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jueves, 25 de agosto de 2011

Trastorno de Personalidad

Por Jessika Krohne
 http://www.psicologiaglobal.cl/


Hasta un 5% de la población sufre trastornos de personalidad, una patología psiquiátrica apenas atendida que interfiere en la forma de llevar la vida cotidiana con normalidad y que a veces se oculta detrás de conductas autodestructivas como los trastornos de alimentación o el abuso de sustancias. Hasta un 10% de estas personas llega a quitarse la vida.

Pero aquí es interesante reflexionar acerca del significado que se le da a un trastorno de personalidad, poder definirlo adecuadamente, revisar los tratamientos existentes y analizar lo que significa para la persona padecer un trastorno de este tipo.

La personalidad se define como un patrón constante de conductas, pensamientos y emociones que muestra una persona desde el inicio de su vida adulta. El concepto “personalidad” proviene del griego máscara. “Prosopon” era la máscara que usaban los actores griegos para representar un personaje. Con el tiempo este concepto se empleó para denominar la personalidad.
 
Los trastornos de personalidad son un conjunto de perturbaciones o anormalidades que se dan en las dimensiones emocionales, afectivas, motivacionales y de relación social de los individuos.

Los desajustes o trastornos son un producto de diferentes causas biológicas o medioambientales y, aunque haya que hacer clasificaciones según ciertas categorías comúnmente aceptadas, el diagnóstico debe hacerse de forma individual.

Los obstáculos que impiden que una personalidad se desarrolle eficazmente se conocen con el nombre de frustración y esta corresponde a las circunstancias que determinan que una necesidad o motivo fracasen en ser satisfechos. El estado emocional que acompaña a este hecho se denomina presión psicológica, tensión o ansiedad.

Muchas veces, se hace muy difícil diagnosticar un trastorno de personalidad debido a la cantidad de síntomas que suelen manifestar estas personas. Por el malestar que sienten, algunos recurren a las drogas y otros a hacerse daño. A las personas que padecen este trastorno, les cuesta mucho explicar lo que les pasa, ya que ellos mismos no lo comprenden.

Con respecto a la edad, en la adolescencia se puede establecer ya muchas veces un diagnóstico. Muchas veces sucede que se hace el diagnóstico cuando la persona ya ha tenido una serie de diagnósticos previos.

Manual de diagnóstico

El DSM IV (Manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos) menciona diez trastornos de personalidad, los cuales se agrupan en tres grupos:

Grupo A (trastornos raros o excéntricos)

• Trastorno paranoide de la personalidad o personalidad paranoide.
• Trastorno esquizoide de la personalidad o personalidad esquizoide.
• Trastorno esquizotípico de la personalidad o personalidad esquizotípica.

Este grupo de trastornos se caracteriza en que las personas que los padecen, presentan mucha sospecha, un lenguaje extraño y se aíslan frente a otras personas.

Grupo B (trastornos dramáticos, emocionales o erráticos)

• Trastorno antisocial de la personalidad o personalidad antisocial.
• Trastorno límite de la personalidad o personalidad Borderline.
• Trastorno histriónico de la personalidad o personalidad histriónica.
• Trastorno narcisista de la personalidad o personalidad narcisista.

Estos trastornos se caracterizan en que las personas suelen violar las normas sociales (por ej. comportamiento criminal). Además son muy impulsivas, tienen una emotividad excesiva y grandiosidad,  presentan con frecuencia acting-out (exteriorización de sus rasgos), llevando a rabietas, comportamiento auto-abusivo y arranques de rabia.

Grupo C (trastornos ansiosos o temerosos)

• Trastorno de la personalidad por evitación, personalidad fóbica.
• Trastorno de la personalidad por dependencia, personalidad dependiente.
• Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad.

Este grupo se caracteriza por un patrón penetrante de temores anormales, incluyendo relaciones sociales, separación y necesidad de control. En Chile, la personalidad antisocial alcanza a un 1,6%.
 
Hay una gran cantidad de pacientes que acuden a la consulta con trastornos de personalidad. Como los tratamientos son más largos que los que requieren otro tipo de problemas, al final constituyen una parte importante del trabajo diario del psicoterapeuta.

El tratamiento idóneo es una combinación de farmacología (psiquiatría) y terapia psicológica. Los resultados son muy positivos. Se parte de un programa muy estructurado que empieza con el abordaje de las conductas que interfieren en la terapia, especialmente las autolesiones y las ideas suicidas. Se trabaja la observación para ayudarles a identificar los problemas. A partir de ahí se pone en marcha el programa de psicoeducación, que enseña al paciente qué cosas son características del trastorno y las que son características de la persona y mostrando alternativas no dañinas. Las personas con este trastorno necesitan comprender lo que les pasa. Eso ayuda a que la persona pueda afrontar sus problemas de una forma más positiva y menos dañina.
 
Para que se de un trastorno de personalidad, los rasgos deben de ser de larga duración, intensos, inflexibles y producir un malestar y sufrimiento en las personas que los poseen lo que supone que interfieren en la calidad de vida.

El trastorno límite de personalidad es uno de los que se investiga con más preocupación. La persona que lo padece suele ser muy vulnerable, hipersensible, con poca tolerancia a la frustración y a la crítica y manifiesta problemas en las relaciones interpersonales.

Con respecto de las causas de estos trastornos, hay muchas teorías pero parece que es una mezcla de factores biológicos y ambientales. Muchos autores hablan de lo que es un niño especialmente vulnerable. Si esa persona crece en un entorno seguro será sensible pero no tiene por qué desarrollar el trastorno, pero cuando no hay una respuesta correcta tiene más posibilidades.

Las estadísticas

En Chile la prevalencia de vida de los desórdenes de salud mental alcanza a un 36% aproximadamente, siendo los más frecuentes los desórdenes afectivos con un 16,4%; los desórdenes ansiosos con un 13,6%, y los desórdenes adictivos con alrededor de un 14,2%. Además están los desórdenes somatomorfos vinculados a las personas que presentan una serie de quejas y síntomas físicos, pero las pruebas médicas que se realizan  no indican enfermedad orgánica alguna, ya que el origen de dichos síntomas son psicológicos (*).

(*) Estudio de epidemiología psiquiátrica de Chile, realizado entre los años 1990 a 2000, en 4 regiones del país. (Florenzano, 2003).





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