Los ajustes económicos que se están haciendo en Europa y en EE UU pueden llegar a tener un efecto contrario a lo que se busca, porque al aplicarse recetas de austeridad excesiva en los presupuestos fiscales para reducir los déficits, puede darse lo que en el mundo económico se denomina “la doble caída” (double dip) que conduce a que las fuertes restricciones de gastos impidan la reactivación de la actividad económica como también, en sentido contrario, si se llegaran a invertir muchos fondos para provocar una reactivación, va a aumentar el déficit y las deudas.
En estas condiciones el mundo está en un “zapato chino” porque el peligro de que tanto Europa como EE UU pueden caer en una nueva recesión no se descarta en ninguna de las dos potencias.
“Que yo ahorre está muy bien, que usted ahorre está muy bien. Pero si todos ahorramos al mismo tiempo, eso no está bien. La austeridad se ha convertido en parte del problema y no en parte de la solución”, dijo a Clarín de Buenos Aires el economista Ian Harnett, director gerente de Absolute Strategy Research.
El economista Nouriel Roubini, quien predijo la crisis de 2008, cree ahora que existe un 50% de posibilidades de que el mundo desarrollado vuelva a caer en una recesión. Por lo demás, ya lo dijo Karl Marx en su obra cumbre "El Capital" en el siglo XIX, cuando dijo que en el capitalismo está inserta su autodestrucción.
Una encuesta realizada por el periódico estadounidense USA Today entre 39 economistas top, señala que un hay 30% de posibilidades de que EE UU sufra una nueva recesión, es decir dos veces más de lo que opinaban hace tres meses. De acuerdo a la encuesta, si EE UU logra evitar oficialmente una nueva recesión, su crecimiento económico sería de sólo 2,5%, es decir menos de lo necesario para disminuir el desempleo.
Recesión europea
En Europa la situación es aún más delicada. Grecia y Portugal ya están en recesión, mientras que el crecimiento económico en países como España, Italia y Gran Bretaña ha comenzado a disminuir desde el año pasado. Más aún, el crecimiento económico de Alemania, la locomotora europea, ha registrado en los últimos meses señales de desaceleración. A Francia, la segunda economía después de Alemania, las cosas no le van mucho mejor. El crecimiento económico francés se ha detenido casi por completo en los últimos tres meses. La producción industrial de toda la zona del euro disminuyó a un paupérrimo 0,3% en el segundo cuatrimestre, escribió la analista Ana Barón desde Washington.
Y todo esto no es “chiste” porque hoy se dio a conocer en Bruselas, la capital de la Unión Europea, que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de los 17 países de la eurozona se ralentizó en el segundo trimestre del año, creciendo sólo un 0,2 por ciento respecto a los tres primeros meses del año, como lo informó la Oficina Europea de Estadísticas, Eurostat.
En el primer trimestre del año la economía de la eurozona creció un 0,8 por ciento. Para el segundo trimestre, los especialistas habían pronosticado un avance del 0,3 por ciento, perop llegó sólo a 0,2 por ciento.
En términos interanuales, el crecimiento económico trimestral de los 17 países del euro fue de un 1,7 por ciento, tras el aumento del 2,5 por ciento registrado en el primer trimestre del año.
El crecimiento de Francia se estancó entre abril y junio y España creció un 0,2 por ciento, según los datos oficiales confirmados hoy. Por su parte, Italia creció un 0,3 por ciento, por encima del 0,1 por ciento del primer trimestre. Alemania figura con 0,1%. Los países del euro que mayor crecimiento registraron fueron Estonia (1,8%), Finlandia (1,2%) y Austria (1%). Aún faltan las cifras de varios países, entre ellos Grecia e Irlanda.
Reunión clave en París
Mientras tanto, en París se reunieron hoy el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, para proponer la instauración de "un verdadero gobierno económico" en la zona euro, constituido por un consejo de jefes de Estado y de Gobierno que se reunirá dos veces al año. ¿Más burocracia o mecanismo efectivo para resolver la crisis?
Igualmente ambos mandatarios abogaron por imponer un límite a la deuda de los miembros de la eurozona, recogido en sus constituciones. El límite de deuda obligatorio se impondría a partir del verano de 2012.
También propusieron un impuesto común para la eurozona a las transacciones financieras y la creación de un impuesto corporativo conjunto para las empresas de Francia y Alemania. Merkel señaló que el objetivo de las medidas sería reforzar al euro como "nuestra moneda común".
