Por Luis Alberto Álvarez Vallejos
Los primeros 30 años de Aipef ofrecen un oportuno espacio para hablar de cómo ha evolucionado en Chile el periodismo económico, que en sus inicios abordaba nada más que la información macroeconómica y con escaso abanico de fuentes.Hoy, los periodistas económicos ya no hablan exclusivamente de macroeconomía, sino también de mercados financieros y de valores, de empresas y de todo aquello que implique movimientos de dinero en sus diversas formas.
Mi primer contacto directo con el tema ocurrió hace alrededor de 45 años cuando el entonces director de prensa de Radio Portales, Abel Esquivel, hizo una reestructuración en su equipo y a este entonces novel reportero lo asignó a cubrir noticias de economía. “Pero yo no sé de eso”, le dije.“Ya vas a aprender”, me respondió.
En esos tiempos, radios y
las agencias Orbe y UPI, que entregaban servicios de noticias locales a medios
de prensa de todo el país, asignaban ya a periodistas a cubrir específicamente
temas de economía, al igual que los diarios más relevantes, como El Mercurio,
La Tercera y La Segunda.
Casi recién comenzando mi
carrera, caí de un día para otro en La Ruca, aquella oficina del piso 12 del
Ministerio de Hacienda, donde cada mañana se congregaban los periodistas del
sector económico para concertar entrevistas o transmitir sus notas en los tres
teléfonos de disco que habían sido puestos a disposición de la prensa.
Era extraño el nombre -La
Ruca- y era en recuerdo del “Ruca Vergara”, como se conocía a Roberto Vergara,
Triministro de Hacienda, Comercio y Minería del gobierno de Jorge Alessandri.
Él creó esta oficina, que en los años 2000 fue trasladada al primer piso del
edificio de Teatinos 120.
Los lectores jóvenes me van
a perdonar la lista que viene a continuación, pero en La Ruca me encontré con
notables colegas que serán siempre parte de la historia del periodismo
económico, partiendo por la inigualable e inolvidable Manola Robles, de Radio
Cooperativa.
Puedo olvidar algunos (y
que me excusen si leen esto), pero estaban Roberto Meza y Alberto Luengo, que
se ahí pasaron a ser subjefes de redacción de El Mercurio. Conocí a Lina
Castañeda, amiga de siempre y aun plenamente vigente como periodista en El Mercurio;
las marisas, como llamábamos a Marisa Araya y Maritza Latorre; Felidor
Contreras; René Aguilar, Aguilucho y su voz esforzada; Nelson Soza y sus muchas
solicitudes de entrevistas con negativas que lo irritaban; Carlos Pin Pon
Silva; Gabriela Piderit; Juan Domingo Ramírez; René Lillo; Osvaldo Cifuentes;
Luz Márquez de la Plata; Francisca Lira; Andres Saíz y Mauricio Bustamante. Una
mención especial a Manuel Salgado, que tenía un espacio en el noticiario de
Canal 13 donde fue pionero en hablar de economía en lenguaje fácil. Era
frecuente verlo llegar a La Ruca, con su cojera producto de un pie más corto
para anticiparnos varias veces noticias que había conseguido con sus múltiples
contactos.
En fin. No era fácil hacer
periodismo económico. Ministros, subsecretarios y jefes de servicio no eran
fáciles de contactar, aunque algunos se caracterizaron por entender muy bien el
rol de la prensa, como Sergio de la Cuadra, Luis Escobar Cerda o Rolf Luders.
Hablamos de tiempos en que
contrastar opiniones o puntos de vista era una quimera. Las autoridades
hablaban sólo cuando querían decir algo y no las veces que la prensa quisiera.
No existían, como hoy, equipos de prensa o jefes de comunicaciones, sino más
bien relacionadores públicos que entregaban comunicados, citaban a conferencias
de prensa u otorgaban una que otra entrevista.
