jueves, 15 de marzo de 2012

"PRIMAVERA ÁRABE" EN SIRIA CUMPLIÓ UN AÑO CON UN SALDO CERCANO A LOS 10.000 MUERTOS

Un año cumplió hoy la “primavera árabe” en Siria sin que la comunidad internacional haya podido lograr una solución política y pacífica para evitar la guerra civil que ya prácticamente ha estallado.

El 15 de marzo de 2011, miles de sirios se concentraron en las principales ciudades del país en respuesta a la convocatoria por Facebook de un 'Día de la Ira' para reivindicar el derrocamiento de la "tiranía" y la anulación del estado de emergencia.

Pese a esa misma ley, que desde 1963 impide la convocatoria de manifestaciones públicas, las protestas continuaron, sobre todo en la ciudad meridional de Deraa, donde murieron en esos primeros días decenas de personas por disparos de las fuerzas de seguridad.

En su primera reacción a finales de marzo, el presidente Bashar Asad (foto derecha) denunció "una conspiración" contra su país y asumió una serie de pasos reformistas, como la derogación de la ley de emergencia y la concesión de la nacionalidad siria a una parte de los habitantes de origen kurdo.

El régimen sirio utilizó desde entonces el pretexto de "la conspiración extranjera" y de la existencia de "grupos terroristas" en su territorio para justificar sus acciones represivas.

Hasta ahora se estima a nivel de Naciones Unidas que el número de víctimas fatales llega a 7.500, pero fuentes opositoras señalan que éstas superan las 10.000.

Las manifestaciones continúan en la gran mayoría de las provincias del país pese a la brutalidad del régimen sirio.

En paralelo con las protestas, representantes de una gran parte de la oposición siria celebraron consultas durante semanas en Estambul y anunciaron, el pasado 23 de agosto, la creación del Consejo Nacional Sirio (CNS), que se convirtió en el organismo más representativo de la revolución a nivel internacional.

El presidente del CNS, Burhan Galion, consideró que se pueden extraer dos lecciones de estos doce meses: "La brutalidad del régimen de Asad y la valentía del pueblo sirio", informó la agencia efe.

Reconoció que existen "complicaciones internacionales y regionales" que hay que superar, e insistió en que la victoria es "inevitable" porque al régimen actual no le queda ningún pilar ético, político o estratégico para mantenerse.

Según Galion, Asad está intentando "por todos los medios" de provocar un conflicto sectario entre las diferentes comunidades que cohabitan en Siria, con el fin de frustrar la revolución.

La familia Asad pertenece a la minoría alauí, una secta del chiísmo, mientras que la mayoría del país forma parte de la comunidad suní, aunque Siria es desde hace siglos un crisol de religiones y etnias, donde también viven cristianos, kurdos o drusos.

Torturas en Siria
Mientras los países occidentales reclaman de forma abierta la renuncia de Asad y la apertura de una transición (con medidas como sanciones económicas), los aliados del régimen como Rusia o China han bloqueado cada iniciativa presentada en el Consejo de Seguridad de condena a Siria.

Ante este 'statu quo' y la escalada de la violencia, la ONU y la Liga Árabe decidieron mandar al ex secretario general de Naciones Unidas Kofi Annan como enviado especial a Siria, después de que la organización panárabe retirase en enero a sus observadores y presentase un plan de transición que fue rechazado por el régimen, misión que también ha fracasado en su gestión.

La mayor preocupación es ahora mismo evitar que el conflicto derive en una guerra civil abierta, algo que el 'número dos' del Ejército Libre Sirio (ELS), el coronel Malek Kurdi, que opera desde Turquía, cree que sólo se podrá impedir con "una intervención militar internacional". El ELS es comandado por el coronel disidente Riad al Asad.

Por el momento, los países occidentales se han mostrado remisos a intervenir con sus ejércitos en Siria por las posibles repercusiones políticas y solo estados árabes como Catar o Arabia Saudí se han mostrado favorables a la opción militar.

Kurdi explicó a la agencia Efe que el ELS, "junto a todas las fuerzas de la oposición, desean que haya una intervención militar internacional en Siria para salvar al mundo de ese régimen asesino".

A lo largo de los doce meses de insurrección, relata Kurdi, el ELS ha realizado avances sobre el terreno y se ha desplegado en las zonas donde se celebran las protestas, pese a una capacidad logística limitada para cumplir con su papel, que es el de "la protección de las protestas pacíficas".

Kurdi agregó que todavía hay grandes carencias en la organización y en el armamento por falta de financiamiento, que se limita a las donaciones de empresarios y voluntarios sirios.

Ayer, el CNS firmó un acuerdo con el ELS para financiar las actividades de los soldados rebeldes.

Pese a que una nueva Constitución -que entre otras cosas acabó con el monopolio del partido Al Baaz- entró en vigor el 27 de febrero y que se han anunciado elecciones legislativas para el próximo 7 de mayo, las protestas continúan pidiendo la caída de un régimen que cada día actúa con más brutalidad contra los civiles.

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