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miércoles, 31 de mayo de 2023

CHILENOS VIVEN A LA SOMBRA DE PINOCHET, CONCLUYE ENCUESTA

 

Chilenos viven a la sombra de Pinochet, concluye encuesta

golpe de estado

Este martes, en las dependencias de la Fundación Chile 21, se realizó el lanzamiento de la encuesta CERC-MORI, “Chile a la sombra de Pinochet”, que evaluó la percepción que las personas tienen sobre la dictadura.

Entre los principales resultados de esta mediación, se encuentra el que 36% de los chilenos considera que los militares “tenían razón” en dar el Golpe de Estado en 1973.

Aquí tenemos al único dictador de occidente, de la historia contemporánea, que 50 años después de haber dado un golpe de Estado, tiene un tercio de la población a su favor. Él sacó 44% el 5 de octubre del 88 y hoy día tienen un 36% de la población a su favor. Ha perdido nada más que ocho puntos”, indicó Marta Lagos, la directora de la encuesta.

Sin embargo, la académica de la Universidad de Chile y encargada de audiencias públicas de la Secretaría de Participación Ciudadana, Claudia Heiss, relaciono el considerable apoyo a la dictadura militar con los sentimientos anti política que han cobrado fuerza en nuestro país.

“Esta evaluación que se hace de la dictadura tiene que ver con esta división que vemos hoy día a nivel global, entre élites y ciudadanía, con este espacio fértil al populismo con un discurso anti político y con la dificultad para generar proyectos políticos constructivos. Hoy día el voto rechazo, el voto negativo, el voto ‘que se vayan todos’, se identifica más con el pinochetismo que con la democracia, que es la que ha estado tratando de construir alternativas, aseguró.

En tanto, el exconvencional y actual asesor presidencial para la conmemoración de los 50 años del Golpe, Patricio Fernández, vinculó estos resultados con el hecho de que, por muchos años, los crímenes de la dictadura han sido debatidos, como publicó la Radio de la Universidad de Chile.

“Tengo la impresión de que hay algo que también explica estos números y que tiene que ver con que esto ha permanecido como en una situación de debate contingente. Es decir, como si manifestarse a favor o no fuera a favor de la Unidad Popular o de la dictadura militar y creo que los 50 años nos invitan justamente a dar un paso respecto de eso. Esto no es estar a favor de la Unidad Popular o la dictadura militar, sino que consiste en un acuerdo comunitario hacia futuro que dice: esto no, esto no, que se llama violación a los derechos humanos, esto no que se llama ruptura con la democracia”, afirmó en la entrevista radial.

En cuanto a la figura de Augusto Pinochet, 64% lo calificó como un dictador, 39% como “el hombre que impulsó y modernizó la economía chilena” y 20% como “uno de los mejores gobernantes que tuvo Chile en el siglo XX”.

De todas maneras, la encargada de la encuesta, Marta Lagos, aclaró que la valoración de la dictadura no ha sido constante a lo largo del tiempo. Mediaciones de años anteriores, que también son parte del informe “Chile a la sombra de Pinochet”, dan cuenta de que en determinados momentos la percepción del régimen militar ha sido más negativa.

NO PODEMOS OLVIDAR HAITÍ

 

NO PODEMOS OLVIDAR HAITÍ

POR JOSÉ ZEPEDA

El país caribeño se desangra fruto de una historia de dominación e intervención extranjera que nunca trajo nada bueno. Entrevista a Jean Casimir

En Puerto Príncipe, cerca de 200 pandillas controlan al menos el 60% de la ciudad, según Naciones Unidas. Existe una complicidad entre el crimen organizado y las instituciones del Estado. Se dice que en su origen las bandas fueron pertrechadas con armas del Estado para acabar con las protestas del 2018 y ahora actúan por su cuenta sin control. Más de 1400 personas han muerto asesinadas desde comienzos del 2023, unas 280 cada mes.

Las estadísticas sobre la vida en Haití son dramáticas. El hambre entre la población infantil se eleva a un 30 por ciento este año. El aumento de la violencia armada ha provocado un empeoramiento en las cifras del hambre, según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF. Aproximadamente uno de cada cuatro niños padece de desnutrición crónica.