Los empresarios hablaban
solo a través de sus dirigentes, como Ernesto Ayala, de la Sofofa, o Domingo
Arteaga, de la CPC, Rafael Cumsille del comercio detallista y el histriónico
Domingo Durán, de los agricultores.
Los periodistas nos íbamos
formando en estos temas asistiendo a seminarios o en breves cursos, como los
que alguna vez organizaron las facultades de economía de las universidades
Católica y de Chile, o con lecturas múltiples.
Hay muchas historias que se
pueden contar de esos años, que fueron impulso para todo cuanto vino después
para el periodismo económico.
Alvaro Bardón, que era
socio de Gémines, partió con informes económicos en El Mercurio, en lo que
resultó ser la semilla de Economía y Negocios, que Joaquín Lavín y un equipo de
entusiastas periodistas transformaron luego en un cuerpo especializado en el
tema.
Hasta entonces, las
noticias de economía que reporteábamos principalmente la Lina Castañeda y yo
-en los años de la devaluación del peso que terminó derivando en la crisis
financiera del año 83- iban en el Cuerpo C. Joaquín y su equipo estaban más
centrados en los efectos financieros o los resultados terribles que iban
teniendo las empresas que iban yéndose a la quiebra.
René Jáuregui tuvo la idea
de crear un diario especializado en economía y con Roberto Meza, Mario
Vack-Flores, Enrique Contreras y Osvaldo Cifuentes dieron vida al Diario
Financiero.
Ya existía en ese entonces
el semanario Estrategia, luego convertido en diario y años más tarde nació
Pulso, primero como diario y luego como suplemento de La Tercera.
Roberto Saa comenzó con sus
peras y manzanas en Radio Cooperativa y luego llevó su segmento a la
televisión, abriendo así un espacio a la información de economía en la
pantalla grande. Cristián Pino hizo lo mismo en Canal 13, Andrés Vial en 24
Horas y Nicolás Paut en CNN.
Personalmente y después de
mi paso por El Mercurio, en los años 80 creamos en Reuters un servicio local de
noticias económicas y financieras, con datos de tasas de interés bancarias en
tiempo real. Todo muy precario en comparación con las sofisticadas plataformas
actuales. Pronto tuvimos la competencia de El Mercurio On Line (luego
convertido en Emol) y Bloomberg.
En este camino, llegué a
ser subdirector del Diario Financiero, cuando el director Roberto Pulido, aún
daba batalla a la enfermedad que se lo llevó en plena vigencia, y años más
tarde, aterricé en el Banco Central, donde tuve un contacto cotidiano y fluido
con colegas del mundo de la economía, que había sido y era mi mundo.
Todo esto que relato surge
sólo de mi propia memoria, porque quizás falta una historia más precisa de la
evolución que ha tenido el periodismo económico en la prensa tradicional.
Las empresas comenzaron a
aparecer en la prensa con gradualidad. En los años ´90, varias tuvieron que
abrir abundante información para emitir ADR´s en Estados Unidos y la
Superintendencia de Valores comenzó a hacer públicas las fichas de resultados
trimestrales. Así se fue desarrollando el periodismo de empresa.
Hoy, los periodistas de
economía van especializándose cada vez más. Están los de microeconomía, los
financieros y los de empresas, por ejemplo. Pero también los hay de minería,
energía, retail o mercados financieros, entre varios otros rubros específicos.
Siempre me ha llamado la
atención la distancia que se percibe entre el periodismo económico y el
periodismo político, como si fueran mundos extraños entre sí, aunque hay cada
vez mas periodistas que deben ir al Congreso o a La Moneda para reportear anuncios
o debates que tendrán consecuencia en la evolución económica o de empresas.
Más me llama la atención la
abundancia de periodistas que opinan con fluidez sobre hechos políticos versus
la bien escasa presencia de colegas que hacen comentarios de economía. Estos
comentarios son patrimonio casi exclusivo de economistas o académicos, que
muchas veces son parte de instituciones financieras o de gremios empresariales.
