EL SALARIO QUE ENLOQUECE A LOS POLÍTICOS
Por Walter Krohne
Parece increíble la inconsciencia e inconsistencia de algunos personeros del Gobierno de derecha que lanzan al viento declaraciones que originan polémica hasta en sus propias filas. La senadora designada Ena von Baer culpó hoy a la oposición en una forma arrogante y también amenazante por no haber llegado a un acuerdo en la cuestión del salario mínimo.
“Si es que a nosotros nos preguntan, tendremos que dar las direcciones de los diputados y senadores de la Concertación para que los trabajadores que tienen el sueldo mínimo les vayan a preguntar dónde quedaron esos $11.000 (US22) que no van a estar en su sueldo de fines de julio”, advirtió la senadora.
¿Cómo se puede hablar tanta barbaridad?
La falta de acuerdo es, en primer lugar, un tema que afecta en este caso a las dos partes involucradas, Gobierno y oposición, porque se supone que es un diálogo abierto y democrático. Ninguno de los dos sectores ha sido suficientemente fuerte o convincente para persuadir al otro y por lo tanto la responsabilidad es totalmente compartida.
El oficialismo, más preocupado por el costo macroeconómico que tendría este reajuste, no alcanza a ver más allá y, por lo tanto, no percibe con una simple mirada la pobreza dramática existente “al otro lado del río”. “Es que si lo subimos más pueden quebrar las empresas o las empresas pueden cortar puestos de trabajo”, se escucha desde el Ministerio de Hacienda.
La oposición y una parte de la oficialista Renovación Nacional (RN) se han puesto en una situación diferente y son partidarios de un incremento mayor de los ingresos de los más pobres para ir lentamente saliendo de la desigualdad que tiene amarrado social y económicamente a este país.
Los $193.000 pesos (US$ 386) que ofrece el Gobierno aparecen como una burla que está muy lejos de satisfacer las necesidades de una sola persona y mucho menos cuando hay familia, esposa e hijos. No estamos hablando de un país que se está desplomando por si solo, sino de un estado que este año logrará uno de los mejores resultados macroeconómicos en el concierto mundial a pesar de la crisis. Con los altos precios vigentes en Chile, especialmente en el rubro alimenticio, el trabajador del mínimo debería ganar al menos cuatro salarios o sueldos vitales para poder al menos subsistir.
La oposición lucha por sólo $7.000 más, que también es una suma insignificante, pero al menos dejaría este ingreso ubicado en un nivel de los $200.000 (US 400), lo que permitiría al menos comenzar el mismo “round” de todos los años, en mayo o junio de 2013, sobre una base un poquito más consistente.
Lo increíble de todo esto es que un tema, aparentemente simple de resolver, se enrede hasta el extremo de llegar a ofensas, descalificaciones y tiranteces que sólo han estresado el ambiente político chileno en las últimas semanas.
¿Es falta de voluntad o un problema de la calidad de la política y los políticos?
Los dichos de la senadora von Baer originaron problemas no sólo en la oposición sino también en el gobierno. Tanto es así que hoy tuvo que salir al paso el portavoz gubernamental Andrés Chadwick, ex senador y militante del mismo partido que la senadora, cuando se le preguntó en La Moneda que si él estaría de acuerdo en entregar la información de los domicilios de los parlamentarios que rechacen el salario mínimo. "No, por ningún motivo, ni entregar ninguna dirección ni teléfono, ni nada por el estilo", fue su tajante respuesta.
La verdad es que el trabajador chileno parece ser tratado en Chile como un factor "prescindible" o de menor importancia para los conductores del actual modelo económico de desarrollo, siendo la verdad todo lo contrario, porque con trabajadores al menos “medianamente bien pagados” y con puestos laborales de calidad, la productividad tendería siempre a crecer más y más.
Chile necesita gente que se identifique con sus empresas y luche por ellas, en otras palabras que se ponga la camiseta. De lo contrario seguirá siendo un país mediocre, sin perspectivas, basado exclusivamente en lo que nos rinda el cobre en ganancias e indirectamente fomentando la delincuencia interna, porque esta austeridad salarial invita a muchos a obtener dinero por medios ilícitos antes que trabajar honradamente 45 horas a la semana.
Estimado Sr. krohne,
ResponderBorrarFuertes declaraciones, pero desgraciadamente bastante asertivas …
Este es mi Chile
saludos ... El Seguidor del Guru