En el ámbito de la reflexión, existe consenso en que el profesor y exdiplomático Jean Casimir es el intelectual más importante de país. El profesor de la Universidad Estatal de Haití y la Universidad de Duke tiene una cosmovisión sobre la realidad de su país ajena a la visión eurocéntrica y a la de los organismos internacionales. Su ambición principal es la promoción de un entendimiento entre las naciones y no entre los Estados.

José Zepeda: Hace un par de meses, el editorial de un diario de renombre decía que Haití se hunde. La agonía no es ninguna novedad, pero la violencia, la corrupción, la miseria y la destrucción institucional parecen llevar al país a un punto de no retorno. ¿Usted comparte este terrible diagnóstico?

Jean Casimir: No de esa manera, porque dicen que hay como doscientas pandillas que controlan casi el 60% la ciudad de Puerto Príncipe. Ayer, venía escuchando una entrevista que se hacía en Francia respecto a las pandillas de Marsella y de toda Francia, y decían que la policía de Marsella y de Francia no logra controlar a las pandillas. Quiero decir que no es que no tengamos el problema que usted acaba de diseñar, sino que es un problema mundial.

Naciones Unidas mismas viene pregonando por todos lados que Haití es el país más pobre de América, entonces cómo esos chavos, que ni siquiera se pueden comer un pan cada día, van a tener armas que valen más que un automóvil. ¿De dónde viene esto? Digo, la industria de producción de armas invade la tierra entera. No es que no tengamos ese problema, sino que somos débiles y por eso, se da la imagen de que somos el peor caso que se puede imaginar.

Pero cuando hay gente y grupos internacionales, particularmente Naciones Unidas, que dicen lo dicen, pareciera ser más bien que están preparando una invasión que va a dar como resultado que nos traerán otra epidemia de cólera a Haití. Ya lo hicieron y van preparando la ocupación de Haití para tapar o justificar su incapacidad.

JZ: Las informaciones que hablan de un Estado moribundo cuentan hechos para afirmarlo, pero es muy difícil encontrar estudios o análisis que expliquen el cómo, el por qué hemos llegado hasta aquí.

JCEn Haití es difícil encontrar esos estudios porque lo que hacen, como se dice en mexicano, es para taparle el ojo al macho. Imagínese España dirigida por gente que hable puro chino, cómo se van a entender con quienes hablan español.

Por ejemplo, en el caso nuestro entre Castilla y la Reina Isabel, los españoles que vinieron no eran todos hidalgos, los que mataron a los taínos (en 1492 había cinco cacicazgos taínos), los franceses que nos pusieron en esclavitud tampoco eran todos los franceses. Estaba el Estado de Francia, pero había también franceses, hugonotes, piratas, ladrones, prostitutas que venían huyendo de las fechorías que hacían en la propia Francia.

Entonces, desde Cristóbal Colón, implantan una lengua oficial que impide a la gente participar, literalmente, imponiendo un sistema basado en definiciones del individuo que son totalmente diferentes de lo que somos y de cómo definimos el individuo. Van prohibiendo toda autonomía, imponiendo la ley del más fuerte y dicen que no tenemos un Estado de derecho. Cuando lo que realmente quieren decir es: tenemos un Estado de leyes, no de derechos. Cuando de lo que se trata no es de las leyes del hombre, sino de los derechos del hombre.

Qué derecho tiene un país que hoy por hoy, en pleno el siglo XXI, dirige una población donde el 90% no entiende de lo que se trata. Por eso ellos quieren taparle el ojo al macho. Es que justamente el pensamiento popular está tomando el espacio público. Ahí está la crisis.

JZ: Ya se sabe que la desesperación es muy mala consejera. Hay linchamientos de presuntos criminales. La gente hace justicia por propia mano y esta situación provoca una realidad dramática porque las víctimas, en su angustia, recurren a los mismos métodos que sus verdugos.

JC: ¿Quiénes son los verdugos? No podemos olvidar que nacimos en tiempos de la esclavitud y en contra de ella. Fue un tiempo de violencia abierta e intensa y luego le siguió un tiempo de violencia tapada, subterránea, pero violencia había.

Cuando en 1915 Estados Unidos ocupa el país lo primero que hace es prohibir toda participación de la población en la política formal y va poniendo presidentes desde 1915 hasta hoy. No se ha dado un solo presidente de Haití que no tenga la bendición de Estados Unidos, con la excepción de Aristide (Jean-Bertrand Aristide, sacerdote salesiano, primer presidente elegido democráticamente en la historia de Haití) que no permaneció en el poder por más de dos años desde que le metieron un golpe de Estado.

