Análisis de un
experto
¿POR QUÉ YA NO
IMPORTA DÓNDE ESTÁ EL ‘CALIFA’?
Por Félix Flores (*)
A medida que la
batalla por Mosul se recrudece, la
guerra de la propaganda vuelve a cobrar valor. Fuentes de la inteligencia
estadounidense e iraquí han dicho a la agencia Reuters que el líder del Estado Islámico, Abu Bakr el Bagdadí, ha
abandonado la ciudad, dejando el mando a sus comandantes más leales, y se ha
internado en el desierto.
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Sin embargo, esta
información ni afectaría a la moral de las tropas iraquíes ni es en absoluto
nueva. A pesar de las milicias chiíes PMU hicieron correr el rumor hace unos
días de que estaba en tal o cual barrio de Mosul oestre, nunca se ha contado
seriamente con la posibilidad de que el califa durmiera
abrazado a un chaleco de explosivos esperando el martirio.
.
Las fuentes de
Reuters dicen basarse en la ausencia de comunicados oficiales por parte de la
cúpula del EI –y, desde luego, de Bagdadí, que no ha dado señales de vida desde
noviembre-. Es cierto que su agencia, Amaq, no se
muestra muy activa y elude hablar de la batalla de Mosul.
.
Sus últimos
comunicados se refieren al ataque al hospital militar de Kabul, ayer, y a una
relación de sus “operaciones de martirio” en Irak y Siria durante el mes de
febrero, en la que no aparece citada Mosul específicamente sino en general la
provincia de Nínive (44 en total, con 39 coches bomba y 5 suicidas con
chalecos). Los mensajes del EI en Telegram se han reducido mucho y su presencia
en Twitter ya es marginal, con más cuentas falsas que auténticas.
Sin embargo, el EI
sigue difundiendo breves vídeos de sus operaciones militares en Mosul y acaba
de publicar el séptimo número de su revista Rumiyah (antes
llamada Dabiq). Obviamente, los yihadistas no hablan de sus
derrotas, como la pérdida del este de Mosul el pasado enero. Pero establecer
una relación entre la presencia pública de la
organización y el paradero del califa no tiene
ningún sentido.
.
De hecho, una de las pocas cosas que se
saben de El Bagdadí, desde hace tiempo, es que se mueve constantemente y con
gran discreción, y que suele comunicarse con sus lugartenientes a través de
terceras personas. Las agencias de inteligencia de Estados Unidos le buscan
utilizando incluso satélites. Si le han encontrado ya, no lo van a decir, por
supuesto.
El Bagdadí no es un jefe militar y el desierto entre Irak y Siria ya
estaba identificado como su mejor refugio
.
Uno de los mayores expertos en el
Estado Islámico, el sirio Hassan Hassan, se ha llevado las manos a la cabeza
por las revelaciones de Reuters y recordado que hace tiempo ya señaló que el
vasto y desértico territorio entre Irak y Siria era el lugar perfecto para que
El Bagdadí y sus principales se refugiaran, tal como dice ahora Reuters, entre
tribus y familias amigas. Hassan Hassan es nativo precisamente de esa región.
Otro notable experto, Charlie Winter,
del King’s College de Londres, considera que se le da demasiada importancia a
la figura del califa, sobre todo en lo que respecta a su presunto papel en la
defensa de Mosul y que nunca se contó con que estuviera al mando. Y es cierto
que Abu Bakr el Bagdadí nunca ha sido un jefe militar: para esos menesteres
tenía a ex oficiales y jefes del destruido ejército de Sadam Husein que, con el
tiempo, se han convertido en maestros de la guerra híbrida.
Irak, Estados Unidos, la coalición
entera, saben que el Estado Islámico no morirá con la reconquista de Mosul ni
con la de Raqqa en Siria, sino que seguirá martizando Bagdad con atentados y
dando golpes de mano en cualquier parte.
En realidad El Bagdadí ya importa poco, porque su organización
conservará esa capacidad -como ya ocurrió con Al Qaeda en Irak, que fue su
origen- y otro líder ocupará su lugar. Pero cuanto más se complique la batalla
de Mosul, más activa será la propaganda sobre el personaje de El Bagdadí, quien
por cierto nunca tendrá el carisma de Osama bin Laden.
(*) La Vanguardia de Barcelona
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