Por Hugo Latorre Fuenzalida
Deseo plantear ciertas
precisiones antes de ahondar en el tema de Venezuela y el petróleo:
Chávez
rescató los precios del petróleo luego de una década de precios deprimidos.
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Cávez abusó de una
política asistencialista, aprovechando los altos precios del petróleo.
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La crisis
actual de los precios del petróleo no se pueden achacar a las políticas de
Chávez.
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Creo o sospecho que
la formación de una sociedad anónima petrolera administradas por los militares
tiene una explicación estratégica para los bolivarianos.
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Sabemos
que al sistema democrático anterior a Chávez, es decir las administraciones
derivadas del Pacto de Punto Fijo, le toco vivir la abundancia petrolera de los
70, momento en que se nacionalizaron las empresas energéticas, acuñando grandes
recursos en favor del Estado; pero también le tocó vivir cerca de una década de
precios bajos, no sólo en el campo de los combustibles sino que también
en los sectores del hierro y el aluminio, dos sectores en que los venezolanos
invirtieron fuertemente para, justamente, compensar las variabilidades de los
precios petroleros.
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En esa
baja de los precios internacionales del petróleo -por más de una década- produce
la gran crisis del modelo socialdemócrata y socialcristiano de administración
desarrollista, expresado en dos intentos de golpes de estado, el levantamiento
social de Caracas y una explosión de marginalidad urbana y de penetración del
narcotráfico, aliado a una delincuencia sumamente mortífera.
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Es decir,
que en tiempos de la vieja democracia también se vivió una crisis disolutiva y
tremendamente peligrosa de la sociedad y no es un fenómeno exclusivo de la
experiencia chavista.
He
señalado en artículos anteriores que el gran mérito de Chávez fue el de volver
a elevar los precios del petróleo gracias a un acuerdo con los países de la
OPEP, lo que se tradujo en una política acelerada de
asistencia
económica social para reducir los niveles de pobreza y marginalidad que iban
afectando a cerca del 65% de la población.
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Es cierto
también que sumado a los precios alcanzados, gracias a los acuerdos de la OPEP,
Chávez tuvo la fortuna de vivir los tiempos en que los asiáticos hicieron subir
la demanda energética a niveles espectaculares. El gran error de Chávez, en
este tiempo, se traduce en profundizar la política asistencialista, no sólo
hacia adentro sino que también con varios países que el comandante consideraba
aliados estratégicos de su propia revolución bolivariana: Cuba, Argentina,
Bolivia, Nicaragüa, etc.
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Como no
desarrolló una política de crecimiento productivo, se vio en la obligación de
subsidiar, con los precios bajos del petróleo consumido internamente, la
elevación de los precios de los alimentos importados, cuya inflación se venía
generando desde mediados de los años 90, justamente por el incremento de la
demanda alimenticia de Asia.
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Además,
con estas políticas de emergencia y dada la vocación estatizante del régimen,
se inhibió la inversión y la producción privada, que se sintió amenazada en
todos sus frentes por las medidas coercitivas de la burocracia bolivariana.
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Por su
parte, Chávez intervino PEDEVESA a comienzo de los 2000 (2002-2003), porque a
pesar del alza de los precios del petróleo, al gobierno le estaba
llegando menos dinero que el que se suponía, y esto-se descubrió por
entonces- se debía a que en la comercialización y gestión de PEDEVESA se habían
enquistados operadores y empresas que se apropiaban de los excedente de manera
exorbitada. Algo parecido a lo que viene pasando en CODELCO con las empresas de
subcontratación, de asociación con inversionistas extranjeros y con los
operadores de ventas a futuro y de gestión en el mercado paralelo.
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Esta
política acertada de Chávez, de rescatar a PEDEVESA de manos de las mafias
intermediarias y ejecutivas, vino a ser desmejorada por la incapacidad de
gestionar a la industria con criterio de escasez y con nivel de ejecución
internacional. De esta manera Chávez fue dejando morir la “gallinita de los huevos
del oro negro”. De esta forma, de los 2,400 millones de barriles que se
producen diariamente, se consumen 500 mil barriles diarios en el mercado
nacional, a precios inferiores a los costos de producción, y se entregan a
ciertos países otros 900 mil barriles a precios muy bajos y en condiciones de
pago que son un albur.
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Por su puesto que los resultados salen a la vista
cuando nuevamente los precios internacionales del petróleo bajan a niveles
tales que superan los costos de producción del barril de petróleo por parte de
PEDEVESA.
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Concluyo
con esto que respecto del petróleo, Chávez tuvo intenciones acertadas pero
resultados deplorables, justamente por creer que Dios, Venezuela y el Petróleo
constituyen una Trinidad bendita, cuyo alianza es tan sagrada como la del
pueblo hebreo.
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También
el Lucifer ideológico pudo tener éxito con Chávez, justamente en tiempos en que
se pensaba que esas artimañas ya las había dejado de lado, ese Ángel
rebelde, justamente por fracasadas e inoficiosas. Son artimañas fracasadas porque
no estamos en los tiempos del imperio de las ideologías totalistas ni
totalitarias; más bien hemos entrado al reino del ocaso de las ideologías y del
triunfo “Del único y su propiedad”, es decir del individualismo subjetivista,
autonomista, posmoderno y light. Es decir del hombre insolidario, que no está
ni ahí con nada que no sea su particular interés y su poder de consumo
ilimitado.
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Ahora, el
traspaso de la conducción de los destinos del petróleo a los militares,
constituyendo una sociedad anónima de responsabilidad institucional en las
fuerzas armadas y ya no en el gobierno, representa una estrategia para
proteger a PEDEVESA de las deudas adquiridas y segundo, para protegerla de las
posibles políticas privatizadoras que la nueva generación de políticos
puedan implementar en el futuro (no bolivariano) para intentar, con políticas
privatizadoras y transnacionalizadoras, recuperar el crecimiento y la inversión
en una economía que está llegando a las puertas del colapso.
En Chile
sucedió algo parecido cuando una parte de las FF.AA. se opuso a privatizar
CODELCO, y de esa forma se pudo mantener incólume dentro de la marea
privatizadora del régimen de Pinochet y la derecha, hasta que llegó la
Concertación a terminar de privatizar el área minera, de manera suicida e
irracional.
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De esta manera Chávez fue dejando morir la “gallinita de los huevos
del oro negro”. De los 2,400 millones de barriles que se
producen diariamente, se consumen 500 mil barriles diarios en el mercado
nacional, a precios inferiores a los costos de producción, y se entregan a
ciertos países otros 900 mil barriles a precios muy bajos y en condiciones de
pago que son un albur. Por su puesto que los resultados salen a la vista
cuando nuevamente los precios internacionales del petróleo bajan a niveles
tales que superan los costos de producción del barril de petróleo por parte de
PEDEVESA.
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