Ahí está el problema. Entonces la gente reacciona. Es como si usted me dijera que, durante la esclavitud, la población no tenía derecho a protestar por la política de tierra arrasada. Usted me arrincona y yo tengo que defenderme.

JZ: Con otras palabras, lo que usted está diciendo es que todo lo que sucede en Haití, de una u otra manera, es consecuencia de la historia de la colonia y luego de la falta de soberanía del país después de la independencia.

JC: Sí y no. Definitivamente se debe a las condiciones que primero impuso el colonialismo, y el imperialismo después. No obstante, en todo el siglo XIX, cuando realmente Francia se explayaba por África, Inglaterra por África, el imperialismo se tomaba el mundo entero, se les olvidó, o más bien no tenían uso para el Caribe. Fue justamente en ese tiempo en el que la población pudo reproducirse dirigiéndose a sí misma sin Estado, quiero decir, sin que participara la burocracia que dejó Francia o que trató de imitar a Francia. O sea que, pese a todo, hemos sido un pueblo soberano.

Hemos conformado un pueblo soberano que logra dirigirse a sí mismo sin tomar nota de lo que quería hacer el Estado. Un Estado que se esfuerza en imponer su política mientras, poco a poco, el pueblo va negociando su llegada al poder.

Las malas infraestructuras y la pésima gobernanza se suman a los males de un país abatido por un huracán, que siguió a un terremoto, pocas semanas después del asesinato de su presidente

Justamente estamos llegando ahorita al fin de una época, al final del Estado moderno tipo capitalista. Hay que tomar en cuenta un hecho sumamente importante, que describió un antropólogo francés, Gérard Barthélemy, que decía que desde 1804 Haití es un país casi poscapitalista. Ahí está todo el problema. El país se organiza en una manera en donde las relaciones humanas son mucho más importantes que el desarrollo de la propiedad privada y de lo que unos les han robado a otros. Este es el problema fundamental.

JZ: A la fragilidad del Estado, a la pobreza, al crimen organizado, a los brotes de cólera, a los terremotos, a la corrupción, ahora hay que sumar la repatriación forzada y el muro fronterizo construido por el gobierno de la República Dominicana. Los haitianos desde hace mucho no son queridos en la República Dominicana.

JC: Yo no creo que sea así. La oligarquía haitiana y la oligarquía dominicana hacen creer que se detestan mucho, pero son amantes, duermen en la misma cama. Se la pasan tratando de poner en la mente de la gente que se odian. Cuando haitiano y dominicano son hermanos gemelos. Todo el mundo dice y cuenta que la masacre de haitianos se hizo pidiéndole a la gente que dijera la famosa palabra perejil, porque el haitiano no puede decir perejil.

Quienes no podían decir perejil con la jota española, los mataban porque eran haitianos (la masacre del perejil, como se la conoce se produjo en tiempos del dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo, en 1937). ¿Por qué? Lo que pasa es que usted y yo nos parecemos como dos gotas de agua y solamente la palabra nos distingue. O sea que el dominicano es tan negro como el haitiano. Y no me vayan a decir que el dominicano es un indio oscuro.

¿Quién mató a los indios? ¿Quién mató a los taínos? Podríamos seguir por todo esto. Hay un libro preciosísimo de Anne Eller que se llama Soñemos juntos. La independencia dominicana, Haití y la lucha por la libertad en el Caribe (La historiadora Eller fue catedrática de la Universidad de Yale). Tenemos el mismo sueño y encima el nuestro es el mismo tipo de oligarquía. ¿Quién hizo esas oligarquías? Estados Unidos cuando ocupó los dos países.

Lo que pasa es que en la República Dominicana no tenían una oligarquía tan fuerte como la nuestra, y la nuestra no siguió la pauta trazada por Estados Unidos, mientras que la oligarquía dominicana más fácilmente entró en la pauta de desarrollo que presentó Estados Unidos. Por eso ahorita usted oye hablar siempre de una comparación entre la República Dominicana y Haití, pero no oye nada de comparación entre la República Dominicana y Jamaica, entre la República Dominicana y Martinica.

