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lunes, 2 de septiembre de 2024

LA TEMIDA SOLEDAD - POR JESSIKA KROHNE

POR JESSIKA KROHNE SOLETIC



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«Mientras más grande es la ciudad, más profunda puede ser la soledad». (Anónimo)

La soledad es una de las mayores preocupaciones en la actualidad y se ha acentuado aún más desde el auge de las redes sociales. Muchas veces preferimos estar con nuestro aparato, nuestro mejor amigo, en vez de compartir con las personas que tenemos en nuestra vida real.

Nos metemos en un mundo virtual cautivador, pero a la vez muy amenazante, donde nos cuesta salir. Entramos en un Flow y perdimos la noción del tiempo. Podemos estar muchas veces hasta altas horas de la noche metidos en nuestro mundo virtual donde el único movimiento que hacemos es el scroll para avanzar al siguiente video. 

Los sentimientos de soledad también se han disparado por otras razones: Familias cada vez más pequeñas, la disminución de la natalidad, el envejecimiento de la población, la epidemia de las separaciones, ciudades cada vez más grandes y edificios cada vez más gigantes donde la interacción es casi nula, son solo algunas razones de esta gran soledad. Ese sentimiento lleva muchas veces a un vacío muy profundo y puede desencadenar otros trastornos psicológicos, como la depresión, angustia, ansiedad, estrés y una profunda melancolía. 

Hay otros datos importantes, como dice Marian Rojas Estapé: “La soledad acompaña a múltiples enfermedades autoinmunes, inflamatorias, crónicas, neurológicas, oncológicas y psiquiátricas, y es un factor de riesgo que incrementa la posibilidad de padecer ansiedad. Las personas por otro lado, socialmente saludables tienen un 50% menos de probabilidades de morir prematuramente, lo que significa que la soledad está a la altura de otros factores de riesgo más evidentes como son el consumo de alcohol, el tabaco, la obesidad o la falta de ejercicio. 

Analicemos la soledad con mayor profundidad. Ésta es un estado emocional subjetivo, donde muchas veces sentimos esta sensación de estar sol@s a pesar de estar rodead@s de personas, pero percibimos no tener a nadie que nos abrace profundamente o sentimos que carecemos de ese hombre para ser contenidos en un momento difícil. A veces nos ha pasado, que nos hemos desilusionado mucho de una persona, lo que nos hace sentir muy sol@s.

Pero no todo es malo, la soledad bien escogida puede ser de mucha utilidad cuando queremos reflexionar, meditar, pensar o conocernos más a nosotros mismos. Una escapada al cerro cada cierto tiempo hace muy bien para el alma. La soledad positiva surge cuando buscamos el silencio o la tranquilidad de manera voluntaria. 

Se puede decir que la soledad es algo paradójica, ya que podemos no sentirnos sol@s dando un paseo por el monte sin ninguna compañía, y en cambio sentirnos sol@s pese a que estamos en una sala rodeadas de gente. Por lo tanto, vuelvo a reforzar: La sensación de soledad es totalmente subjetivo.  

¿Pero como nos hacemos cargo, si se convierte en un problema? Aquí algunos consejos.

  • Tratemos de priorizar el mundo real versus el mundo virtual. 

  • Conozcámonos más e identifiquemos nuestras carencias y de donde pueden venir los sentimientos de soledad.

  • Identifiquemos lo que nos gusta y tratemos de dejar espacios para esas actividades. 

  • Disfrutemos a estar sol@s y con nosotros mism@s en distintas oportunidades.

  • Busquemos relaciones sanas, personas vitaminas y tomemos distancia de las personas que no nos hacen tan bien.


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