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domingo, 2 de mayo de 2010

Legionarios y Opus Dei

CONOZCAMOS ALGO MAS DEL FUNDAMENTALISMO EN LA IGLESIA CATÓLICA

Por Walter Krohne

Los Legionarios de Cristo  forman una Congregación que ordena sacerdotes y, en este sentido, se diferencian del movimiento Opus Dei que es una Prelatura dependiente directamente del Papa y que está orgánicamente estructurada por pastores y fieles laicos (hombres y mujeres que son mayoría) encabezados por un Prelado.

No ha sido fácil comprender a este tipo de movimientos u organizaciones de la Iglesia Católica que, aparte de expresar su adoración a Dios, son consideradas entidades elitistas concentradas en ciertos niveles sociales, como los más exitosos desde el punto de vista económico, especialmente en el mundo de los negocios, cuyos representantes hacen elevados aportes que benefician a la Iglesia Católica mundial.

Pero aparte de esta peculiar relación con la “crème de la crème” de las sociedades en los países, cuesta comprender  la poca transparencia que manifiestan estas comunidades en sus acciones y tareas cotidianas. Parecen entidades secretas, cuyos “agentes” andan por el mundo bendiciendo a quienes están dispuestos a donar dinero o bienes. Esto es sólo una apreciación que domina a muchos, pero lo más seguro es que no coincida plenamente con la realidad.

No faltan aquellos que definen a estas entidades fundamentalistas como una especie de “masonería católica”, porque los que están al margen de ellas no llegan a enterarse de lo que hacen, no conocen tampoco sus objetivos inmediatos o a largo plazo y no saben quiénes pertenecen a ellas. Esto último es también a veces un secreto o sus integrantes o miembros tratan de que así sea.

En el caso de los Legionarios se trata de una Congregación religiosa de derecho pontificio, fundada en 1941. Tiene como misión la extensión del Reino de Cristo en la sociedad según las exigencias de la justicia y caridad cristianas, y en estrecha colaboración con los pastores y los programas pastorales de cada diócesis. Hoy cuenta con más de 800 sacerdotes y 2.500 seminaristas mayores y menores. Tiene casas establecidas en 22 países.

Algunos filósofos o pensadores, entre ellos Gabriel Sanhueza, han intentado hallar una explicación  para el cambio que se ha producido en el mundo católico como es la revalorización del dinero y de la capacidad de generar riqueza, lo que antes era mirado despectivamente.

Esta puede ser una contradicción frente a la vida de Cristo, pero hay también otras. El ex jesuita Renato Hevia, refiriéndose al Opus Dei, opinó en una oportunidad que éste “tiene una obsesión por lo sexual, pero una ceguera total frente a lo social. Por ser esencialmente individualista, calza muy bien con el pensamiento neoliberal”.

La tendencia de adhesión de las elites a estos grupos religiosos se explicaba,  hasta antes de estallar el escándalo en los Legionarios por la conducta sexual de su fundador Marcial Maciel, en una búsqueda de “certidumbre y de apego a ciertos marcos normativos” que no son garantizados por el proceso modernizador, vertiginoso y acelerado que vive hoy el mundo (ver libro Las dos caras de la Libertad de Expresión en Chile, 2005 de Walter Krohne).

Esto mismo es visto por otros analistas como una forma de santificar lo que los empresarios hacen, porque, al menos en Chile, ellos no olvidan la reacción de alivio de sus familias tras el golpe militar de 1973 que "impidió que el marxismo los borrara como clase social".

Los Legionarios, igual que el Opus Dei, insisten en que la transformación de la sociedad debe partir desde la clase dirigente y uno de los postulados básicos es formar a los hombres que forjarán "el futuro". En este contexto, la educación es esencial.

La visión existente del Opus Dei tiene dos definiciones: 1.- Los seguidores se disponen a asumir un compromiso de búsqueda de la santificación a través del trabajo como también la aceptación de una forma de vida que involucre fielmente  los principios cristianos todos los días. 2.- Los detractores opinan que se trata de un movimiento elitista, ultraconservador, sectario y secreto.

A esto último, la respuesta del Opus Dei es que “la mejor manera de llegar a todos es entrar por las personas que van a tener una mayor injerencia en las vidas del resto, los llamados constructores de la sociedad”.

Pero además, los críticos,  advierten que el Opus Dei está transformando a la Iglesia en una moderna empresa capitalista y pone el acento en “la santificación del trabajo” favoreciendo el culto del triunfo material y el reino del capitalismo liberal.

Explican los críticos que hoy “una nebulosa de sociedades, bancos y fundaciones, dirigidas anónimamente por miembros del Opus Dei, domina parte de este mundo”. Así también utilizan con habilidad los medios de comunicación para defender la posición de la Iglesia Católica frente a temas valóricos, lo que financian con aportes de empresas cooperadoras.

El derrumbe del socialismo y la implantación del “capitalismo salvaje” terminaron también con la Teología de la Liberación en América Latina  (dirigida a ayudar a los más pobres y desvalidos) a la que el Opus Dei le dio la espalda.

El Opus Dei tiene más de medio siglo de vida en Chile, período en el cual se ha expandido considerablemente, estimándose en unos 3.000 los actuales miembros activos (entre sacerdotes, numerarios, supernumerarios y agregados), aunque los simpatizantes y cooperadores superan los 25.000.

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