DICHATO, “ZONA CERO”, Y LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Por Ruby Weitzel (*)
Viví en Dichato el terremoto y posteriores tsunamis del 27 de febrero. Conocí de cerca el dolor y la desesperación de quienes allí se quedaron sin nada. Muchas reflexiones han nacido a partir de esos fatídicos momentos, una de ellas tiene que ver, precisamente, con la labor de nuestros medios de prensa.
Nuestra casa de veraneo en Dichato estaba situada a 50 metros de la playa, arrancamos de ella hacia los cerros mientras la tierra seguía temblando aquel 27 de febrero y alrededor del mediodía nos fuimos a Chillán, para dejar allí a mi madre, de 90 años, protegida y acompañada.
Luego me dirigí al Diario La Discusión a relatar lo ocurrido y regalar las fotografías tomadas en el balneario a partir de las 04.04 de la mañana. Allí me encontré con la primera muestra de desinterés de la prensa por material periodístico de primera mano y veraz.
Me acerqué al móvil del diario estacionado en su frontis, donde me atendió un hombre, al cual me enviaron luego que informara sobre el objetivo de mi presencia allí. Pero, ¡No me pescaron ..! como dicen los jóvenes, a pesar de haberme identificado como periodista y haber dado mi nombre, Ruby Weitzel, familia y nombre relativamente conocidos en la ciudad por ser autora de un libro publicado en el 2003, titulado “Chillán…Entrecruces”.
-No hay luz– me dijo el periodista (supongo que lo era, puesto que tomó la decisión de no derivarme a nadie), que escuchaba las noticias en la radio del auto.
-¡Busca una grabadora– le dije, -Dichato está destruido, hubo 3 tsunamis. Desapareció todo el plano-. Me miró como si estuviera loca y me dijo “No, no hay nada a mano”.
A pesar de mi insistencia y de darle opciones para que el diario tuviera más de cien fotos inéditas para cuando empezara a funcionar, no hubo caso.
- Déjame el número de teléfono y te llamo en cuanto estemos en condiciones-, me dijo
finalmente.
Y le di mis teléfonos.
“¿Adónde voy?” me pregunté entonces, y recordé la radio El Sembrador, donde más de alguna vez me habían entrevistado. Hacia allí me dirigí.
Aporreé la puerta cerrada a machote. Después de identificarme y contar el objetivo de mi presencia allí, pude entrar de inmediato y en un segundo estaba al aire, sentada frente a Juan Carlos Díaz de Arcaya y sus micrófonos, contando lo visto, lo vivido, lo fotografiado, pero aún sin darme cuenta del todo -ahora lo pienso así-, que mi madre, mi hermano Ricardo, mi amiga Andrea Vargas y yo, éramos sobrevivientes de la catástrofe de Dichato.
Ese sábado 27 de febrero, a las cuatro de la tarde, conté de los 3 tsunamis en la radio El Sembrador de Chillán. Esa emisora, tengo la certeza, fue la primera en emitir al aire la palabra TSUNAMI… y que fueron tres.
Los ojos de Juan Carlos Díaz de Arcaya se abrieron enormes. También los de quienes estaban en los controles y, una vez más, creo que me miraron un poco raro. El hombre, calmado, sereno, trató de bajarle el perfil a mi relato, que era simplemente el testimonio de una testigo. Lo entiendo: no era hora de alarmar más a la población. Yo aún no tenía idea de la magnitud del desastre a lo largo de Chile. Sólo sabía de Dichato… de “mi” Dichato desaparecido del mapa. Pero me imaginaba que lo ocurrido en el resto del país, o gran parte de él, era similar.
Les regalé las fotos que bajaron de mi cámara al computador.
-Muéstrenlas a quienes quieran. Regálenselas a los diarios, especialmente a La Discusión, de parte de una periodista “loca”- les dije.
A las cinco de la tarde regresamos con mi hermano Ricardo a Dichato, llevando un poco de ayuda. No estaba en nuestra mente recuperar algo de nuestra casa. Ya la habíamos visto en el suelo, como el resto de Dichato. Sólo pensábamos en ayudar a tanta gente querida. Más de 50 años tuvimos casa de veraneo en Dichato, en el mismo lugar.
Pero este domingo, 7 de marzo, volví a ser periodista, después de leer los dos diarios más importantes de Chile: El Mercurio y La Tercera.
Ayer domingo, El Mercurio, en su despliegue de informaciones muy buenas, muy didácticas, gráficas y muy bien documentadas, entrega el testimonio de una testigo de Dichato: “la primera ola llegó a las siete de la mañana (…)”. Realmente fue entre las 05:00 hrs. y las 05:30 hrs.
