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martes, 1 de abril de 2025

LA EXTORSIÓN ES UTILIZADA POR BANDAS DELICTUALES COMO ARMA PARA ATACAR A LOS MICROBUSEROS EN LIMA

La extorsión--presión ejercida sobre alguien con amenazas para obligarlo a actuar de determinada forma y obtener así dinero u otro beneficio--, sigue operando en Lima Metropolitana y diversas regiones del Perú, a pesar de la implementación del estado de emergencia,  publicó este martes el diario El Comercio de Lima.

Las amenazas de muerte y los ataques a unidades de transporte continúan afectando a conductores de buses, combis y mototaxis. Por ello, muchos han decidido dejar de trabajar por temor a ser asesinados por sicarios. El Comercio se comunicó con transportistas para identificar cuáles son las empresas de transporte, rutas y puntos de extorsión más utilizados por los delincuentes en los últimos años.

El resultado del análisis fue alarmante: las redes de extorsión controlan un total de 303 kilómetros de rutas de transporte público urbano. Ese radio de operaciones ilícitas concentran las 7 rutas de transporte más importantes y de mayor afluencia de pasajeros, es decir, las que mayores ingresos generan para las empresas.

Los extorsionadores del transporte formal inician su ataque contactando al gerente de la empresa, exigiéndole dinero con amenazas. Si este se esconde o huye, dirigen la violencia hacia los choferes: disparan contra estaciones y patios, o dejan cajas con balas como advertencia. Para acercarse a los conductores, se hacen pasar por pasajeros o jaladores. Además, los ‘dateros’ son reclutados a la fuerza para obtener información o cobrar los cupos diarios. Así, el crimen organizado controla el transporte, dejando a conductores y empresarios sin salida.

El sistema comisionista “afiliador” con el que opera el transporte urbano limeño, sin choferes en planilla ni pagos digitales registrados y casi en su totalidad con pagos en efectivo, se vuelve propicio para el cobro de cupos. Expertos sostienen que, si el transporte tuviera un sistema de recaudo electrónico donde los choferes y cobradores no estén rodeados de dinero no registrado, “la extorsión sería mucho más sencilla de investigar por las huellas que deja el sistema bancario”.

El último caso de extorsión ocurrió esta semana en San Juan de Lurigancho, en el paradero 10 de Las Flores. Un extorsionador y cobrador de cupos abordó una unidad de la empresa Etusa y disparó al chofer. En el transporte se encontraba su hijo, quien forcejeó con el delincuente para evitar que escapara. Sin embargo, transportistas contaron a El Comercio que, cuando la policía llegó al lugar, en lugar de arrestar al extorsionador, solo detuvieron al hijo.

Tan solo un mes antes, en febrero de 2025, ocurrió otro episodio de violencia relacionado con el cobro de cupos. En Chorrillos, un conductor de bus fue atacado a balazos mientras transportaba a un grupo de pasajeros. El chofer, identificado como José Luis Mamani, de 45 años, recibió dos disparos en la pierna, pero logró conducir el vehículo hasta un centro de salud cercano para recibir atención médica. El ataque ocurrió en el cruce de las avenidas Guardia Civil y Guardia Peruana. El bus, perteneciente a la empresa de transportes Norteamérica, estaba lleno de pasajeros cuando un sujeto armado interceptó el vehículo y disparó contra el chofer.

Fuera de la capital de Lima, en la región de Piura, un bus de la empresa de transportes Nueva Alternativa, que cubre la ruta Castilla-Veintiséis de Octubre, fue atacado con un explosivo a solo unas cuadras de su paradero final, ubicado en el asentamiento Colinas. Según la denuncia policial, un sujeto subió al vehículo como pasajero y, cuando se encontraba a una cuadra de su destino, dejó un explosivo en uno de los asientos y bajó. Segundos después, se escuchó la violenta detonación que alertó al chofer.

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