Por Walter Krohne
Lo ocurrido el domingo no es una acción de gente civilizada. Es una cuestión de perturbados mentales. No es posible que después del incendio y posterior derrumbe de dos iglesias centenarias por encapuchados, grupos de “chilenos”, de ellos mismos, los violentistas, se abrazaran en plena vía pública para “festejar” lo “infestejable.
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