“A las 9 y media de la mañana, cuando ya había gente recolectando algunas de sus pertenencias se alzó una segunda ola aún mayor que la primera”. (El segundo tsunami fue a las 05:30 hrs. Hubo un tercer tsunami pasadas las 9 de la mañana, como lo confirman las fotografías adjuntas y como lo ha informado el SHOA).
No lo podía creer. ¿Cómo era posible que a más de una semana de ocurrido el desastre, después de todo el reporteo realizado, de todo el despliegue periodístico, de la cantidad de información recabada, informaran con tan poco acierto?
¿Cómo es posible que el periodista no hubiera confirmado sus fuentes… o, al menos, no hubiera leído lo que informa su propio diario ese mismo día, en el sentido de que el primer tsunami ocurrió entre las 05:00 y las 05:30 y los otros a las tantas y tantas?
¡Y estamos rasgando vestiduras!, criticando, cuestionando, por lo errático del actuar de la ONEMI, del SHOA, del Gobierno, de las Fuerzas Armadas, a minutos de la catástrofe… cuando a 10 días de ella, el diario más serio de Chile entrega tal testimonio sin confirmar.
¿Y cómo podemos pedirle a un humilde pero prestigioso diario regional como La Discusión, el segundo diario más antiguo de Chile, que no haya “pescado” a una testigo presencial, con pruebas fotográficas del sismo que había destruido a medio Chile? Supongo que en ese momento sabían más que yo.
Pero quiero ir más allá.
El día lunes 1 de marzo a medio día, me encontré con periodistas de Megavisión en la plaza de Dichato. Me acerqué a ellos, les ofrecí guiarlos a sectores que aún permanecían exactamente iguales luego del desastre (la calle principal ya había sido despejada de los escombros) y entregarles las fotos: nuevamente, “no me pescaron”.
Una hora más tarde, cuando recorría el sector de nuestra casa, le contaba a una vecina lo ocurrido, puesto que ella, a pesar de perderlo todo, no estaba en casa esa madrugada, y se me acercó un reportero gráfico, quien se identificó como enviado especial de Radio Cooperativa, y me pidió le repitiera lo mismo que había escuchado. Así lo hice. El martes, cuando regresé a Chillán me llamaron mis colegas de Santiago para contarme que un video de radiocooperativa.cl recorría el mundo con aquel testimonio.
Lo que también parece haber ocurrido con un testimonio que di a Radio Nacional de España, cuyo audio aún está en su página web, en un programa de Radio 3.
El martes 2 marzo, al mediodía, en la ya despejada plaza de Dichato se encontraba el móvil de TVN, y una vez más ofrecí fotos, guía y algunos entrevistados, pero no mi testimonio (los periodistas no somos noticia). Verónica Moscoso “no me pescó” y me derivó a otro periodista, cuyo nombre no recuerdo, quien quedó en llamarme o escribir a mi correo para que le enviara las fotos ofrecidas. Aún espero para enviárselas.
Finalmente, por ahora, en el cuerpo de Reportajes del diario La Tercera del domingo 7 de marzo, encuentro en la página 33 una fotografía a media página en la que aparezco de espaldas, sobre el título: “EMPEZAR DE CERO: CÓMO SUPERAR LAS PÉRDIDAS Y LEVANTAR LA NUEVA HISTORIA FAMILIAR”. Lindo título, linda foto.
Justifico dicha foto “producida” si se publica el día 2 de marzo para graficar, quizá, algún artículo despachado “contra el tiempo”. Lo entiendo. Pero no puedo entender que luego de más de una semana de ocurrido este cataclismo, los fotógrafos de La Tercera no hayan encontrado una verdadera y dramática escena de todo lo visto para graficar tan golpeador título. Debo decir también que al gráfico de La Tercera le ofrecí acompañarlo a tomar fotos en lugares no fotografiados y regalarle mis imágenes inéditas.
Mis agradecimientos y felicitaciones a la Radio El Sembrador de Chillán por hacer periodismo de verdad (era la única radio que transmitía ese día) y trasformarse en el primer medio chileno, en informar de los 3 tsunamis (creo que fueron 4, ya lo ratificaré con mis fotos). Mis agradecimientos y felicitaciones a Sebastián Medina, enviado especial de Radio Cooperativa, al cual yo no busqué. Ya estaba descorazonada de mis colegas.
(*) Ruby Weitzel P.
