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jueves, 9 de agosto de 2012

UNA QUEMA DE BUSES CON MUCHAS DUDAS

Por Walter Krohne
La quema ayer de tres buses del transporte público santiaguino, registrada durante la marcha estudiantil no autorizada, fue un acto perpetrado por delincuentes. Así lo dijo el Presidente de la República, lo que no cabe duda alguna. No se puede culpar de estos hechos criminales a los dirigentes estudiantiles, a quienes se les acusa, de parte de la Intendencia, que ellos no han sabido controlar a su propia gente. El problema aquí no son ni los dirigentes ni los participantes en las marchas que, en su gran mayoría son jóvenes que  asisten a ellas convencidos de que es urgentemente necesario  hacer cambios serios en Chile en materia educacional, siendo estas protestas un medio de presión con el fin de lograr ser escuchados, especialmente en un país donde el diálogo parece asustar a las autoridades.
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El problema de fondo son los delincuentes que aparecen “encapuchados” como gatos que atacan de noche  y  que se aprovechan del momento preciso para infiltrarse  en los actos masivos y causar disturbios, saquear el comercio, robar, dañar las instalaciones públicas y atacar a Carabineros.  Esta es una de las tantas explicaciones que se han dado para poder presentar ante la opinión pública hechos que ocurrieron en presencia de personal policial y que, para peor, son repeticiones de una violencia despiadada  que ha ido de aumento en aumento desde que los movimientos sociales comenzaron a salir a las calles para mostrar la cara y su indignación hace tres o cuatro años.
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Lo curioso es que las policías, cuya dotación se incrementa de año en año a un alto costo, no han sido capaces de detener a estos delincuentes  y llevarlos como corresponde a la justicia, donde deberían buscarse las vías necesarias o las estrategias jurídicas adecuadas, a través de buenos abogados, a fin de lograr altas o fuertes condenas de cárcel y, si fuera posible, también con trabajo forzado incluido, porque este tipo de violentistas urbanos se lo merece
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Con razón, pero un poco precipitadas por su condición de ministra (Poder Ejecutivo), fueron hoy las palabras de Evelyn Matthei: "Ojalá estos niños que andan incendiando buses no les toque la misma sala que Pitronello (joven acusado de portar una bomba que le explotó en las manos), porque capaz que terminen  felicitándolos (Poder Judicial). Toda la ciudadanía está pensando lo mismo", declaró.
Desgraciadamente  no hay otra forma, que no sea a través de un buen poder judicial que realmente funcione, de enfrentar a delincuentes que cometen este tipo de actos criminales  y reinciden cada vez  que pueden o cuando las circunstancias se los permiten.  Estos grupos están matando el idealismo de jóvenes bien intencionados que quieren cambios fundamentales en el país donde nacieron y desean vivir muchos años, sin tener que soportar las injusticias de un sistema capitalista extremo que no les ofrece mayores alternativas.
Cuando aparecen como ciertas las versiones de que estas marchas son invadidas por delincuentes que jamás son detectados, identificados o detenidos, a pesar de la tecnología de la que disponen hoy las policías, surgen elementos de duda en una sociedad que ha vivido 17 años en un marco de inseguridad, desconcierto, espionaje  y el secretismo de la dictadura, y también después,  en parte del llamado período “democrático”.  Si el director general de Carabineros, General Gustavo González dice en una declaración que “estamos averiguando qué pasó (en la quema de buses)  con las fuerzas policiales en ese momento, por qué no estaban cerca…”,  no hay mucho más que decir.
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Esta no es la primera marcha con violencia que conocemos;  ya van casi doscientas desde el año pasado. ¿No es tiempo ya que la policía aprenda de sus propios errores y deficiencias con las experiencias vividas en las calles hasta ahora? ¿Cómo es posible que en casi dos años no haya podido apresar a los encapuchados que parecen ser siempre los mismos? Al menos, la  policía debe aprender a estar presente en el momento preciso y en el lugar donde los violentistas hacen y deshacen.
Más adelante el mismo general González remata diciendo: “creo que hay que cambiar los protocolos de actuación y ver lo que está ocurriendo. Es indudable que hay más violencia, lo hemos podido detectar, hay focos que hay que suplir con alguna medida especial de carácter policial".
¿Y recién ahora Carabineros se da cuenta de todo esto?
Algunos dirigentes estudiantiles han llegado a hablar directamente de “montaje”, como lo hizo el presidente de la FECH  Gabriel Boric en una entrevista periodística. Sobre este punto hay mucha discrepancia. El ex presidente de la FEUC Giorgio Jackson fue claro y categórico: "Esto es para mi negligencia policial, y no creo que sea al azar, entonces a mí me despiertan dudas".
El problema es que negligencia policial y  “montaje” pueden ir perfectamente unidos en una misma estrategia, con el propósito de debilitar al extremo la imagen de los manifestantes, especialmente de sus dirigentes, aunque Jackson fue muy cuidadoso al decir que para afirmar aquello "necesitaría tener pruebas" y nosotros agregamos que todo esto ya lo vimos en dictadura.
"¿Cómo un niño puede quemar un bus, sin que los policías lo detengan antes?, me causa dudas que haya un solo bus donde pueda entrar gente como Pedro por su casa y quemarlo", estimó el dirigente. A esto se puede agregar que los autores de estos hechos son generalmente niños y, por lo tanto, no son imputables (un joven acusado del incendio y detenido hoy tiene sólo 14 años de edad).
Jackson reconoce, al mismo tiempo, que los estudiantes no pueden "tirar la pelota para el otro lado" y no hacerse cargo de la actual situación del movimiento, donde a su juicio los hechos de violencia, motivados o no por el actuar negligente y represivo de Carabineros, terminan por desdibujar el objetivo inicial de conseguir una educación pública y gratuita para los chilenos. Y justamente esto es lo que estaría logrando el gobierno y las policías con la aplicación de esta rara y dudosa "estrategia".
Noam Titelman,  actual presidente de la FEUC,  tampoco respaldó la acusación de montaje en la quema de buses de Boric, porque "una acusación de montaje es muy grave. Me parece que lo correcto es esperar a que salgan las evidencias para poder manifestarse. Y hasta el momento no he encontrado esa evidencia para poder apoyar la postura de que fue un montaje", dijo Titelman.
Pero como todo es tan raro y dudoso, tuvo que salir al paso la propia Intendenta de Santiago, Cecilia Pérez, para decir que  "la teoría de un montaje se cae a pedazos solamente con las imágenes, los testimonios, la angustia y el temor que sufrieron los pasajeros y los conductores".
Muchos argumentos a favor y en contra, pero la conclusión que se puede sacar de todo esto es que los problemas de violencia en Chile no se están solucionando, como debería ser,  ni a través del Ministerio del Interior, ni por las policías ni tampoco en los tribunales.
¿Significa esto que  los  detenidos ayer los veremos nuevamente en la próxima marcha cometiendo los mismos desmanes?

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