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viernes, 21 de junio de 2024

VIOLENCIA Y CRIMEN ORGANIZADO EN AMÉRICA LATINA


Hay más grupos criminales en la región que pelean por el control del negocio de las drogas, préstamos ilegales y armas en más zonas. Esta entrevista explica cómo ha sido la escalada de violencia.

 Por Ana María Saavedra Saavedra


Fuente: Diálogo Político

 La violencia en América Latina es uno de los grandes desafíos que enfrentan los gobernantes de esta región, la más violenta del mundo. El panorama va desde masacres, cárceles controladas por bandas delincuenciales donde se ordenan actividades criminales, ciudades militarizadas y hasta el asesinato de candidatos presidenciales.

 

En Diálogo Político (Adenauer Stiftung) analizamos esta situación junto a Steven Dudley, codirector y fundador de InSight Crime, y Lara Loaiza, investigadora de este centro de pensamiento. 

                 Lara Loaiza                   Steven Dudlwy

Grupos y drogas

 ¿Cómo entender el desborde de violencia en América Latina?

 

Lara Loaiza (LL): El crimen organizado se convierte en un factor clave para entender la violencia de América Latina. Más allá de las particularidades de cada país vemos ciertas cosas que ocurren a través de la región. El tema del narcotráfico sea cocaína o sea drogas sintéticas, es un factor conductor de violencia en varios países. También podemos ver la atomización de los grupos criminales y, entre más grupos, pelean por menos recursos en términos de control de economías criminales. Tenemos más violencia.

Steven Dudley (SD): Lo que hemos visto en varios países es un proceso de atomización de los grupos y un cambio de economías criminales, que son dos fenómenos paralelos. Hemos visto un crecimiento de grupos que subcontratan a otros grupos o se van uniendo con otros grupos criminales. Es decir, tienes un grupo de narcotráfico que se suma a un grupo de pandilleros. Un grupo está buscando entrar a las actividades criminales internacionales y el otro grupo subsiste de economías locales.

Es un fenómeno que va creciendo encima de sí mismo y tiene un efecto acumulativo. Lo hemos visto en Colombia, en Ecuador, en Honduras, en México y en partes de Brasil.  Estos grupos van creciendo como pequeños ejércitos y la forma de financiar esos ejércitos es darles cada vez más libertad e independencia. Así van entrando en pugnas entre ellos por esas economías criminales locales. No es solamente una pugna por el control de las economías grandes de cocaína o drogas sintéticas, sino que hay un crecimiento de conflictos locales.

El gota a gota

Paralelo al narcotráfico están otros delitos que van desde el “gota gota” (prestamistas), hasta el control del contrabando o el tráfico de migrantes. ¿Qué han podido identificar de estas economías ilegales?

LL: Hemos visto, por ejemplo, en Perú que el aumento de la violencia se da en parte por la pugna, por el “gota gota”. Es una economía criminal bastante grande en ese país por la extorsión, y también hay peleas por el microtráfico. Eso ocurre en Bahía, Brasil, donde hay luchas de los grupos pequeños, que están financiadas por grupos más grandes, no sólo por el control de rutas del narcotráfico, sino por el control del mercado local.

También hemos tenido disputas por las rutas de contrabando, del tráfico de migrantes, con el aumento de los flujos migratorios. Hay una economía ilegal bastante grande que mueve muchísimo dinero. Piensa, por ejemplo, la cantidad de dinero que se mueve por el Darién, entre Colombia y Panamá, o en la frontera entre México y Estados Unidos. Hay grupos que aprovechan estos movimientos para cobrar, no solo los migrantes, sino también a los grupos o a los “coyotes” que mueven a los migrantes. Hay toda una cadena de aprovechamiento criminal en estas economías.

SD: Estas economías locales ilegales se nutren de los mismos problemas que las economías locales.  El “gota gota” surge en muchos espacios porque se acaban ciertos programas gubernamentales, hay una crisis económica. Hay que ligar el surgimiento de estas economías ilegales con los fenómenos económicos que están viviendo estos países.  No es casualidad que en muchas partes de la región surjan los “gota gota” después de la pandemia.