Yo los quiero mucho, por eso distingo entre nación y Estado. La nación dominicana, una nación tan rica, en fin, no sé ni que decir de aprecio por ella.

Pero esa nación vive defendiéndose de un desarrollo cuya meta es producir más y más desigualdades, no solamente en nuestros países, inclusive en los países donde se supone que parece tener cierto éxito.

¿Cuál es la solución?

El país, Haití, está a punto de desaparecer, como desaparecían los gitanos. Es la crisis de un sistema roto que no logra reproducirse sino destruyéndose a sí mismo. Es justamente esto lo que no pueden controlar, las fuerzas que ellos mismos pusieron a funcionar.

Nosotros decimos en Haití: “se le ven las pulgas al perro flaco” los gordos no las muestran. Ellos están a punto de estallar en su riqueza, creciendo y creciendo más y más. Véase Estados Unidos, véase Francia, Inglaterra. Por doquier tenemos esa crisis.

La solución es una: que los condenados de la tierra nos pongamos de acuerdo con ver cómo salimos de ésta. Los haitianos somos los que más sufrimos. No sé ni por qué podemos desaparecer, pero el mundo entero también puede desaparecer con estos gobernantes.

JZ: No a la intervención extranjera, sí a la unidad de los pobres de la tierra. ¿Eso es lo que usted quiere?

Sí, sí, claro. Tenemos que encontrar una manera de hablar entre nosotros. Hace en los Estados Unidos apareció todo el movimiento Black Life Matters, pero acontece que es una idea que tenemos en Haití desde 1791.

Cuando decimos toda persona es una persona, con la misma dignidad y con el mismo respeto, la ponemos como centro de la actividad humana. Optimizar la relación humana no es optimizar la riqueza que usted posee. En Haití decimos que esa riqueza no se la llevará al cementerio. Esto es lo que nosotros, los condenados de la tierra, podemos y debemos entendernos.

JZ: ¿Existe en Haití el germen, la semilla que puede dar origen a ese movimiento que usted quisiera que se hiciese realidad?

JC: Si no existe, existirá, porque no veo otra salida, sino que yo me entienda con el dominicano. El Estado dominicano construyó el muro, pero los dominicanos cruzan la frontera todos los días, desde que soy pequeño hasta ahora. Nosotros tenemos que entendernos con los jamaicanos, con los americanos, con los franceses. Pero no el Estado francés, el Estado americano y la burocracia, la maquinaria administrativa. Sí con la nación estadounidense, con la francesa. Los pueblos estamos hasta el copete con estos gobernantes. Esos señores van desarrollando su poderío, creando cada día más y más desigualdades en el mundo. Esto es lo que tenemos que frenar.

JZ: ¿Cree usted que más allá de los gobiernos, los pueblos de América Latina tienen una idea clara de lo que está pasando, de lo que vive Haití?

JC: Basta que se miren a sí mismos. Fíjese, en toda América del Sur y en Estados Unidos, en donde existe el movimiento de los pueblos indígenas que quieren su autonomía, que defienden lo que son. Si la gente de América Latina no tiene idea de lo que pasa en Haití es porque el gobierno no deja que tengan ideas y porque unidades como Naciones Unidas o UNESCO van vendiendo una idea de Haití que justifica la intervención, la destrucción de los haitianos.

Pero, hagan lo que hagan, el propio desarrollo tecnológico, el propio WhatsApp, Twitter, van dando una idea creciente de quiénes somos. Así, vamos entendiendo más quiénes son los chilenos, quiénes son los argentinos, quiénes son los mexicanos.

Le agradezco la oportunidad de contar que es Haití, cómo sufrimos, por qué estamos sufriendo a más no poder. Estamos hasta acá de sufrimiento (se toca la sien), pero peleamos, vamos a seguir peleando y, si es preciso, nos vamos a morir de pie.

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*Periodista chileno-holandés, actualmente trabaja para Radio Media Naranja, de Holanda. Fue director del Departamento latinoamericano de la Radio Netherlands. Ha sido conferencista en varias universidades en Latinoamérica y en organizaciones internacionales, e investido doctor honoris causa por universidades de Paraguay y México por su dedicación a la defensa de los derechos humanos.

