7-2-2014-KRADIARIO-
Nº886
HAY QUE ACTUAR A TIEMPO
Bolivia en la mente de algunos políticos
Por Camilo Escalona
Soy consciente que abogar por una solución al tema de la salida al mar de
Bolivia no resulta popular. Para muchos de mis colegas “políticos” es mucho más
fácil deslizarse por el suave tobogán de decir las cosas como quieren ser
escuchadas, no caer en renuncios “quemándose” con ideas o sugerencias que
apuntan a decisiones impopulares.
Muchos de
quienes así se comportan entienden que esa es la “política ciudadana”, es
decir, estar bajo el calorcito de las frases que gustan al hombre de la calle y
flotar indefinidamente, por siempre, sin mayores complicaciones gozando del
status de gran señor.
Pero así no se defiende el interés nacional ni se fortalece la democracia.
Así no se conducen ni orientan los grandes desafíos que enfrenta toda sociedad.
He manifestado
que como país debiésemos enfrentar con resolución y claridad el tema de la
salida al mar de Bolivia porque así lo aconseja la perspectiva estratégica de
Chile como nación.
Mi posición arranca de un compromiso absoluto con la paz y la seguridad del
país, valores esenciales con los que no se puede jugar ni tampoco
improvisar.Vivimos en una sociedad global y quienes todavía lo dudan tienen en
el mismísimo fallo de la Corte de la Haya una ratificación elocuente de ello.
La controversia entre Colombia y Nicaragua, las conversaciones que buscan
una solución a la tragedia de Siria, la propia situación de medio oriente en su
conjunto, los acuerdo con Irán de la comunidad Internacional, la realización de
la reciente CELAC en la Habana, en un hecho sin precedentes indican la
vitalidad del escenario global.
El país que quiera vivir aislado no podrá hacerlo, aquel que lo dude debe
recordar a Sadam Hussein y si algo se pudiese conseguir con una posición
estratégica de aislamiento sólo será un paréntesis por breve tiempo que
prontamente acabará, como lo intentó y fracasó en ese propósito el régimen del
Apartheid en Sudáfrica.
Chile si se
mantiene inmóvil, si no es capaz de actuar a tiempo con una propuesta realista
y constructiva irá paulatinamente debilitando su propia ascendencia y autoridad
en un tema delicado y sensible para la comunidad internacional.
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Es más fácil refugiarse en la arrogancia verbal que operar con realismo
político. De hecho en una bencinera un señor me dijo ”na´de mar pa’ Bolivia”,
muy bien le respondí, esperemos entonces un resultado que tenga un mayor costo
y se tenga que acatar a regañadientes.
Chile puede fortalecer su posición internacional y “blindar” su soberanía,
sobre la base de la propuesta de Charaña, es decir, de una franja territorial
para Bolivia que se extienda a lo largo de la línea de la Concordia, desde la
cordillera hasta el mar y que puede ser cedida, evitando que el país quede
“cortado” como sería con un pasadizo en cualquier otro punto geográfico del norte.
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Para ello tendría que suscribirse un pacto de amistad y alianza a
perpetuidad entre ambas naciones, que entregaría a las generaciones futuras una
patria con una solidez que pocos Estados pueden tener.
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Avanzaríamos decisivamente en el gran objetivo de la paz y seguridad para
Chile, que por sobre cualquier retórica es el gran sentido, el fundamento
esencial de una política de Estado que resguarde eficientemente la defensa del
país y la soberanía nacional.
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Sabemos que una solución de esta naturaleza no se resuelve de un día para
otro. Algunos dirán que es inviable. Para abrirle paso se necesita convicción y
tenacidad, sin olvidar que por su propia fortaleza, ésta alternativa requiere
tiempo para que vaya cobrando viabilidad y, además, deberá ser capaz de lograr
que el propio Perú concurra a la misma, aunque se ha mostrado completamente
renuente y contrario a ella.
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Precisamente
por lo mismo la estrategia de Chile no debe favorecer las intenciones peruanas
excluyéndolo o exonerándolo de toda responsabilidad o costo frente a la
comunidad internacional. Una propuesta pública, realista, de
buena voluntad y con perspectiva de futuro logrará modificar la posición a la
defensiva para Chile “como mal vecino” con lo que hasta la fecha se está
presentando este tema en los diferentes escenarios del mundo global.
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Nada más importante
que dejar para el futuro una paz consolidada y una patria con una posición de
una incontrovertible seguridad y con peso en la comunidad internacional que
sería de una potente y decisiva legitimidad.
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