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viernes, 28 de febrero de 2025

UCRANIA: "BUSINESS IS BUSINESS"

Por Ruth Ferrero-Turrión - Público.es    

Business es business, en Gaza, y también en Ucrania. Para aquellos que pensaron que esta guerra iba de valores, hoy comienzan a ver los motivos detrás de un conflicto que cumplió ya tres años y que ha dejado devastado a un país, en sus gentes, en sus infraestructuras y en su futuro. 

El maniqueísmo expresado por los discursos y las narrativas predominantes “la guerra de Ucrania como guerra existencial para Europa”, “primero será Ucrania, qué vendrá después”, “Ucrania el dique frente a la amenaza rusa”, “en Ucrania las democracias se la juegan”… está dejando paso a una aproximación mucho más pragmática y esta no es otra que el desguace de la propia Ucrania, la división del país en función de sus recursos. Unos recursos que son codiciados por todas las partes: EEUU, Rusia, la UE y, claro, también China.  

Como se ha ido desgranando durante las últimas semanas en los distintos medios de comunicación, Ucrania cuenta con unos niveles elevados de recursos naturales, materias primas y tierras raras. Algo que, al parecer, desconocían todos aquellos que se disputaban el territorio, y ahora, qué sorpresa, descubren con alegría. Sin embargo, esta es la historia de un país tremendamente rico y también muy codiciado por sus vecinos. Merece la pena recordar en este punto los acontecimientos del 2014, el Euromaidan y su origen que no fue otro que el rechazo por parte de la oligarquía ucraniana de firmar un acuerdo de libre comercio entre la UE y Ucrania, un acuerdo con el que Moscú, por cierto, tampoco estaba de acuerdo. 

Rusia considera a Ucrania parte de su esencia nacional. También la considera un territorio estratégicamente vital para su propia seguridad. Y, por supuesto, también es consciente de la tremenda riqueza que Ucrania tiene en sus fronteras. No por nada, uno de sus principales objetivos fue el de convertir el mar de Azov, con todos sus yacimientos de gas, en un mar interior. 

Esto, junto con el control de Crimea y el Donbás, le asegura acceso a tierras raras para ser utilizadas en la industria de defensa y, además, el acceso a una de las pocas aguas cálidas para su flota, el Mar Negro. Merece la pena dar este dato: el 70% de los 14,8 trillones de dólares de los yacimientos minerales críticos se concentran en Donetsk,  Dnipró y Luhansk. Pocos meses después del inicio de la invasión en 2022, Rusia había tomado el control de, al menos, 12,4 billones de dólares en depósitos de energía, metales y minerales ucranianos.

Y si los rusos conocen de la riqueza de Ucrania, el resto también. La llegada de Trump a la Casa Blanca, entre otras muchas otras cosas, lo que ha hecho es levantar el velo tras el que se escondían los intereses de aquellos cuyo argumento era el de la defensa del derecho internacional (sólo en Ucrania, claro). Y, sin embargo, la ayuda militar y financiera a Ucrania nunca ha sido gratuita. Trump ahora habla en voz alta y pide su retorno, y eso es lo que se va a firmar con Zelesnki. Una gestión conjunta de un fondo de reconstrucción al que Ucrania aportará el 50% de los ingresos que obtenga de la “monetización futura” de minerales, hidrocarburos e infraestructuras asociadas. De ese fondo se ha eliminado la exigencia inicial de un pago de 500.000 millones de dólares, una cifra, por otra parte, descabellada.

La explotación no será sencilla: los informes de expertos en este ámbito sitúan el tiempo para alcanzar rentabilidad entre 15 a 25 años. Si realmente se quiere obtener rentabilidad en la explotación de estos minerales y tierras raras es imprescindible seguridad y estabilidad en la zona, de otro modo los inversores no arriesgarán su dinero. Zelenski juega esta carta, por tanto, para asegurar el escudo protector estadounidense. De hecho este particular intercambio de recursos por garantías de seguridad ya figuraba en el Plan para la Victoria que presentó a Biden antes de las elecciones de noviembre.

Pero no son sólo Rusia y EE UU los que tienen puesto el ojo en las riquezas ucranianas. La UE firmó en julio de 2021 un acuerdo estratégico con Ucrania sobre tierras raras y minerales críticos, de hecho la propuesta elevada por el comisario europeo Stéphane Sejourne esta semana se sostiene precisamente sobre ese memorando de entendimiento mutuo que plantea una cooperación que “tiene como objetivo asegurar las cadenas de suministro para la UE”, también, apuntan, asegurar el beneficio mutuo. 

Como vicepresidente ejecutivo de Prosperidad y Estrategia Industrial de la Comisión Europea,  la misión de Stéphane Séjourné es crear las condiciones para que las industrias y empresas europeas inviertan, se descarbonicen y sean más competitivas. Trabajará para reforzar la soberanía de Europa en sectores y tecnologías cruciales.

Es responsable de guiar los trabajos para iniciar una nueva era de productividad, innovación y competitividad, contemplando todas las diferentes facetas, desde el Mercado Único hasta la investigación, la economía y la productividad, el comercio, las aduanas y los mercados financieros (Leer en el archivo reciente de Kradiario). 

El nerviosismo en la UE es manifiesto. Como si verse ignorado y despreciado por su socio transatlántico no fuera suficiente, Bruselas también ve cómo el acceso a minerales preciosos para su transición verde y su todavía precaria industria de defensa se ven paralizados por la negociación del ucraniano con Washington porque, como es evidente, todos los minerales que vayan a parar a EE UU no tendrán destino final en la UE. 

Por su lado, los británicos también llevan tiempo en negociaciones bilaterales con los ucranianos, por cierto, mucho más discretas que las de Trump. Su principal interés no es tanto el litio, como los yacimientos de grafito y titanio. Los franceses, por su parte, llevan desde el mes de octubre en conversaciones con Kiev para la explotación de minerales ucranianos esenciales para la industria de defensa francesa, especialmente ahora que han sido expulsados de África.

Estos datos nos ayudan a entender las visitas de Macron y Starmer a Washington. Son conscientes de su posición de debilidad con EE UU, porque no tienen la capacidad de ofrecer las garantías de seguridad que Ucrania demanda. Seguir apoyando a Ucrania también significa prolongar la capacidad de negociación para controlar el acceso a esos minerales tan preciosos.

Queda así en evidencia cómo no era tanto una cuestión de moralidad y defensa de la democracia, como el negocio. Business es business.

Lo mismo piensa hacer Trump en Gaza (MedioOriente) pero de otra forma: 

"Seremos sus dueños": Trump sugiere que EE.UU. tomará el control de Gaza y que los palestinos deben irse permanentemente, esta parte del texto es un agregado de Kradiario y no de la autora de este artículo).



Condiciones actuales en que se encuentra Gaza y que Trump quiere convertir en un reessort para millonarios.

(*) - Profesora de Ciencia Política y Estudios Europeos en la UCM.


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