¿Hace esto al periodismo
económico más débil? No, creo que es exactamente al revés, porque pone al
periodismo económico en la dimensión más clara de nuestra profesión: informar
de hechos específicos, lo que exige rigurosidad y actualización permanente en
temas que son de alto contenido técnico. Una imprecisión periodística (por
ejemplo escribir “bajar” en vez de “subir” tasas de interés), puede significar
movimientos relevantes de dinero antes de la respectiva aclaración.
Por eso el rol que ha
asumido Aipef como gremio promotor de la formación y capacitación de
periodistas es absolutamente clave para mantener el nivel y prestigio que ha
alcanzado el periodismo económico en Chile.
Los medios especializados
tienen, por su parte, la enorme responsabilidad de dar todas las facilidades
posibles para contar con equipos debidamente capacitados en los temas que
publican, porque así hacen un aporte fundamental al bienestar de las personas.
Versión para medios alemanes que siguen a KRADIARIO
AIPEF: 30 Jahre Leben und 50 Jahre Wirtschaftsjournalismus
Von Luis Alberto Álvarez Vallejos
Die ersten 30 Jahre von Aipef bieten eine gute Gelegenheit, die Entwicklung des Wirtschaftsjournalismus in Chile zu beleuchten. In seinen Anfängen konzentrierte er sich ausschließlich auf makroökonomische Informationen und nutzte nur wenige Quellen. Heute berichten Wirtschaftsjournalisten nicht mehr nur über Makroökonomie, sondern auch über Finanz- und Aktienmärkte, Unternehmen und alles, was mit Geldflüssen in seinen verschiedenen Formen zu tun hat.
Meine erste direkte Begegnung mit dem Thema fand vor etwa 45 Jahren statt, als Abel Esquivel, damals Nachrichtenchef von Radio Portales, sein Team umstrukturierte und mir, einem damals noch unerfahrenen Reporter, die Aufgabe über Wirtschaftsthemen übertrug. „Aber ich kenne mich damit überhaupt nicht aus“, sagte ich zu ihm. „Das wirst du noch lernen“, antwortete er.
Zu dieser Zeit beauftragten bereits Radiosender und die Nachrichtenagenturen Orbe und UPI, die lokale Nachrichtendienste für Medien im ganzen Land anboten, Journalisten speziell mit der Berichterstattung über wirtschaftliche Themen, ebenso wie die wichtigsten Zeitungen, etwa El Mercurio, La Tercera und La Segunda.
Fast zu Beginn meiner Karriere fand ich mich plötzlich in La Ruca wieder, jenem Büro im 12. Stock des Finanzministeriums, wo sich jeden Morgen Journalisten aus dem Wirtschaftsbereich versammelten, um Interviews zu vereinbaren oder ihre Notizen über die drei Wählscheibentelefone zu übermitteln, die der Presse zur Verfügung gestellt worden waren.
Der Name war ungewöhnlich – La Ruca – und eine Hommage an „Ruca Vergara“, wie Roberto Vergara, Minister für Finanzen, Handel und Bergbau in der Regierung von Jorge Alessandri, genannt wurde. Er hatte dieses Büro gegründet, das in den 2000er Jahren in den ersten Stock des Gebäudes in der Teatinos 120 verlegt wurde.
Jüngere Leser werden mir die folgende Liste verzeihen müssen, aber bei La Ruca lernte ich bemerkenswerte Kollegen kennen, die für immer Teil der Geschichte des Wirtschaftsjournalismus sein werden, allen voran die unvergleichliche und unvergessliche Manola Robles von Radio Cooperativa.
