Por Camilo Escalona
Presidente del Senado
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De este modo, se toma una actitud desde un estado de ánimo
en que se mezcla rebeldía con desencanto. El efecto final es la no
participación, una modalidad de abstención.
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Los sostenedores del sistema binomenal, gente de frío
cálculo electoral, incluyen en sus deliberaciones la certeza que se genera este
efecto, saben que el rechazo al binominal provoca ese repudio en amplios
sectores de votantes. Así lo esperan.
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Para ellos mientras menos personas concurran a las urnas,
mayor será el peso de sus designios mercantilistas y autoritarios. Resulta
obvio que la movilización de sus adeptos, aquel “voto duro” que manejan
repartiendo farándula mezclada con paquetes de fideos o arroz, desatando
promesas populistas sin escrúpulos y motivando sus círculos de fanáticos
integristas, rendirá mas dividendos, en la misma proporción que más escasos
sean los participantes en las respectivas elecciones.
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De forma que el “abstencionismo”, es decir, esta opción de
no votar viene a ser una ayuda, involuntaria pero objetiva, a la perpetuación
del binominal.
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No cabe duda que el factor fundamental para desplomar este
maquiavélico instrumento de sobre representación electoral de la derecha, en
particular, la UDI, serán millones de chilenas y chilenos que vayan a votar,
que se hagan presente y que anulen con su voluntad cívica la perversa situación
que se ha generado en el ámbito institucional, en que la minoría del país, con
un respaldo cercano al tercio del electorado se queda con la mitad de los
electos al Congreso Nacional y adquiere poder de veto a través de dicha
distorsión de la representación; en ese momento, la derecha consigue lo que
busca, imponerse ilegítimamente en el curso del trámite legislativo.
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Como se ha dicho tantas veces, el binominal es un traje a la
medida de concepciones autoritarias, pero ha sido eficaz en ese propósito y, lo
peor, es acentuar su capacidad perversa restándose de participar en las urnas.
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Hay que esperar nuevamente que la UDI movilice toda la
fuerza de su presión política dentro del gobierno para asfixiar cualquier
propósito de cambio del binominal y someter al partido Renovación Nacional a
esa voluntad perpetuación.
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En consecuencia, no hay que evadirse del desafío, hay que ir
a votar, esa decisión es el más poderoso abrelatas para terminar con esta
deformación institucional que distorsiona completamente la realidad democrática
de nuestro país. Para que la derecha no siga imponiendo el veto de una sobre
representación enteramente injustificada, anacrónica y autoritaria.
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