministro David
Cameron en el cargo de Secretario General.
Crisis en el Socialismo Francés
Mientras tanto en Francia, la primera vuelta socialista de las primarias internas para designar
candidato presidencial dieron resultado distinto al buscado por la dirigencia
partidaria. Votaron solamente un millón y medio de militantes y
simpatizantes, muy por debajo de los mas de cuatro millones sufragando en
la primaria de la centro derecha en diciembre 2016. Contra las
esperanzas del "establishment", la primera vuelta la ganó Benoit
Hamon, un político identificado con el socialismo tradicional, relegando al
segundo puesto al ex-Primer Ministro Manuel Valls, el tercer puesto fue para
Arnaud de Montebourg quien ha comprometido su apoyo a Hamon.
El problema del socialismo francés radica en dos militantes
lanzando candidaturas presidenciales por fuera de la
institucionalidad del Partido. Desde una posición de extrema
izquierda se ubica Jean-Luc Melenchon, con un programa anti-capitalista,
anti-globalización, crítico de la Unión Europea y de sus
instituciones particularmente las financieras, algo así como una versión
afrancesada del Podemos español. Con propuesta completamente
diferente a la de Melenchon, el controversial ex-ministro de economía Emmanuel
Macron postula un socialismo democrático capaz de trabajar en el marco del
capitalismo de la globalización, de la Unión Europea y sus instituciones
financieras; en dura crítica a las prácticas de los dirigentes del socialismo
francés, Macron los acusa de "haberse constituído en una Fronda
destructiva y obstruccionista", lenguaje originado en los conflictos post
revolucionarios de fines del Siglo XVIII, recogido por algunos autores notables
de la tradición de historiografía política chilena en la primera mitad del
Siglo XX.
Queda poco tiempo, las elecciones generales son en abril. Emmanuel
Macron podría llegar a obtener un honorable tercer lugar en la primera vuelta
de la elección presidencial, y quedar proyectado como probable figura de
renovación del socialismo francés, con implicancias para el resto de
Europa.
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