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viernes, 7 de febrero de 2014

7-2-2014-KRADIARIO- Nº886

Ensayo de política internacional

EL SIGLO 21 Y LA CUESTIÓN ALEMANA

Por Martín Poblete

En los años siguientes a la Segunda Guerra Mundial, la partición de facto entre una región oriental bajo ocupación soviética y una región occidental bajo ocupación de las potencias occidentales,  presagiaba un destino gris subordinado a los intereses de las fuerzas de ocupación; el giro se produjo con la decisión de Stalin  de bloquear Berlín Occidental, esperando acobardar al Presidente Harry Truman y sacar a los aliados occidentales  de Berlín.  En lo que sería el primer conflicto de la naciente Guerra Frìa,  la victoria de los aliados occidentales abrió el espacio para la fundación de la República Federal de Alemania.
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Desde la partida, el canciller Konrad Adenauer (democristiano)  entendió sus limitaciones,  hacerse cargo de la derrota y aceptarla; también comprendió sus posibilidades, ir gradualmente ganando reconocimiento y estableciendo una relación de trabajo y mutuo respeto con los poderes de ocupación.
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Konrad Adenauer
El fin de la Guerra en Corea, trajo consigo la inclusión de la República Federal de Alemania en la OTAN  como miembro pleno; el éxito de las políticas públicas económicas y sociales, afianzaban una nueva identidad alemana occidental en el sistema de relaciones internacionales, el acercamiento franco-alemán y las históricas entrevistas Adenuaer-DeGaulle   traían la promesa cierta de superar antagonismos y rivalidades que tanto daño causaron en la primera mitad del Siglo XX.
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Sin embargo, la división de la nación alemana en dos entidades mutuamente excluyentes, ideológicamente hostiles,  en trincheras opuestas de la Guerra Fría,  hacía de la reunificación una ilusión antes que un proyecto.  
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Era de Willy Brandt

Willy Brandt
Otro político, el canciller Willy Brandt (socialdemócrata), dio los primeros pasos para el cambio de escenario primero con su diplomacia hacia la entonces Unión Soviética y los países bajo sus fuerzas de ocupación, y luego con un anuncio de fundamental importancia.  Al ratificar la línea de los ríos Oder y Neisse como el límite oriental del territorio de la nación alemana, el Canciller Brandt daba un paso geopolítico trascendental, era un trago amargo  pues los territorios históricos de Pomerania y Prusia quedaban al otro lado, provincias de Polonia, y Prusia Oriental (Koenigsberg)  pasaba a ser reconocida por Kaliningrado, un enclave ruso en el Báltico; sin embargo, la declaración visionaria del canciller Brandt creó las condiciones geopolíticas necesarias para la reunificación en el mandato del canciller Helmut Kohl.
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Mientras tanto, durante el gobierno del canciller Helmut Schmidt (socialdmócrata),  la República Federal intentó ampliar sus relaciones con la entonces Unión Soviética, incluso hubo una visita del Secretario General Leonid Brezhnev y su ministro de relaciones exteriores Andrei Gromyko,  pero las debilidades y las inadecuaciones del régimen soviético empezaban a ser evidentes y no fue posible avanzar como el canciller Schmidt lo hubiese querido.
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Kohl y la decadencia final de la URSS

Helmut Kohl
Los sucesivos gobiernos del canciller Helmut Kohl (democristiano) y de su ministro de relaciones exteriores, el diplomático y político liberal Hans Dietrich Genscher,  coincidieron con la decadencia final del régimen soviético, y la derrota terminal, irreparable, de su construcción ideológica el comunismo soviético,  durante los fracasados intentos reformistas del Secretario General Mikhail Gorbachov. El "putsch" moscovita del "aparatchik" Boris Pugo, seguido por el retorno al poder de Gorbachov, dejó un régimen  gobernante débil, cercano al colapso, en ese cuadro se abría la opción real de la reunificación de Alemania.
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En los Estados Unidos, el presidente George H.W. Bush y su Secretario de Estado, el abogado y político tejano James Addison Baker,  entendieron la reunificación alemana como un asunto en el marco de la seguridad europea; en su entrevista en la Casa Blanca con el canciller Kohl, ambos enfatizaron la prioridad de asegurar la integración en la OTAN como condición esencial de la incorporación de Alemania Oriental a la Repùblica Federal.
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En Londres, Lady Thatcher masticaba su frustración ante la cortedad de visión de los gobernantes en Washington, para ella las cuestiones de seguridad y la OTAN eran secundarias, la reunificación alemana traería inevitablemente el surgir de una potencia europea continental dominante.
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Los acuerdos diplomáticos,  políticos, y particularmente financieros, sentando las bases de la reunificación de Alemania fueron negociados en Moscú por el Canciller Kohl y el Secretario General Gorbachov. La retirada de las fuerzas de ocupación soviéticas de Alemania Oriental, en especial las divisiones blindadas del Ejército Rojo, se completó en el gobierno del Presidente Boris Yeltsin. 
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Ahora, la visión de los estadistas Brandt y Kohl podía empezar a materializarse. El inicio del Siglo XXI en Alemania está marcado por el ascenso al poder de la Canciller Angela Merkel, y por el desarrollo de la tendencia visionariamente proyectada por Lady Thatcher.  Alemania es hoy la nación líder de la Unión Europea, liderazgo no solo  comercial, económico y financiero, sino también y de manera creciente político.  Los acuerdos y proyectos pueden argumentarse y discutirse en Bruselas y Estrasburgo, pero las decisiones se hacen en Berlín, el primero en descubrirlo fue don Mariano Rajoy.

La geopolítica de Merkel

Angela Merkel
Así entonces, las declaraciones de la canciller Merkel y su ministro de relaciones exteriores  Franz Walter Westermeier , en el sentido de agregar a la diplomacia alemana un contenido geopolítico y, eventualmente, militar  causaron revuelo en las cancillerìas europeas dentro y fuera de la UE.  Tal como se ven las cosas desde Berlín, parece necesario ajustarse a los Estados Unidos   en pleno proceso de revisión de sus compromisos a escala planetaria, y a la percepción de que los líderes  americanos parecieran aceptar las actuales debilidades de la OTAN.

Al otro lado, parece también necesario ajustarse a una compleja, necesaria, a ratos inestable relación con Rusia un país proveedor de energía relativamente barata, mano de obra de bajo costo, y mercado para las exportaciones alemanas.
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Los imperativos de Alemania parecieran ser preservar su poderío económico y financiero, dependiente de mercados para sus exportaciones del sector industrial manufacturero y de alta tecnología, y al mismo tiempo mantener unida a la Unión Europea lo cual, si entendemos bien a la canciller Merkel, podría necesitar agregar la dimensión geopolítica y militar a las relaciones internacionales. En este último punto habría limitaciones,  los Estados Unidos siguen siendo "de facto" una potencia europea, la más importante instalación militar en Europa occidental es la base aérea y militar americana en Rahmstein, de otra parte Francia quisiera ver un compromiso militar alemán en apoyo a su empeño por estabilizar países en Africa subsahariana.
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El resurgir de la cuestión alemana, puede ser uno de los factores claves en las relaciones internacionales en la primera mitad del presente siglo.

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