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viernes, 6 de septiembre de 2024

ALTAS TECNOLOGÍAS Y DEMOCRACIA EN LA “GUERRA” ENTRE X Y BRASIL

 Por Mario Osava – Inter Press Service

La libertad de expresión es el gran argumento de Elon Musk, el multimillonario empresario de las altas tecnologías y otros sectores, al sublevarse contra las normas de la justicia brasileña, que terminó por suspender las operaciones de su plataforma digital X en Brasil el 30 de agosto.

Esa confrontación destaca dos contradicciones. Se trata de un personaje de los más ricos del mundo, que se juntó a la extrema derecha internacional que amenaza destruir la democracia y por ende las libertades, incluso la de expresión.

Además Musk es dueño de empresas que emplean las tecnologías más avanzadas, como Tesla de vehículos eléctricos, Space X de viajes espaciales y  Starlink de comunicación por satélites, y que se ha puesto al servicio de ideas y políticas retrógradas, que niegan los avances civilizacionales en temas ambientales, de género, étnicos y científicos en general.

Musk se negó a sacar de la red X, como rebautizó a Twitter, perfiles que difundían mentiras y discursos de odio, especialmente contra el Supremo Tribunal Federal (STF), y despidió todo el equipo de X sin dejar un representante legal en el país, violando una exigencia para empresas extranjeras o transnacionales.

Además de exigir que todas las cerca de 20 000 operadoras de internet bloqueasen el acceso a la X, el juez del STF Alexandre de Moraes prohibió el uso de la aplicación VPN, que permite el acceso omitiendo el local de donde se lo hace, imponiendo una multa de 50 000 reales (9.000 dólares) a quien viole la medida.

Luego volvió atrás en la prohibición, pero mantuvo la multa, considerada una exageración por los especialistas en comunicación, incluso juristas. La medida más cuestionada fue la de exigir a Starlink, otra empresa de Musk, el pago de las multas impuestas a X, que sumaban 18,3 millones de reales (3,3 millones de dólares).

Starlink ofrece conexión satelital a internet en todo el mundo y en Brasil posee 224 000 usuarios, entre ellos el Ejército y la Marina brasileños, principalmente en áreas de difícil acceso, como la Amazonia.

La empresa empezó por negarse a cumplir las órdenes judiciales, pero luego aceptó suspender el acceso a X, mientras recurre al mismo STF sobre el pago de las multas, ya que X y Starlink son empresas independientes y de distintos propósitos, aunque el propietario sea el mismo.

Batalla política

“La cuestión es más política que jurídica”, según Flavia Lefevre, abogada especializada en derecho de la comunicación.

“Jurídicamente se puede cuestionar las medidas contra Starlink, pero no la suspensión de la X que violó la Constitución nacional, el Código de Defensa del Consumidor, la ley General de Protección de Datos y el Marco Civil de internet”, argumentó Lefevre a IPS.

La gota de agua que rebasó el vaso para la suspensión total de la plataforma X en Brasil, hasta que cumpla las normas legales del país, fue la negativa de nombrar un representante, como forma de eludir cualquier responsabilidad, en lo que se calificó como un reto a la soberanía nacional.

Además, Musk juega políticamente, apoya al republicano Donald Trump en Estados Unidos en las elecciones de noviembre, al presidente argentino Javier Milei y al exgobernante brasileño Jair Bolsonaro, todos de extrema derecha.

Es tan rico que no le importa perder los usuarios brasileños de X, estimados en más de 20 millones, tampoco la pérdida del valor de su empresa ante los conflictos que genera por razones políticas.

En Brasil ataca personalmente a Moraes, que concentra en sus manos los procesos judiciales que más amenazan a Bolsonaro y sus activistas, como el del intento de golpe de Estado del 8 de enero de 2023 y el de la difusión de falsedades informativas y discursos de odio.

Musk insultó incluso al presidente Luiz Inácio Lula da Silva al llamarlo “perrito de Moraes”, recordó Lefevre.

(*) Aporte de la Agencia italiana con sede en Roma Other News.

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