El Tren de Aragua

 


En Insight Crime han publicado varios informes del Tren de Aragua y su presencia en varios países como Chile, Perú, Colombia. ¿Cuáles son los principales hallazgos?

LL: Identificamos que ellos aprovecharon los flujos migratorios que iban saliendo de Venezuela para expandirse a los países de Sudamérica, especialmente Perú y Chile, donde las barreras de entrada del mundo criminal no eran tan altas porque no había una criminalidad consolidada. Allí han victimizado a la población local. Entraron a dominar estos mercados criminales urbanos, que son la extorsión, el “gota a gota”, trata de personas con fines de explotación sexual y una parte del microtráfico. En países como Colombia y Ecuador, la criminalidad urbana estaba más consolidada, por lo que su entrada fue más difícil. Y en Bogotá se ha originado una ola de violencia por la disputa con otros grupos.

Ecuador y la violencia



¿Cómo Ecuador, un país con menos violencia que su vecina Colombia, terminó con una de las tasas de homicidio más altas?

LL: Ecuador fue una mezcla de varias cosas. Esto era una bomba de tiempo. Ecuador es el punto de salida del narcotráfico por el Pacífico más importante, después de Colombia. Tienes una cantidad de dinero que fluye por el tráfico de drogas y llega a grupos ilegales, como bandas pequeñas, y comienzan a generar relaciones comerciales, por decirlo de esta manera, con grupos de crimen organizado extranjeros: carteles mexicanos, albaneses y los colombianos, que les pagan por hacer el acopio y el transporte de la cocaína a través del país.

Esto les permitió evolucionar y pasar de ser pequeños grupos para convertirse en organizaciones criminales con más capacidad de reclutamiento, más armas y más dinero para corromper. Otro de los factores que llevó a esta situación es la corrupción en las fuerzas de seguridad, en el sistema judicial y en el sistema penitenciario. Y la capacidad del Estado para responder al crimen organizado disminuye y tienes un sistema penitenciario que está desbordado.

SD: Además, a partir de 2017 se cortaron programas sociales y educativos. La población de las cárceles crece de manera desbordada y dentro de las cárceles existe una diferenciación entre los de las mafias y, como llaman ellos, “los no-mafia”.

Y los que terminan controlando la situación del bajo mundo son los grupos más ligados al narcotráfico, quienes en algún momento determinado toman el control de las cárceles. Como hay un incremento del flujo de personas que van entrando y saliendo de las cárceles, esto hace que ellos tengan más control de los que están por fuera de las cárceles.

Bukele y su modelo


El discurso de mano dura que ha posicionado Nayib Bukele está siendo replicado por políticos de la región. Incluso, el presidente de Ecuador va en la misma línea.

 


SD: El Salvador es un país en el que ha se encarcelado en menos de dos años a casi el 2% de su población. Es un proceso desbordado y no tiene ningún fundamento en la Constitución salvadoreña. Ahora hay casi 80.000 personas más en las cárceles de El Salvador. 

Si miramos el caso de Ecuador, sabemos que es veinte veces más grande que El Salvador. Entonces, ¿cómo es que van a implementar la misma política? Son debates ingenuos que se escuchan en la región y que muchos políticos están intentando usar en época electoral para venderle humo a sus electores con esa idea de mano dura contra la inseguridad, que es uno de los problemas que más nos afecta.

Guerra contra las drogas

Gobernantes como AMLO reclaman que Estados Unidos tenga más contundencia en la lucha contra las drogas y otros como Petro insisten en que ese modelo ha fracasado.

LL: Es claro que no ha funcionado. La producción de cocaína está en sus máximos históricos. Hay nuevas drogas, la producción ilegal de fentanilo y el desvío de fentanilo médico es uno de los grandes problemas. Esto no deja ver que la guerra contra las drogas no ha dado frutos. En los países productores, donde se tiende a poner toda la presión se ha generado es un tema de violencia y la criminalización de los cultivos de coca no ha generado la disminución de estos.

La estrategia contra las drogas no se ha planteado en una forma en la que se ataquen toda la cadena del narcotráfico, incluyendo en los países en los que se comercializa. Y todo esto genera espacios para el crimen organizado.

 

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