Ich vergesse vielleicht einige (und bitte verzeihen Sie mir, wenn sie das lesen), aber es gab Roberto Meza und Alberto Luengo, die später stellvertretende Redakteure bei El Mercurio wurden. Ich traf Lina Castañeda, eine lebenslange Freundin und immer noch eine sehr aktive Journalistin bei El Mercurio; die Marisas, wie wir Marisa Araya und Maritza Latorre nannten; Felidor Contreras; René Aguilar, Spitzname „Aguilucho“ (Kleiner Adler), mit seiner angespannten Stimme; Nelson Soza und seine vielen Interviewanfragen, die ihn durch Ablehnungen irritierten; Carlos „Pin Pon“ Silva; Gabriela Piderit; Juan Domingo Ramírez; René Lillo; Osvaldo Cifuentes; Luz Márquez de la Plata; Francisca Lira; Andrés Saíz; und Mauricio Bustamante. Besondere Erwähnung verdient Manuel Salgado, der in der Nachrichtensendung von Kanal 13 eine eigene Rubrik hatte und dort als Pionier die Wirtschaftswissenschaften verständlich erklärte. Man sah ihn oft in La Ruca ankommen, trotz seines Hinkens aufgrund eines kürzeren Fußes, um Neuigkeiten zu verkünden, die er über seine zahlreichen Kontakte erhalten hatte.
Kurz gesagt, es war nicht einfach, Wirtschaftsjournalismus zu betreiben. Minister, Staatssekretäre und Abteilungsleiter waren schwer zu erreichen, obwohl einige dafür bekannt waren, die Rolle der Presse sehr gut zu verstehen, wie beispielsweise Sergio de la Cuadra, Luis Escobar Cerda und Rolf Lüders.
Wir sprechen von einer Zeit, in der der Vergleich von Meinungen und Standpunkten noch undenkbar war. Behörden äußerten sich nur, wenn sie etwas sagen wollten, und nicht so oft, wie es die Presse wünschte. Es gab keine Presseteams oder Kommunikationsdirektoren wie heute; stattdessen gab es PR-Beauftragte, die Pressemitteilungen herausgaben, Pressekonferenzen einberiefen oder gelegentlich Interviews gaben.
Die Geschäftsleute sprachen nur durch ihre Anführer, wie etwa Ernesto Ayala von Sofofa, Domingo Arteaga von der CPC, Rafael Cumsille vom Einzelhandel und den theatralischen Domingo Durán von den Bauern.
Wir Journalisten haben uns diese Themen durch den Besuch von Seminaren oder Kurzlehrgängen angeeignet, wie sie beispielsweise von den wirtschaftswissenschaftlichen Fakultäten der katholischen und chilenischen Universitäten angeboten wurden, oder durch umfangreiche Lektüre.
Aus jenen Jahren lassen sich viele Geschichten erzählen, die den Anstoß für alles gaben, was später im Wirtschaftsjournalismus kam.
Alvaro Bardón, der Partner bei Gémines war, begann mit Wirtschaftsberichten in El Mercurio, was sich als Keimzelle von Economía y Negocios herausstellte, die Joaquín Lavín und ein Team enthusiastischer Journalisten später zu einer spezialisierten Publikation zu diesem Thema ausbauten.
Bis dahin wurden die Wirtschaftsnachrichten, über die Lina Castañeda und ich hauptsächlich berichteten – während der Jahre der Peso-Abwertung, die schließlich zur Finanzkrise von 1983 führte –, in der Rubrik C veröffentlicht. Joaquín und sein Team konzentrierten sich mehr auf die finanziellen Auswirkungen oder die schrecklichen Ergebnisse, die Unternehmen durch den Konkurs erlitten.
René Jáuregui hatte die Idee, eine auf Wirtschaft spezialisierte Zeitung zu gründen, und zusammen mit Roberto Meza, Mario Vack-Flores, Enrique Contreras und Osvaldo Cifuentes erweckten sie das Diario Financiero zum Leben.
Zu dieser Zeit existierte bereits die Wochenzeitung Estrategia, die später zur Tageszeitung wurde, und Jahre später entstand Pulso, zunächst als Tageszeitung und dann als Beilage zu La Tercera.
Roberto Saa begann mit seinem Segment „Birnen und Äpfel“ bei Radio Cooperativa und brachte es dann ins Fernsehen, wodurch er Raum für Wirtschaftsnachrichten auf dem großen Bildschirm schuf. Cristián Pino tat es ihm auf Canal 13 gleich, Andrés Vial bei 24 Horas und Nicolás Paut bei CNN.
