Por Leandro Alvarez De Lorenzo – Diario Red
Nunca después de 1945 un partido alemán se había valido del apoyo ultraderechista para impulsar una medida. En estos últimos días y, como en 1933, Friedrich Merz de la CDU rompió ese cordón y con la AfD se fortalece en agenda.
1933, como 1914 y 1939 son años que a ningún alemán les pasa desapercibidos. Los dos últimos marcaron el inicio de aventuras bélicas que terminaron en desastres sociales y humanitarios para el país y el mundo. El primero marcó el año en el que la derecha democrática de la república de Weimar habilitó la llegada al poder del NDSAP (el partido Nazi), al promover a Adolf Hitler como canciller.
Cabe señalar que el
furibundo antimarxismo que la derecha dentro del sistema había cultivado en los
años previos fue terreno propicio para pensar a los nazis como aliados
domesticables más benignos que la posibilidad de confluir con socialdemócratas
o comunistas.
Por eso es que los
Hindenburg, Papen, Schleicher analizaron la posibilidad de rodear a Hitler al
promoverlo como canciller. Pero lo que logró muy pronto el líder nazi, a fuerza
de imponer agenda, fue que el partido del centro y las distintas fuerzas
conservadoras terminen votando su propia disolución y el otorgamiento de plenos
poderes al Führer.
La historia nunca se repite y no es circular, pero las circunstancias muchas veces sí pueden ser similares. Si nos trasladamos al año 2025, observamos cómo un partido de centroderecha / derecha conservadora pero democrática como la CDU pasó de una política migratoria relativamente progresista como la de Angela Merkel a la propuesta de reforma abiertamente xenófoba.
Se trata del mismo partido y dos posturas radicalmente opuestas con muy pocos años de diferencia. ¿Qué sucedió en el medio? el ascenso maratónico de la ultraderecha, que no se tradujo necesariamente en votos, pero sí en capacidad de instalar temáticas.
En las últimas semanas,
cientos de miles de personas se han movilizado en toda Alemania para protestar
contra el acercamiento entre la derecha y la extrema derecha y,
particularmente, contra la idea de revivir ese fatídico año en la historia de
la humanidad en que el partido del centro y el presidente Hindenburg le
abrieron las puertas de la república de Weimar a Hitler, quien la hizo volar
por los aires.
Estas manifestaciones se
generaron para repudiar la decisión del líder del bloque conservador en el
Parlamento, Friedrich Merz, de colaborar con el partido ultraderechista
Alternativa para Alemania (AfD) en la aprobación de una nueva política
migratoria. Se trató de la ruptura del famoso “cordón sanitario” que habían
establecido partidos democráticos tanto de izquierda como de derecha en
Alemania. Lo que promovió Merz fue una moción no vinculante que, sin embargo,
sirve como una declaración de intenciones políticas de cara a un eventual
gobierno. También puede dar una pista de cuánto seduce a la derecha, bajo el
liderazgo de Merz, acercarse a AfD en lugar de formar una coalición con
socialdemócratas o verdes.
Pero la
propuesta de Merz está lejos de ser antipopular y responde a una agenda
promovida por AfD pero bien recibida por gran parte de los alemanes. Una
reciente encuesta apunta que el 67% de los encuestados está a favor de reforzar
controles fronterizos permanentes y un 57% de devolver en las fronteras a los extranjeros
sin documentos.
Además, la fuerza de ultraderecha apoyada y financiada por el magnate Elon Musk, también se nutre de las movilizaciones en las calles, como también lo hicieron los nazis. Weidel y los suyos han azuzado y promovido una serie de protestas desde diciembre en adelante tras los episodios de violencia urbana protagonizados por inmigrantes.
Es que el reciente atentado de un ciudadano de origen afgano solicitante de asilo le sirve como anillo al dedo tanto a Merz como a Alice Weidel, la líder de AfD, y ha conmovido fuertemente la agenda pública en Alemania. A este triste episodio en el cual un ciudadano con antecedentes de robo y droga atropelló a manifestantes sindicales en Múnich, se le suma el evento de Aschaffenburg donde otro solicitante de asilo afgano apuñaló a varias personas en un parque y al atropello masivo en un mercado de Magdeburgo en las vísperas de navidad.
En este contexto, la táctica del chivo expiatorio inmigrante tanto a la derecha y a la ultraderecha alemana parecen funcionarle frente a la inacción y la incapacidad de la centroizquierda de ofrecer soluciones concretas. La coalición del semáforo colisionó en el debate sobre el ajuste presupuestario, produciendo un abismo entre la SPD, los verdes y los liberales que exigían mayor austeridad. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y su política arancelaria también siembra más interrogantes.
Encuestas: la derecha y la ultraderecha dominan
Las últimas encuestas elaboradas por Süddeutsche Zeitung arrojan una ventaja de casi 9 puntos para Unión (CDU-CSU) con un 30% y deja en un inédito segundo lugar a la ultraderecha de AfD con alrededor del 21% de intención de votos. Cinco puntos por debajo se encuentra la Socialdemocracia de Scholz . Por su lado Die Grünen parece crecer en detrimento de la SPD. Los liberales tras su salida del gobierno se desmoronan con un 4% que los dejaría por detrás de la formación de izquierda Die Linke que apuntan un 4,8% y por una nueva izquierda muy poco convencional y anti-inmigrante, la BSW que ronda el 5% de intención de voto.
*Profesor de Historia (UBA) y periodista. Docente en el Instituto de Investigación y Educación Económica. Miembro de La Pizarra. Aporte de la Agencia Europea Other News con sede en Roma.
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