domingo, 28 de septiembre de 2025

MICHELLE, CANDIDATA - POR MARTIN POBLETE

En el marco de su presencia durante la Asamblea General de Naciones Unidas, el Presidente Gabriel Boric lanzó la candidatura de la ex-Presidenta Michelle Bachelet Jeria a la posición de Secretaria General de esa organización; en apariencia, iniciativa personal de Boric, tras la cual debe asumirse el apoyo del Gobierno de Chile.  

No es la mejor manera de presentar la postulación al  más importante cargo de una entidad intergubernamental, cuestión de revisar cómo llegó ahí el actual incumbente.

La candidatura del portugués  Antonio Guterres (actual secretario general)  fue presentada por el gobierno de Portugal, previo apoyo unánime de todos los partidos políticos representados en el Parlamento, a lo anterior siguió el apoyo de la Unión Europea, seguido por el de Estados Unidos y Gran Bretaña; y Francia en su condición de integrante de la UE, Guterres partió con el apoyo de tres de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, organismo del cual emana la recomendación a la Asamblea General.

Por otra parte, Michelle Bachelet parte solamente con el apoyo del gobierno de Chile y su Presidente Gabriel Boric. 

Habría consenso en que esta vez le tocara a Latinoamérica y el Caribe, escenario que de partida se ve difícil llegar a tener el apoyo unánime del grupo regional, tal cual lo tuvo Guterres de la Unión Europea; hay ya dos candidaturas latinoamericanas, la de la costarricense Rebeca Grynspan, economista  y actual secretaria general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD); y la del argentino Rafael Grossi, diplomático que se desempeña como Director General del Organismo Internacional de Energía Atómica (ambos actualmente altos funcionarios de la ONU), a quienes se agrega la Primera Ministro de Barbados por el Caribe de habla inglesa Mia Mottley. 

Sin embargo, en estos asuntos la peor diligencia es la que no se hace.   Michelle Bachelet deberá empezar por trabajar el respaldo unánime del "establishment" político chileno, tarea compleja en año de elecciones presidencial y de Congreso, pero deberá abordarla mientras más pronto mejor. 

El próximo año, cuando se decidirá este asunto, habrá en Chile posiblemente un gobierno de distinto signo ideológico y político, entonces Michelle Bachelet deberá estar por sobre el bien y el mal.  Si no consigue el apoyo inequívoco de todas las fuerzas actualmente representadas en el Congreso, la candidatura partirá débil.

Bachelet deberá concentrar su estrategia en el actual estado de Naciones Unidas que está financieramente quebrada por la enorme morosidad de la mayoría de sus miembros, solo entre China y Estados Unidos adeudan más de cuatro mil millones de dólares; la burocracia y tecnocracia han crecido excesivamente, a veces parecen estar fuera de control; peor aún, la utilidad de la organización  en un mundo muy diferente si se lo compara con el de su fundación en 1945, está siendo severamente cuestionada.  
 
A modo de táctica, en el momento de su regreso al país, debiera gestionar un par de eventos solemnes primero en el Salón de Honor de la Universidad de Chile, luego en el Salón de Honor de la Pontificia Universidad Católica, después un discurso ante el Congreso Pleno.  Buena suerte, Michelle.

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