Por Hugo Latorre Fuenzalida

Este dilema del monumento del general Baquedano, que se pinta de rojo un día y de negó en la madrugada, impone una reflexión urgente. ¿habrá otro color que refleje el futuro del país de manera más razonable y armoniosa o permaneceremos enfrascados en estos colores del pasado? Ojalá no terminemos como Carlos X, destronado en sus ímpetus totalistas o como Julien Sorel, decapitado por jugar entre dos aguas del poder.

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