Periodista de la Universidad de Chile
Rut 4.412.142-5
Celular: 09 213 6703
e-mail: rubyweitzel@hotmail.com
Registro Colegio de Periodistas 843
Chillán, 8 de marzo 2010
Por Ruby Weitzel (*)
Viví en Dichato el terremoto y posteriores tsunamis del 27 de febrero. Conocí de cerca el dolor y la desesperación de quienes allí se quedaron sin nada. Muchas reflexiones han nacido a partir de esos fatídicos momentos, una de ellas tiene que ver, precisamente, con la labor de nuestros medios de prensa.
Nuestra casa de veraneo en Dichato estaba situada a 50 metros de la playa, arrancamos de ella hacia los cerros mientras la tierra seguía temblando aquel 27 de febrero y alrededor del mediodía nos fuimos a Chillán, para dejar allí a mi madre, de 90 años, protegida y acompañada.
Luego me dirigí al Diario La Discusión a relatar lo ocurrido y regalar las fotografías tomadas en el balneario a partir de las 04.04 de la mañana. Allí me encontré con la primera muestra de desinterés de la prensa por material periodístico de primera mano y veraz.
Me acerqué al móvil del diario estacionado en su frontis, donde me atendió un hombre, al cual me enviaron luego que informara sobre el objetivo de mi presencia allí. Pero, ¡No me pescaron ..! como dicen los jóvenes, a pesar de haberme identificado como periodista y haber dado mi nombre, Ruby Weitzel, familia y nombre relativamente conocidos en la ciudad por ser autora de un libro publicado en el 2003, titulado “Chillán…Entrecruces”.
-No hay luz– me dijo el periodista (supongo que lo era, puesto que tomó la decisión de no derivarme a nadie), que escuchaba las noticias en la radio del auto.
-¡Busca una grabadora– le dije, -Dichato está destruido, hubo 3 tsunamis. Desapareció todo el plano-. Me miró como si estuviera loca y me dijo “No, no hay nada a mano”.
A pesar de mi insistencia y de darle opciones para que el diario tuviera más de cien fotos inéditas para cuando empezara a funcionar, no hubo caso.
- Déjame el número de teléfono y te llamo en cuanto estemos en condiciones-, me dijo
finalmente.
Y le di mis teléfonos.
“¿Adónde voy?” me pregunté entonces, y recordé la radio El Sembrador, donde más de alguna vez me habían entrevistado. Hacia allí me dirigí.
Aporreé la puerta cerrada a machote. Después de identificarme y contar el objetivo de mi presencia allí, pude entrar de inmediato y en un segundo estaba al aire, sentada frente a Juan Carlos Díaz de Arcaya y sus micrófonos, contando lo visto, lo vivido, lo fotografiado, pero aún sin darme cuenta del todo -ahora lo pienso así-, que mi madre, mi hermano Ricardo, mi amiga Andrea Vargas y yo, éramos sobrevivientes de la catástrofe de Dichato.
Ese sábado 27 de febrero, a las cuatro de la tarde, conté de los 3 tsunamis en la radio El Sembrador de Chillán. Esa emisora, tengo la certeza, fue la primera en emitir al aire la palabra TSUNAMI… y que fueron tres.
Los ojos de Juan Carlos Díaz de Arcaya se abrieron enormes. También los de quienes estaban en los controles y, una vez más, creo que me miraron un poco raro. El hombre, calmado, sereno, trató de bajarle el perfil a mi relato, que era simplemente el testimonio de una testigo. Lo entiendo: no era hora de alarmar más a la población. Yo aún no tenía idea de la magnitud del desastre a lo largo de Chile. Sólo sabía de Dichato… de “mi” Dichato desaparecido del mapa. Pero me imaginaba que lo ocurrido en el resto del país, o gran parte de él, era similar.
Les regalé las fotos que bajaron de mi cámara al computador.
-Muéstrenlas a quienes quieran. Regálenselas a los diarios, especialmente a La Discusión, de parte de una periodista “loca”- les dije.
A las cinco de la tarde regresamos con mi hermano Ricardo a Dichato, llevando un poco de ayuda. No estaba en nuestra mente recuperar algo de nuestra casa. Ya la habíamos visto en el suelo, como el resto de Dichato. Sólo pensábamos en ayudar a tanta gente querida. Más de 50 años tuvimos casa de veraneo en Dichato, en el mismo lugar.
Pero este domingo, 7 de marzo, volví a ser periodista, después de leer los dos diarios más importantes de Chile: El Mercurio y La Tercera.
Ayer domingo, El Mercurio, en su despliegue de informaciones muy buenas, muy didácticas, gráficas y muy bien documentadas, entrega el testimonio de una testigo de Dichato: “la primera ola llegó a las siete de la mañana (…)”. Realmente fue entre las 05:00 hrs. y las 05:30 hrs.