Persönlich habe ich nach meiner Zeit bei El Mercurio in den 1980er Jahren bei Reuters einen lokalen Wirtschafts- und Finanznachrichtendienst mit Echtzeitdaten zu Bankzinsen aufgebaut. Verglichen mit den heutigen hochentwickelten Plattformen war das alles sehr rudimentär. Schon bald sahen wir uns der Konkurrenz von El Mercurio Online (später Emol) und Bloomberg ausgesetzt.
Auf diesem Weg wurde ich stellvertretender Direktor der Financial Daily, als der Direktor Roberto Pulido noch gegen die Krankheit kämpfte, die ihn in der Blüte seines Lebens dahinraffte, und Jahre später landete ich bei der Zentralbank, wo ich täglich und ungehindert Kontakt zu Kollegen aus der Welt der Wirtschaft hatte, die meine Welt gewesen war und ist.
Alles, was ich hier schildere, stammt nur aus meiner eigenen Erinnerung, denn es fehlt wohl an einer genaueren Geschichte der Entwicklung des Wirtschaftsjournalismus in der traditionellen Presse.
Nach und nach tauchten Unternehmen in der Presse auf. In den 1990er-Jahren mussten mehrere umfangreiche Informationen offenlegen, um in den USA ADRs (American Depositary Receipts) ausgeben zu können, und die US-Börsenaufsicht SEC begann, vierteljährliche Gewinnberichte zu veröffentlichen. So entwickelte sich der Unternehmensjournalismus.
Heutzutage spezialisieren sich Wirtschaftsjournalisten zunehmend. Es gibt beispielsweise solche, die über Mikroökonomie, Finanzen und Wirtschaft berichten. Aber auch solche, die sich unter anderem mit Bergbau, Energie, Einzelhandel oder Finanzmärkten befassen.
Mich hat immer die wahrgenommene Distanz zwischen Wirtschaftsjournalismus und politischem Journalismus beeindruckt, als wären es völlig unterschiedliche Welten, obwohl immer mehr Journalisten in den Kongress oder zu La Moneda gehen müssen, um über Ankündigungen oder Debatten zu berichten, die Auswirkungen auf die wirtschaftliche oder geschäftliche Entwicklung haben werden.
Was mich am meisten beeindruckt, ist die Vielzahl an Journalisten, die sich fließend zu politischen Ereignissen äußern, im Gegensatz zu der sehr geringen Anzahl an Kollegen, die Wirtschaftskommentare abgeben. Solche Kommentare sind fast ausschließlich das Gebiet von Ökonomen oder Akademikern, die häufig Finanzinstitutionen oder Wirtschaftsverbänden angehören.
Schwächt das den Wirtschaftsjournalismus? Nein, ich denke, es ist genau das Gegenteil, denn es rückt den Wirtschaftsjournalismus in den Mittelpunkt unserer Profession: die Berichterstattung über konkrete Fakten. Das erfordert Genauigkeit und ständige Aktualisierung bei hochtechnischen Themen. Ein journalistischer Fehler (zum Beispiel die Angabe von „niedrigeren“ statt „höheren“ Zinssätzen) kann erhebliche Geldmengenbewegungen nach sich ziehen, bevor die Korrektur erfolgt.
Deshalb ist die Rolle, die Aipef als Berufsverband zur Förderung der Ausbildung und Weiterbildung von Journalisten übernommen hat, von entscheidender Bedeutung für die Aufrechterhaltung des Niveaus und des Prestiges, das der Wirtschaftsjournalismus in Chile erreicht hat.
Spezialisierte Medienunternehmen tragen ihrerseits die enorme Verantwortung, alle möglichen Voraussetzungen zu schaffen, um sicherzustellen, dass ihre Teams in den von ihnen veröffentlichten Themen angemessen geschult sind, denn dadurch leisten sie einen grundlegenden Beitrag zum Wohlergehen der Menschen.