TRAGEDIAS Y ALEGRÍAS EN EL "MES DE LA PATRIA"-KRADIARIO
LOS HITOS DE SEPTIEMBRE, MES DE DOLOR Y PRIMAVERAS
El desaparecido
folklorista Raúl Gardy (Agustín Bolívar Putney era su nombre real) compuso y cantó una tonada en la que
expresaba su deseo de morir en septiembre. Sus primeros versos decían:
Sé que me voy a morir,
ojalá sea en septiembre,
para llevarme el latir
de mi cueca para siempre.
Como
la mayoría de los chilenos, Gardy pensaba que septiembre es “el Mes de la
Patria”, con fechas significativas en el calendario donde se funden tragedias y
alegrías, dolor y primaveras.
Usted
posiblemente recuerda que el viernes 4
de septiembre se cumplieron 45 años de la elección de Salvador Allende,
primer líder marxista que llegaba al poder por la vía del voto popular y no por
el camino de la revolución armada. Ese viernes –porque también era viernes en
1970- una multitud alborozada celebró el triunfo en las calles como un anticipo
de la Primavera. En los sectores conservadores de la sociedad, en cambio,
comenzó a fraguarse la insurrección frente al temor de una “dictadura
comunista”.
Pero
hubo otros “4 de septiembre” que pocos recuerdan:
El
4 de septiembre de 1964, hace 51
años, llegó a la Presidencia de la República el líder demócrata cristiano
Eduardo Frei Montalva, padre del presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Seis años
antes, en esa misma fecha de 1958, fue elegido Presidente el economista
conservador Jorge Alessandri Rodríguez y el 4 de septiembre de 1952 ganó la Presidencia el general Carlos
Ibáñez del Campo. El ciclo se cierra con el radical Gabriel González Videla,
que obtuvo el poder el 4 de septiembre
de 1946.


El domingo 7 de septiembre de 1986, hace 29 años, el general Augusto Pinochet salva ileso de un atentado en el que murieron cinco miembros de su escolta. Pinochet regresaba a Santiago desde su casa de El Melocotón, en el Cajón del Maipo, cuando quedó envuelto en la emboscada que le tendió el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). Algunos de los vehículos de la caravana fueron destruidos por las balas de los guerrilleros, pero la bazuca que debía alcanzar al automóvil del dictador… no estalló.
Horas
después, en la madrugada del lunes 8 de
septiembre y en medio del toque de queda, militares vestidos de civil
secuestran al periodista José Carrasco Tapia desde su hogar, en presencia de su
familia. La misma acción repiten con el electricista Felipe Rivera, el
publicista Abraham Muskablit y el profesor Gastón Vidaurrázaga. Los cuerpos de
los cuatro secuestrados, miembros de organizaciones de izquierda, aparecen
ametrallados en diferentes puntos de Santiago como represalia por el atentado
de la víspera.

En
otro martes 11, pero en el año 2000,
comandos árabes del grupo Al Qaeda derriban con dos aviones llenos de pasajeros
las Torres Gemelas de Nueva York,. El atentado deja una secuela de 3.000
muertos.
Y
hay un tercer “11”. Es el día en que el cacique Michimalonco, al frente de
8.000 mapuches, incendió Santiago el domingo
11 de septiembre de 1541. Cuenta la leyenda que, para responder al ataque,
doña Inés de Suárez decapitó con una espada a seis indios prisioneros e hizo
lanzar sus cabezas a los mapuches, que sólo entonces decidieron replegarse.

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