El Papa Francisco presidió hoy la misa de Pascua en el atrio de la basílica vaticana, acompañado por cardenales, obispos y sacerdotes ante una plaza de San Pedro llena desde temprano con fieles romanos y peregrinos de todo el mundo.
En su sermón, instó hoy a la liberación de rehenes en Gaza y
al intercambio de prisioneros entre Rusia y Ucrania, mientras advertía
sobre los peligros crecientes de la guerra en Europa y el Mediterráneo. Durante
la tradicional bendición "urbi et orbi", el Sumo Pontífice delineó
una llamada contundente a la paz.
El Papa Francisco no escatimó palabras al abordar los conflictos globales, destacando que "la guerra es siempre es un absurdo y una derrota". Enfatizó la necesidad urgente de detener la escalada de violencia, especialmente en zonas como Israel y Palestina, así como en Ucrania. "No permitamos que los vientos de la guerra soplen cada vez más fuertes sobre Europa y sobre el Mediterráneo", advirtió.
Con un tono de urgencia, insistió en que la paz no puede lograrse
mediante la violencia. "La paz no se construye nunca con las armas, sino
tendiendo la mano y abriendo el corazón", subrayó. Además, solicitó el
respeto al derecho internacional y abogó por un "intercambio general de
todos los prisioneros entre Rusia y Ucrania", clamando: "¡Todos por
todos!".
Francisco no olvidó otras zonas de conflicto, como Siria, el Líbano, y la región de los Balcanes Occidentales, instando a que las diferencias no se conviertan en causas de división. También hizo referencia a la situación en Haití, exhortando a cesar la violencia y avanzar hacia la democracia.
El Papa extendió sus oraciones hacia África, pidiendo por el fin de
la sequía que azota a amplias zonas del continente y provocando hambruna. No
dejó de lado la crisis humanitaria en Myanmar, donde los Rohinyá sufren, así
como la situación de los migrantes y los más vulnerables en todo el mundo.
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