Por Walter Krohne

El 60% de las comunas del país (son 346) descartaron las dos propuestas constitucionales que se hicieron tanto en 1922 como en 2023. Es decir, algo están diciendo los electores en Chile o que no quieren una nueva Constitución o que no los obliguen más a ir votar por una nueva Carta o simplemente porque tener o no una nueva Constitución les da lo mismo.

Un total de 207 comunas rechazaron en 2022 y votaron también en contra (rechazo) en 2023 los respetivos proyectos de nueva Constitución para-Chile, el primero redactado por una comisión mayoritaria de izquierda y el segundo redactado por una comisión mayoritaria de derecha. Y antes durante el gobierno de Michelle Bachelet se redactó otro proyecto que por razones que nadie sabe fue archivado y borrado de la historia.

Esto significa que ambas ocasiones de rechazó indican que el problema chileno no está en la Carta Magna sino en la clase política global que no resuelve los problemas del país, situación que nos está llevando por un sendero futuro peligroso y difícil. El tema de los desacuerdos entre la izquierda y la derecha, y, además, dentro de un sistema multipartidista como el actual, hunde todas las posibilidades del país para salir del charco. Ojalá que con estas dos experiencias pueda comenzar a vislumbrarse un cambio en Chile.

El tema no es de Constitución o constituyente sino de buenas leyes políticas. Si el gobierno con buenos ministros y negociadores se pusiera a trabajar con los parlamentarios, con todos: oficialistas y opositores, pero con el corazón bien puesto en Chile y los chilenos, la situación sería diferente. En la politología se ha dicho por qué una nueva Constitución debe incluir participación ciudadana mucho más allá de un plebiscito. Esto porque los políticos están tan desprestigiados que no sé si sería posible, a través de los canales tradicionales, generar la legitimidad de una Asamblea Constituyente”.

¿Cuánto tiempo estamos esperando una regulación de las pensiones, un acuerdo fiscal, una solución para las graves crisis de la salud y educación?

Esto porque se aprecia un nivel muy bajo de la política que no está al alcance y no resuelve los grandes problemas del país. La lectura de estos resultados se caracteriza por el rechazo más absoluto a todo lo que se le quiere imponer a los chilenos. Seguramente hubo muchos votantes que llegaron a las urnas sin haberse leído siquiera los proyectos rechazados. En todo esto algo tiene que ver también con la obligatoriedad del voto. Parece cierto que el chileno es reacio a la obligatoriedad. Antes los electores no estaban obligados a ir a votar pero. entonces, era como una fiesta con reuniones posteriores de familiares y amigos y con asados y vino tinto en el jardín de las casas para esperar los resultados. Hoy todo ha cambiado. Todos esperan solos mirando el celular y no se conversa ni se comenta.

En los resultados de los plebiscitos de ayer y el del año 2022, hubo un remezón importante para la clase política en general (derecha e izquierda incluidos). La deficiencia de esta gestión gubernamental y parlamentaria ha terminado legitimando finalmente la Constitución de Pinochet, que por muchos años ha sido «odiada y rechazada», especialmente por los comunistas.

All presidente Gabriel Boric le ha tocado la peor parte: un doble rechazo para una Constitución vigente que él tanto criticó y quiso cambiar.

El empresario José Yuraszeck escribió en Cartas al director del diario El Mercurio que, en un ámbito conciliatorio, luego que por segunda vez la ciudadanía rechazara claramente la idea de cambiar la constitución de 1980 propuso bautizarla como «la Constitución de los cinco generales, los cuatro de la junta de gobierno más el «general Lagos» (refiriéndose al expresidente Ricardo Lagos Escobar quien reformó el texto original de Pinochet).

El resultado final actual: A Favor 44,24% En contra: 55,76%