Problemas diferentes
Europa y EE UU tienen problemas diferentes en esta crisis. El primero está acorralados por las dificultades de déficit fiscal que tienen varios miembros de la eurozona y en el segundo no sólo hay un déficit fiscal del gobierno sino que también los estadounidenses y las empresas están endeudadas.
Es decir, en Europa el gasto de los gobiernos de varios países ha sido muchísimo más alto que sus ingresos y el nivel de la deuda ha aumentado tanto que es insostenible. La UE nació con un pecado original, si bien estableció una unión monetaria y el euro se transformó en la divisa de todos, sus países miembros no tiene una política fiscal coordinada.
En EE UU la clase media saca créditos para comprarse una heladera, un auto, y lo más importante, una casa. El problema es que actualmente el valor de la casa que compró es menor a la suma que le debe al banco. Esto significa que llevará tiempo antes de que vuelvan a gastar, lo que deja a la economía sin uno de sus motores principales: el consumo.
Bonos y otras soluciones
Mientras tanto, España colocó hoy en el mercado secundario deuda pública por un monto total de 5.696 millones de euros (8.196 millones de dólares) a tasas de interés inferiores a las que tuvo que pagar en la anterior subasta, informó el Tesoro Público en Madrid. La venta de bonos a 12 meses permitió al Tesoro español ingresar 4.155 millones de euros pagando un interés del 3,4 por ciento y 1.541 millones de euros por la venta de bonos de 18 meses a un interés del 3,65 por ciento. En la subasta anterior de bonos a estos plazos, celebrada el 19 de julio, el Estado español tuvo que pagar tipos del 3,76 y 3,98 por ciento, respectivamente.
Ni los millonarios paquetes de rescate, ni la intervención del Banco Central Europeo con la compra de bonos de socios en aprietos, ni las medidas de ahorro adicionales resueltas por países como Italia, han logrado ahuyentar definitivamente al fantasma de la crisis que ronda empecinadamente el horizonte financiero de la eurozona. La semana comienza atenazada entre inquietantes signos de interrogación. ¿Cómo se comportarán los mercados? Y ¿qué opciones quedan, si nada de lo que ya se ha hecho alcanza para devolverles la calma ?, preguntó hoy la Deutsche Welle.
Desde Italia vuelve a oírse el clamor por la emisión de eurobonos. La idea es que tales bonos colectivos europeos permitirían a los países más golpeados por la crisis obtener nuevos préstamos a intereses inferiores a los actuales. Como contrapartida, aquellos que hoy en día gozan de mayor solvencia, tendrían que desembolsar más para conseguir nuevos créditos. En el caso de Alemania, ello podría significar un aumento de intereses de más de un 2%, indicó Kai Carstensens, del instituto Ifo, al periódico dominical Welt am Sonntag. Eso se traduciría en costos adicionales de unos 47 mil millones de euros al año, de acuerdo con dichos cálculos.
No sorprende que sean países como Italia o Grecia los más entusiasmados con esta opción. Ni que precisamente en Alemania se alcen vigorosas voces en contra. Tanto el ministro de Hacienda, Wolfgang Schäuble, como el de Economía, Philipp Rösler, han rechazado en diversas entrevistas la alternativa de los eurobonos con argumentos similares. “En una Europa en la que cada Estado miembro debe asumir sus propias responsabilidades, considero que un bono europeo sería el camino errado”, indicó Rössler en una entrevista al diario económico Handelsblatt.
Schaüble, más tajante, afirmó al semanario Der Spiegel que “no habrá colectivización de deudas ni tampoco un apoyo ilimitado”. Y subrayó: “descarto los eurobonos en tanto los países miembros desarrollen sus propias políticas financieras y hagan falta diferentes tasas de interés para que haya estímulos o posibilidades de sanción, para inducir una política financiera sólida”.
Es así como la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, llegó a la reunión de París sin ningún interés en abordar el tema del eurobono, que entusiasma mucho a Italia y defendida por los socialistras europeos, prefiriendo entrar mejor en las grandes reformas estructurales en la eurozona, como es el tema de la creación de “un verdadero gobierno económico".
Los bonos equivaldría a mutualizar la deuda de todos los países de la zona euro. Tanto Alemania como Francia son contrarios a dar este paso, se explicó hoy en París.
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