IMPERIOS COMBATIENTES: EL CURSO DE LA GUERRA (II)

 

IMPERIOS COMBATIENTES: EL CURSO DE LA GUERRA (II)

POR RAFAEL POCH-DE-FELIU* – CTXT, CONTEXTO Y ACCIÓN

(Segunda parte y final (la primera parte se publicó en la edición de este martes 30 de mayo de 2023)

Segunda parte y final

Rusia ha perdido el grueso del capital de rusofilia que había en Ucrania antes de la invasión

Todo eso no quiere decir que las cosas vayan bien para Rusia. Las nuevas armas occidentales, misiles ingleses, tanques alemanes y, algo más lejos, los aviones americanos, están alimentando la escalada bélica y seguramente harán posible ataques más concentrados contra Crimea. Por otro lado, las incesantes bravatas y acusaciones del jefe del grupo Wagner, Evgeni Prigozhin, contra el ejército ruso, insultando a sus generales y al propio ministro de Defensa y echando en cara que no le suministraron municiones, retratan muy bien los desbarajustes internos rusos.

Más allá de lo estrictamente militar, Rusia ha perdido el grueso del capital de rusofilia que había en Ucrania antes de la invasión. El nacionalismo étnico ucraniano, antes solo dominante en Galitzia y en las regiones occidentales del país, ha avanzado muchas posiciones en el conjunto del territorio. Fuera de Crimea y del Donbás, el resentimiento hacia Rusia de los ucranianos rusoparlantes ha crecido de forma irreversible. Esa es la única victoria conseguida por el nacionalismo ucraniano en esta guerra, y los rusos la han servido en bandeja.

La presión occidental, política y mediática, apoyando a los sectores más delirantes de Ucrania que sueñan con una “victoria completa”, con reconquista de todo lo que los rusos se han anexionado, Crimea incluida, es extremadamente peligrosa. Tal reconquista sigue pareciendo imposible sin una intervención militar directa de soldados de la OTAN en el conflicto, y en ese caso la hipótesis nuclear rusa cobraría grandes posibilidades.

Respecto a la sociedad rusa, sigue sin estar en pie de guerra. El conflicto no se nota en Moscú y San Petersburgo, más allá de la dureza de la represión contra una oposición marginal en los raros casos en los que esta se manifiesta. En ese contexto, una mayor implicación militar occidental, así como las acciones y ataques ucranianos contra territorio ruso, como la razzia militar de “voluntarios rusos de extrema derecha” en la región fronteriza rusa de Bélgorod, no harán más que cimentar el apoyo de una sociedad en general muy poco apasionada hacia la guerra.

Hasta el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, califica de “completamente normales” las operaciones ucranianas en territorio ruso

Los atentados ucranianos en Rusia contra personalidades civiles que apoyan la guerra ya son abiertamente reconocidos por sus autores. “Lo que ellos llaman terrorismo, nosotros lo llamamos liberación”, ha dicho el joven general responsable de esos atentados en el Ministerio de Defensa ucraniano, Kiril Budanov. “Eso no empezó porque yo me volviera loco y empezara a matar gente en Moscú, sino porque ellos invadieron nuestro país desde 2014. No me voy a extender sobre esto, pero mataremos rusos y seguiremos matando rusos en cualquier lugar del mundo, hasta la completa victoria de Ucrania”. Decenas de “colaboracionistas” en las regiones ocupadas por los rusos han caído en atentados: el escritor Zajar Prilepin, el 6 de mayo en Nizhni Nóvgorod, que sobrevivió al atentado con bomba en su coche que costó la vida a su guardaespaldas y chófer; el bloguero ultra Vladlen Tatarski, muerto por bomba el 2 de abril en un café de San Petersburgo durante una charla en la que decenas de asistentes resultaron heridos; y la joven periodista Daria Dúgina, hija de un filósofo de derechas el pasado agosto, por una bomba colocada en su coche. “Estos casos han ocurrido y continuarán, esa gente recibirá un bien merecido castigo que solo puede ser su eliminación, que yo llevaré a cabo”, proclama Budanov, un ruso de Odesa de 37 años de edad.

El año pasado la posición declarada de Estados Unidos era disuadir a los ucranianos de ataques a territorio ruso, mientras que los ucranianos no reconocían la paternidad de sus acciones. Este año, las cosas han cambiado, Budanov lo dice bien claro, y hasta el timorato ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, califica de “completamente normales” las operaciones ucranianas en territorio ruso.