“A las 9 y media de la mañana, cuando ya había gente recolectando algunas de sus pertenencias se alzó una segunda ola aún mayor que la primera”. (El segundo tsunami fue a las 05:30 hrs. Hubo un tercer tsunami pasadas las 9 de la mañana, como lo confirman las fotografías adjuntas y como lo ha informado el SHOA).
No lo podía creer. ¿Cómo era posible que a más de una semana de ocurrido el desastre, después de todo el reporteo realizado, de todo el despliegue periodístico, de la cantidad de información recabada, informaran con tan poco acierto?
¿Cómo es posible que el periodista no hubiera confirmado sus fuentes… o, al menos, no hubiera leído lo que informa su propio diario ese mismo día, en el sentido de que el primer tsunami ocurrió entre las 05:00 y las 05:30 y los otros a las tantas y tantas?
¡Y estamos rasgando vestiduras!, criticando, cuestionando, por lo errático del actuar de la ONEMI, del SHOA, del Gobierno, de las Fuerzas Armadas, a minutos de la catástrofe… cuando a 10 días de ella, el diario más serio de Chile entrega tal testimonio sin confirmar.
¿Y cómo podemos pedirle a un humilde pero prestigioso diario regional como La Discusión, el segundo diario más antiguo de Chile, que no haya “pescado” a una testigo presencial, con pruebas fotográficas del sismo que había destruido a medio Chile? Supongo que en ese momento sabían más que yo.
Pero quiero ir más allá.
El día lunes 1 de marzo a medio día, me encontré con periodistas de Megavisión en la plaza de Dichato. Me acerqué a ellos, les ofrecí guiarlos a sectores que aún permanecían exactamente iguales luego del desastre (la calle principal ya había sido despejada de los escombros) y entregarles las fotos: nuevamente, “no me pescaron”.
Una hora más tarde, cuando recorría el sector de nuestra casa, le contaba a una vecina lo ocurrido, puesto que ella, a pesar de perderlo todo, no estaba en casa esa madrugada, y se me acercó un reportero gráfico, quien se identificó como enviado especial de Radio Cooperativa, y me pidió le repitiera lo mismo que había escuchado. Así lo hice. El martes, cuando regresé a Chillán me llamaron mis colegas de Santiago para contarme que un video de radiocooperativa.cl recorría el mundo con aquel testimonio.
Lo que también parece haber ocurrido con un testimonio que di a Radio Nacional de España, cuyo audio aún está en su página web, en un programa de Radio 3.
El martes 2 marzo, al mediodía, en la ya despejada plaza de Dichato se encontraba el móvil de TVN, y una vez más ofrecí fotos, guía y algunos entrevistados, pero no mi testimonio (los periodistas no somos noticia). Verónica Moscoso “no me pescó” y me derivó a otro periodista, cuyo nombre no recuerdo, quien quedó en llamarme o escribir a mi correo para que le enviara las fotos ofrecidas. Aún espero para enviárselas.
Finalmente, por ahora, en el cuerpo de Reportajes del diario La Tercera del domingo 7 de marzo, encuentro en la página 33 una fotografía a media página en la que aparezco de espaldas, sobre el título: “EMPEZAR DE CERO: CÓMO SUPERAR LAS PÉRDIDAS Y LEVANTAR LA NUEVA HISTORIA FAMILIAR”. Lindo título, linda foto.
Justifico dicha foto “producida” si se publica el día 2 de marzo para graficar, quizá, algún artículo despachado “contra el tiempo”. Lo entiendo. Pero no puedo entender que luego de más de una semana de ocurrido este cataclismo, los fotógrafos de La Tercera no hayan encontrado una verdadera y dramática escena de todo lo visto para graficar tan golpeador título. Debo decir también que al gráfico de La Tercera le ofrecí acompañarlo a tomar fotos en lugares no fotografiados y regalarle mis imágenes inéditas.
Mis agradecimientos y felicitaciones a la Radio El Sembrador de Chillán por hacer periodismo de verdad (era la única radio que transmitía ese día) y trasformarse en el primer medio chileno, en informar de los 3 tsunamis (creo que fueron 4, ya lo ratificaré con mis fotos). Mis agradecimientos y felicitaciones a Sebastián Medina, enviado especial de Radio Cooperativa, al cual yo no busqué. Ya estaba descorazonada de mis colegas.
(*) Ruby Weitzel P.
Periodista de la Universidad de Chile
Rut 4.412.142-5
Celular: 09 213 6703
e-mail: rubyweitzel@hotmail.com
Registro Colegio de Periodistas 843
Chillán, 8 de marzo 2010
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