Tras caer la diferencia de votos en más de 20.000 sufragios para quedar en 515 votos (entre las dos candidaturas derechistas), Honduras vive unas elecciones generales con unos resultados cerrados que mantienen al país en una expectativa "política realmente extraña".El candidato Nasry Asfura, apoyado por el presidente estadounidense Donald Trump, y su rival Salvador Nasralla, ambos de derecha, mantienen este lunes una cerrada lucha por el triunfo en las elecciones presidenciales de Honduras. Ambos se encuentran en un “empate técnico”, informó el Consejo Nacional Electoral (CNE)
Asfura aventaja a su rival por apenas 515 votos, lo que significa un “empate técnico”, señaló la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Ana Paola Hall, tras el escrutinio del 57% de las actas de votación.
El sitio web oficial del CNE de Honduras dejó de funcionar desde el mediodía de este lunes, justo en medio del escrutinio.
Los comicios han estado marcados por la amenaza de Trump de recortar la ayuda al empobrecido país centroamericano si no gana la elección Asfura, y dejan en un lejano tercer lugar a la oficialista de izquierda Rixi Moncada (partido Libre).
A partir de ahora - se dijo oficialmente- comenzará el escrutinio manual para conocer al ganador de los comicios, que marcaron un giro a la derecha en Honduras, uno de los países más pobres y violentos de Latinoamérica.
Los comicios celebrados este domingo estuvieron marcados por la permanente amenaza de Trump de recortar la ayuda si Asfura no es declarado ganador absoluto de los comicios. Además el mandatario estadounidense exije que la candidata oficialista de izquierda Rixi Moncada, de 60 años, (Partido Libre) quede en un tercer lugar. Los hondureños han participado en las elecciones generales en un ambiente de elevada atención internacional. En vísperas de los comicios, Trump advirtió que Washington no “malgastará” recursos en Honduras si no resultaba vencedor Asfura, conocido por los hondureños como “Papi a la orden”.
Nasralla ha dicho que confía en ponerse a la cabeza del conteo cuando ingresen resultados de algunas provincias. “Es imposible determinar al ganador con los datos que tenemos”, aseguró el analista político Carlos Cálix.
En las elecciones de este país con historial de fraudes y golpes de Estado, los hondureños decidían si renovaban la confianza de su primer gobierno de izquierda o seguían los pasos de Bolivia y Argentina, cuyo presidente Javier Milei también respaldó a Asfura.
“Que (el ganador) trate de pensar en el país lejos de sus propios beneficios y (...) lo miro más allá que una bolsa de dinero que saquear”, declaró a la agencia francesas de noticias AFP el influyenmte el dirigente del comercio Michelle Pineda, de 38 años de edad
Irrumpiendo al final de la campaña, Trump dijo que “Tito” Asfura es el “único amigo de la libertad”, y que si éste perdía la elección, Honduras quedaría bajo control del presidente venezolano, Nicolás Maduro, y “sus narcoterroristas”.
A Moncada la calificó de “comunista”, y a Nasralla de “casi comunista” por haber formado parte del actual gobierno de izquierda, con el que luego rompió.
Trump fue más lejos el viernes último al anunciar que indultará al expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, quien gobernó con el PN (Partido Naciuonal) de 2014 a 2022, y desde 2024 cumple una condena de 45 años de cárcel por delitos de narcotráfico en EE UU.
La izquierdista denunció este domingo que el perdón al “capo de la droga hondureñá” fue “tramitado” por las élites locales hondureñas.
La polarización que marcó estos comicios es secuela del golpe de Estado de 2009 contra el presidente Manuel Zelaya, esposo de Xiomara Castro, actual presidenta. Su esposo fue derrocado por la derecha al acercarse a Venezuela.
Con el propósito único de complacer a Washington, Asfura y Nasralla prometieron acercarse a Taiwán, luego de que la presidenta Castro restableciera las relaciones con China en 2023.
Ocupados en atacarse, los candidatos apenas abordaron las angustias de los hondureños.
“Necesitamos más seguridad. No hay empleo y la gente busca oportunidades en otros países”, se quejó Francis Rodas, ama de casa de 29 años, en un barrio capitalino.
Honduras es un país ultradependiente de Estados Unidos, con 60% de sus 11 millones de habitantes en la pobreza y un 27% de su PIB alimentado por las remesas de los migrantes.
Manuel Orozco, analista de Diálogo Interamericano, comentó a la AFP que el gran desafío del próximo gobierno es el empleo, con la informalidad ya en 70%.
En uno de los países más violentos del continente y cuyas instituciones han sido infiltradas por el narcotráfico, las elecciones transcurrieron bajo un estado de excepción parcial impuesto por la presidenta Castro en 2022.
Valeria Vásquez, de Control Risks, citó también como reto subsanar la “debilidad” de unas instituciones politizadas y el control que tiene el gobierno sobre la fiscalía y las fuerzas armadas.

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