El presidente Trump usó su primera gran gira
internacional para mostrar su estrategia para restablecer el orden global:
pragmatismo y prioridad de los intereses propios por encima de valores como la
defensa de la democracia y los derechos humanos.
El
presidente Donald Trump aprovechó el primer gran viaje al extranjero de su
segundo mandato para mostrar una visión para restaurar la estabilidad global
basada en el pragmatismo y el interés propio, más que en los valores,
presentando los vínculos de
Estados Unidos con los países ricos del Golfo como modelo para sus antiguos
enemigos.
Su
visita de cuatro días a Arabia Saudita, Catar y Emiratos Árabes Unidos, que
finalizó este viernes, puso de relieve el enfoque
transaccional de Trump en materia de política exterior, al ser agasajado por
gobernantes autócratas con tres opulentas visitas de Estado en las que se hizo
gran hincapié en las alianzas económicas y de seguridad.
El
viaje se desarrolló en un contexto de persistentes
conflictos, como los de Gaza y Ucrania, que evidenciaron los límites de su
influencia. Sin embargo, Trump insistió en que estaba pasando página del
"intervencionismo" estadounidense en la región al avanzar
hacia el reconocimiento del nuevo gobierno
en Siria
por primera vez e instar a Irán a entablar conversaciones nucleares
antes de que sea demasiado tarde.
Los
viajes presidenciales al Medio Oriente suelen incluir al menos algunos llamados públicos a los gobiernos
autoritarios para que mejoren sus esfuerzos en materia de derechos humanos.
No en este caso, ya que Trump celebró sus acuerdos comerciales con la realeza
del Golfo y admiró su riqueza.
Trump
recorrió los palacios de mármol y oro de los gobernantes del Golfo y los
calificó de "perfectos" y "muy difíciles de comprar".
Elogió las "maravillas relucientes" del horizonte de Arabia Saudita.
Y se quejó del "mucho menos impresionante" Air Force One.
Las insólitas imágenes de la visita de Trump a Arabia
Saudita
En
sus declaraciones en una conferencia de negocios VIP en Riad, Trump se esforzó
por distanciarse de las acciones de administraciones anteriores, de aquellos
días en que decía que los funcionarios estadounidenses volaban "en
hermosos aviones, dándote lecciones sobre cómo vivir y cómo gobernar tus
propios asuntos".
Los defensores de los derechos humanos interpretaron
esto como una promesa de no intervención, renunciando a parte de la presión que los
presidentes estadounidenses anteriores han ejercido sobre sus socios en
diversos grados para que alivien las detenciones, la represión de críticos y
otros problemas.
"Es
un apoyo absoluto a la monarquía absoluta", declaró el exiliado saudí
Abdullah Alaoudh. Su padre, un clérigo saudí con amplios seguidores allí, se
encuentra encarcelado en el reino.
Algunos
defensores de los derechos humanos afirmaron que funcionarios de Trump les
dieron garantías privadas de que la administración estaba trabajando en nombre
de los estadounidenses detenidos y de los defensores de los derechos humanos.
Tommy Pigott, portavoz adjunto del Departamento de Estado, se negó a confirmar
si Trump planteó estas u otras cuestiones de derechos humanos en las
conversaciones con la realeza del Golfo.
Putin
hasido el “pato cojo”
Mientras
Trump se encontraba en Medio Oriente, Vladimir Putin optó por no
participar en las conversaciones de paz directas con el ucraniano Volodymyr Zelensky,
a pesar de los enérgicos llamamientos del presidente estadounidense para que se
reunieran cara a cara.
Trump
ha estado presionando a Putin y Zelensky para que actúen con mayor rapidez y
pongan fin a la ardua guerra de Rusia en Ucrania.
Pero
tras quedar claro que Putin no asistiría a las conversaciones en Turquía, Trump
insistió en que siempre supo que era muy probable que el ruso no se presentara.
Balance final de Trump
"Este
ha sido un viaje increíble", declaró Trump a la prensa, mientras el Air Force
One estaba a punto de aterrizar en Catar. "Hemos recaudado
billones de dólares en inversiones para nuestro país". Poco después,
estimó la cifra de los acuerdos comerciales en US$4 billones.
Ese
dato es aproximadamente el doble del producto interior bruto combinado
de Arabia Saudí, Catar y los Emiratos Árabes Unidos, lo que significa que
cualquier inversión anunciada probablemente se acumularía a lo largo de varios
años, si es que llega.
Boeing
confirmó que la compra de sus aviones 787 y 777X por parte de Catar por 96.000
millones de dólares fue el mayor pedido de 787 y aviones de fuselaje ancho en
la historia de la compañía. Trump afirmó con entusiasmo que se trataba de "el
mayor pedido de aviones en la historia, creo, de la aviación, ciertamente
de ese tamaño".
Trump
también se excedió al criticar duramente el historial económico de su
predecesor, el demócrata Joe Biden, llegando a declarar: "Los días de
miseria económica bajo la última administración están dando paso rápidamente a
la mayor economía de la historia del mundo".