“Sabemos muy bien que las decisiones sobre estos atentados terroristas no se toman en Kiev, sino en Washington”, ha dicho el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

Estos hechos, así como los diversos sabotajes contra líneas férreas y otros cometidos en Rusia, se volverán contra Ucrania y Occidente, porque van a ir estrechando el consenso social interno ruso hacia una guerra que hoy sigue sin provocar entusiasmo, y eventualmente hacia una plena movilización con cierre de filas, en caso de que la OTAN intervenga directamente. Al mismo tiempo, estos atentados son un anuncio de lo que le espera a Rusia en las regiones ucranianas que ocupa, en caso de “victoria” militar con congelación del conflicto.

En el plano internacional, la última cumbre del G-7 en Hiroshima ha insistido en la escalada: capitulación e incondicional y plena retirada militar rusa, más “inquebrantable apoyo a Ucrania durante el tiempo que sea necesario hasta llegar a una paz justa” y luz verde a la entrega de aviones de guerra modernos, mientras que por el otro lado se endurece la tenaza contra China. La respuesta ha sido una mayor cooperación industrial y militar entre Moscú y Pekín, con la visita a Pekín, esta semana, del primer ministro ruso, Mijaíl Mishutin, acompañado de la tercera parte de los ministros de su gabinete, y la visita a Moscú del responsable de seguridad del Politburó del partido chino (es decir, el número uno en seguridad, mucho más que un ministro), Chen Wenqing.

En el plano internacional, la última cumbre del G-7 en Hiroshima ha insistido en la escalada

Los chinos son muy conscientes de que Washington quiere “reproducir la crisis ucraniana en la región de Asia Pacífico”, se lee en el diario chino Global Times. El objetivo es una guerra por procuración contra China y la formación de una OTAN de Asia, dice. Los chinos se preparan contra la extensión de la guerra que propugna Estados Unidos con toda claridad y han pedido a los rusos que les transfieran sus sistemas de defensa antiaérea más modernos, incluidos los modelos S-400 y S-500 recién fabricados y perfeccionados. Obviamente, Rusia recibirá a cambio apoyo industrial/militar de China, tanto más intenso cuanto más se implique militarmente la OTAN contra ambos.

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*Rafael Poch-de-Feliu (Barcelona) fue corresponsal de La Vanguardia en Moscú, Pekín y Berlín. Autor de varios libros; sobre el fin de la URSS, sobre la Rusia de Putin, sobre China, y un ensayo colectivo sobre la Alemania  de la eurocrisis. Agencia Other News desde Roma.

martes, 30 de mayo de 2023

BORIC «CORRIGE» DISCURSO DE LULA SOBRE MADURO Y VENEZUELA

 

Boric «corrige» discurso de Lula sobre Maduro y Venezuela

El presidente de Chile, Gabriel Boric, al llegar este martes a la Cumbre Suramericana convocada por el presidente Lula Da Silva en Brasilia rebatió las palabras emitidas ayer lunes por el presidente de Brasil y anfitrión de la actual cumbreen relación al gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro, tras afirmar el mandatario anfitrión que «contra la gente se construye narrativas y que se sabía muy bien la narrativa que han construido contra Venezuela. Ustedes saben la narrativa que han construido sobre el autoritarismo y la antidemocracia. Ustedes -dirigiéndose a los periodistas presentes en Brasilia- tienen como medios deconstruir esa narrativa», señaló en una conferencia de prensa.

Al respecto, Gabriel Boric sostuvo que «nos alegra que Venezuela retome las instancias multilaterales. Pero eso no puede significar meter debajo de la alfombra o hacer la vista gorda frente a temas que para nosotros son de principios e importantes». 

«Yo manifesté respetuosamente que tenía una discrepancia con lo que señaló el presidente Lula el día de ayer en el sentido que la situación de derechos humanos en Venezuela era una construcción narrativa», agregó el mandatario chileno.

En un punto de prensa, junto a su ministro de Relaciones Exteriores, Alberto van Klaveren Stork, Boric aseguró que «no es una construcción narrativa, es una realidad, es seria y he tenido la oportunidad de verla en los ojos y en el dolor de cientos de miles de venezolanos que hoy día están en nuestra patria y que exigen también una posición firme y clara respecto a que los derechos humanos deben ser respetados siempre y en todo lugar, independiente el color político del gobernante de turno y eso aplica para todos nosotros».