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viernes, 1 de octubre de 2010

Ecuador: Bajo una tensa calma el país se recupera de la intentona golpista

Ecuador, especialmente Quito, amaneció hoy con una tensa calma. Mientras la rebelión policial-militar se daba por terminada, el ambiente urbano era de una fuerte militarización en las plazas y calles.

Tropas de las Fuerzas Armadas iniciaron hoy labores policiales en sustitución de agentes que hasta ayer se encontraban en una huelga rebelde, aunque un buen número de ellos comenzó a reintegrarse hoy a sus labores en los distintos cuarteles.

Paralelamente, el comandante de la Policía de Ecuador, Freddy Martínez, presentó hoy su renuncia tras la sublevación de ayer que dejó un saldo oficial de 2 muertos y 37 heridos.

Así lo confirmó el general Florencio Ruiz, jefe del Estado Mayor de la Policía, en una entrevista concedida a la cadena Teleamazonas. Él reemplazará temporalmente a Martínez en la Comandancia General.

Policías de todo el país protestaron el jueves en rechazo a una reforma legal que les corta beneficios económicos y retuvieron por varias horas al presidente Rafael Correa en un hospital, un hecho inédito en la nación que fue rechazado por la comunidad internacional.

En un impresionante operativo, militares ingresaron al hospital policial, situado en el norte de Quito, y se enfrentaron a tiros con manifestantes de la policía.

La calma observada por el diario El Comercio de Quito

Los pitos de los policías de Tránsito volvieron a sonar esta mañana en las calles de Quito, escribió el diario El Comercio de Quito. Esa es una de las evidencias de que los miembros de la Policía se reincorporaron a sus actividades tras un día de violentas protestas.

En las calles del Centro Histórico ya se vio desde las primeras horas de hoy a uniformados luciendo los chalecos fosforecentes, que identifican a los policías de Tránsito.

También se puede ver a agentes recorriendo las calles en motos y patrulleros.

En el Regimiento de Policía Quito 2, ubicado en las calles Mejía y Montúfar (Centro Histórico) también empezaron a salir los uniformados a pie o en patrulleros.

No obstante, las agencias bancarias y varios negocios del Centro de Quito atienden con sus puertas a medio abrir.

El rescate presidencial

Tres autos y decenas de militares llegaron por la calle García Moreno a las puertas del Palacio Presidencial. Eran las 21:33. Siete minutos antes, el Jefe de Estado había abandonado el Hospital de la Policía, luego del implacable operativo militar que dio fin a lo que él llamó “un secuestro de más de siete horas”.

Los cientos de simpatizantes del Gobierno, que permanecían en la Plaza Grande en señal de respaldo, no tuvieron tiempo de alcanzar a la caravana que trajo de vuelta a Rafael Correa, agregó El Comercio.

Con escudos plásticos, la escolta del Mandatario se abrió camino para acceder a la cochera. De fondo, por alto parlantes sonaba la canción Patria.

A su llegada al Palacio, el primero en abrazarlo fue el alcalde de Quito, Augusto Barrera y uno por uno, los ministros le mostraban su afectó, júbilo y solidaridad.

“Este ha sido el día más triste de mi vida y el día más triste de este Gobierno, por la infamia de los conspiradores de siempre”, comentó el Mandatario en tono enérgico. “Maltrataron, secuestraron al Presidente y para liberarlo han caído hermanos ecuatorianos”.

En su eufórico discurso no hubo espacio para la autocrítica. Correa no se refirió a la forma en la que su gobierno ha manejado políticamente el trámite del veto a la Ley de Servicio Público, que despertó la ira de la tropa de la Policía y de un sector de las FF.AA. Tampoco, si fue imprudente su inesperada visita al Regimiento Quito, en horas de la mañana y en medio de la convalecencia de su operación.

Correa aseguró a sus simpatizantes que “jamás aceptamos negociar nada”. “Bajo presión nada, bajo el diálogo todo”.

En su discurso culpó a gente cercana al ex presidente Lucio Gutiérrez de la crisis de ayer que fue “un intento de golpe de Estado”. Los simpatizantes en la Plaza Grada gritaron duras consignas en contra de Gutiérrez. Correa dijo que no habrá perdón para los pocos policías que planificaron la revuelta y que trabajará para la institución.

Editores rechazan clima de inestabilidad

La Asociación Ecuatoriana de Editores de Periódicos (AEDEP) rechaza el clima de inestabilidad institucional producido a partir del reclamo de la fuerza pública ante el veto presidencial que supuestamente elimina estímulos económicos para policías y militares.

En una democracia, cualquier reivindicación debe tramitarse dentro del respeto a las instancias legales y de un indispensable clima de tranquilidad, más todavía si el reclamo viene de un sector subordinado al poder civil.

A la vez, la AEDEP quiere dejar sentada su protesta por los ataques de los que fueron víctimas los periodistas de distintos medios durante la cobertura de los acontecimientos, y sobre todo por la decisión gubernamental de obligar a todos los medios audiovisuales a plegar a una cadena nacional “indefinida e ininterrumpida”, pues al amparo del estado de excepción se ha impedido a la ciudadanía tener otras versiones de los hechos que no sean los oficiales.

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